Su Fundamento

Reflejos del Reino

Es imposible explicar y comprender las parábolas del reino, sin un conocimiento previo del Antiguo Testamento.

Abraham recibió las promesas y los pactos de Dios, luego sobre Isaac y después Jacob/Israel.

Genesis 12:7,

“Entonces el SEÑOR se apareció a Abram y le dijo: “A tu descendencia daré esta tierra”. Y allí edificó un altar al Señor que se le había aparecido.

Cuando Abram salió de su teritorio hacia la tierra que Dios prometió mostrarle, “salió sin saber adónde iba” (Hebreos 11:8). Después que Abram llegó a la tierra que Dios quería mostrarle, Dios anunció que le daría esta tierra a sus descendientes. A medida que Abram obedeció y creció en fe, Dios continuó revelándole las bendiciones que él y sus descendientes recibirían.

Genesis 13:14-17,

14 Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. 15 Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre. 16 Y haré tu descendencia como el polvo de la tierra; que si alguno puede contar el polvo de la tierra, también tu descendencia será contada. 17 Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré.

Dios había prometido bendecir a Abram, y esto pronto se hizo evidente debido a la riqueza personal de Abram. Añadiendo a lo que había dicho anteriormente, Dios ahora le dijo a  Abram que su descendencia sería numerosa y que le daría esta tierra y a su descendencia para siempre. 

La Promesa de Una Descendencia Numerosa 

Génesis 15:4-6,18,

4 Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará. 5 Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

18 En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates;

En respuesta a la declaración de Abram de que no tenía hijos y que un siervo era su heredero, Dios le dijo a Abram que su propio hijo sería su heredero y que a través de este niño y de las generaciones posteriores, sus descendientes llegarían a ser numerosos, como las estrellas del cielo.

Un detalle significativo aquí es que Abram creía que lo que Dios había prometido realmente se cumpliría. Nuevamente, Dios repite Su promesa de darle la tierra a los descendientes de Abram, esta vez formalizando esta parte de la promesa con un pacto que incluía límites geográficos específicos.

Las promesas de Dios a Abram y Sara, que serían padre y madre de muchas naciones. Esta parte es ignorada por muchos cristianos. En Génesis 17, Dios describe la señal del pacto que hará con Abram y su descendencia. Él le da a Abram un nuevo nombre para simbolizar su destino como patriarca del pueblo escogido de Dios. La esposa de Abram, Sara también toma un nuevo nombre y una promesa.

Génesis 17:1-8, 15-16;

Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto. 2 Y pondré mi pacto entre mí y ti, y te multiplicaré en gran manera. 3 Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo: 4 He aquí mi pacto es contigo, y serás padre de muchedumbre de gentes. 5 Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. 6 Y te multiplicaré en gran manera, y haré naciones de ti, y reyes saldrán de ti. 7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti. 8 Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, toda la tierra de Canaán en heredad perpetua; y seré el Dios de ellos.

15 Dijo también Dios a Abraham: A Sarai tu mujer no la llamarás Sarai, mas Sara[a] será su nombre. 16 Y la bendeciré, y también te daré de ella hijo; sí, la bendeciré, y vendrá a ser madre de naciones; reyes de pueblos vendrán de ella.

Una gran mayoría de los estudiantes de la Biblia y muchas de las escuelas doctrinales omiten el hecho de que el Señor, al hacer este pacto, le prometió a Abraham que sería padre de más de una nación; este hecho es importantísimo para entender eventos bíblicos y pasa completamente desapercibido por la mayoría.

La tendencia general de esta enseñanza en particular es que, de todas las personas que habitan en la faz de la tierra, el pueblo judío es distintivamente el pueblo, la única nación, que se compone de la simiente de Abraham; y que ellos, y solamente ellos, son los elegidos como el pueblo escogido de Dios cuya historia nacional constituye la mayor parte de la historia y profecía bíblica. Pero esto no puede ser así, porque si Dios ha cumplido la primera promesa que hizo al padre del pueblo judío, entonces también ha hecho posible que otras naciones de la tierra a parte de los judíos se unan a ellos, y con ellos digan: “Tenemos a Abraham por padre”.

El nombre Abram está compuesto por dos palabras av y ram, y significa algo como “el padre es exaltado.” Abraham, por otro lado, como se explica en la frase: “porque (te he puesto) padre de una multitud de naciones” (Génesis 17:5). Una característica especial e importante de este pacto es que entre esta multitud de la simiente Abrahámica habrá una línea real; cuya posteridad será convertirse en los gobernantes de, al menos, algunas de estas naciones que deberán su origen aun padre común. Porque el Señor no sólo le prometió a Abraham que los reyes saldrían de sus lomos, pero cuando reiteró las promesas de su pacto a Saraí, la esposa estéril de Abraham, dijo: “Ella será madre de naciones; reyes de gente [R. V., naciones] serán de ella.”

Otra característica de este pacto es que es totalmente incondicional. Significa que El Señor ha prometido, independientemente del carácter moral o espiritual del pueblo para aumentar la posteridad del linaje Abrahámico, que, a nivel nacional, se convertirán en todo lo que promete el pacto.

Siglos después de la entrega de este pacto, cuando la posteridad Abrahámica fue bastante numerosos, y mientras todavía estaban juntos en una nación, el Señor hizo un pacto condicional con ellos; pero ellos traicionaron su fe y violaron sus condiciones especificadas. Puesto que es cierto que, en un contrato o en la condición de pactos, hay una parte primera y una parte segunda, y La ley es que, cuando cualquiera de estas partes infringe las condiciones, la otra no es responsable, ni está obligada a ese contrato.

Por ello, cuando el pueblo del pacto rompió su parte del contrato, Dios ya no estaba obligado o atado a cumplirlo, por lo tanto, fue anulado.

Hebreos 8:7-9,

Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo. Porque reprochándolos, Él dice:

Mirad que vienen días, dice el Señor,
en que[a] estableceré un nuevo pacto
con la casa de Israel y con la casa de Judá;
no como el pacto que hice con sus padres
el día que los tomé de la mano
para sacarlos de la tierra de Egipto;
porque no permanecieron en mi pacto,
y yo me desentendí de ellos, dice el Señor.

Pero en este nuevo pacto que tenemos bajo consideración, Dios ha asumido toda la responsabilidad, y sólo por su integridad debe hacer todo lo posible por su cumplimiento. Porque si bien es cierto que tanto Dios como Abraham son partes de este pacto, sabemos muy bien quién es el que se ha comprometido y de quién será la voluntad mencionada, y a quién esperar que mantenga su palabra inviolable, y quien será responsable y culpable si este pacto fracasa.

Dios también cambió el nombre de Abram a Abraham, diciendo que sería “padre de muchas naciones”, y el nombre de su esposa de Saraí a Sara, diciendo que ella sería “madre de naciones” (Génesis 17:5, 16). Aunque no parecía que Abraham y Sara alguna vez tuvieran un hijo, Dios continuó repitiendo y agregando detalles a la promesa original que le había hecho a Abraham.

Saraí es paralelo al cambio de nombre de Abram en cuanto su significado. Ambos son llamados por sus nuevos nombres, por el futuro rol que tendrían como padre y madre de muchas naciones. “Saraí” y “Sara” son formas diferentes de la misma palabra hebrea que significa “princesa/mujer de fortaleza”. 

Genesis 18:17-18,

17 Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer, 18 habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra?

El escenario de este pasaje es justo antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra por parte de Dios debido a la maldad de los habitantes de estas ciudades. Aquí vemos los pensamientos de Dios sobre sí compartir con Abraham lo que está a punto de hacer. 

Esta promesa a Abraham era extremadamente importante para Dios. Dios frecuentemente mencionó esta promesa en conversaciones con el patriarca; y aquí, aparentemente fue un factor importante para que Dios decidiera compartir con Abraham lo que planeaba hacer con estas ciudades.

Génesis 21:1-3,

21 Visitó Jehová a Sara, como había dicho, e hizo Jehová con Sara como había hablado. 2 Y Sara concibió y dio a Abraham un hijo en su vejez, en el tiempo que Dios le había dicho. 3 Y llamó Abraham el nombre de su hijo que le nació, que le dio a luz Sara, Isaac.

Dios fue fiel a su palabra. Aunque Sara ya había “pasado la edad” para tener hijos, Dios milagrosamente le permitió concebir y tener un hijo.

 Hebreos 11:11,

También por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel al que lo había prometido.12 Por lo cual también nació de uno (y este casi muerto con respecto a esto) una descendencia como las estrellas del cielo en número, e innumerable como la arena que está a la orilla del mar.

Dios le hace varias promesas a Isaac, el hijo de Abraham.

Dios le dice a Abraham que hará un pacto eterno con su hijo Isaac:

Genesis 17:19,

19 Dios dijo: “No, pero Sara, tu esposa, te dará un hijo. Llamarás su nombre Isaac. Estableceré mi pacto con él como pacto eterno para su descendencia después de él.

Dios le dice a Isaac que no fuera a Egipto, sino que se quede en la tierra que le ha prometido. Dios repite la promesa que hizo a Abraham acerca de que su descendencia o simiente, (singular, una simiente, esto es Cristo), traería bendición a todas las naciones:

Genesis 26:2-4,

Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente,

Cuando están en esclavitud en Egipto, Dios les recuerda a los israelitas que había prometido la tierra a Abraham, Isaac y Jacob:

Éxodo 6:6-8,

6 Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy JEHOVÁ; y yo os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido, y con juicios grandes; 7 y os tomaré por mi pueblo y seré vuestro Dios; y vosotros sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que os sacó de debajo de las tareas pesadas de Egipto. 8 Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad. Yo JEHOVÁ.

Antes de su muerte, Abraham cedió todo lo que tenía a Isaac. Rebeca, la esposa de Isaac, dio a luz a gemelos, llamados Esaú y Jacob. Esaú vendió su primogenitura a Jacob, y más tarde Isaac otorgó a Jacob la bendición de la primogenitura, que incluía las bendiciones del pacto de Abraham.

A la muerte de Jacob/Israel, estas bendiciones fueron divididas: El Cetro fue dado a Judá y la primogenitura fue otorgada a José y a sus dos hijos: Efraín y Manasés.  

Génesis 49:8-10,

8 Judá, te alabarán tus hermanos;

Tu mano en la cerviz de tus enemigos;

Los hijos de tu padre se inclinarán a ti.

9 Cachorro de león, Judá;

De la presa subiste, hijo mío.

Se encorvó, se echó como león,

Así como león viejo: ¿quién lo despertará?

10No será quitado el cetro de Judá,

Ni el legislador de entre sus pies,

Hasta que venga Siloh;

Y a él se congregarán los pueblos.

Jacob tenía poco que decir sobre sus primeros tres hijos, pero su cuarto hijo Judá, fue el primero en recibir una verdadera bendición. Jacob profetizó con un juego de palabras cuando dijo: a ti Judá, te alabarán tus hermanos, literalmente, significa la alabanza que alabarán tus hermanos (49:8), porque Judá significa alabanza. Él será alabanza, pero lo más importante, él será una alabanza a Dios porque esta es la tribu de la que vendría El Mesías. Debido a esto, Judá será alabado por todos sus otros hermanos.

Entonces Jacob dijo: “Tu mano, en la cerviz de tus enemigos”, señalando la superioridad y el triunfo en la guerra (Génesis 49:8).

Salmo 18:40

También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas,
y destruí a los que me odiaban.

Jacob predijo un feroz dominio del león de Judá sobre sus enemigos y sus hermanos.

Antes de que José fuese vendido a Egipto, Judá dijo a Israel: envía a Benjamín conmigo, y yo garantizare su seguridad. Podemos ver que al inicio, Judá presenta un carácter deficiente en contraste a la fe demostrada por su abuelo Abraham y su padre Israel.

Judá y Sus Tres Hijos

Genesis 38:1-5

1 Aconteció en aquel tiempo, que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a un varón adulamita que se llamaba Hira. Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y se llegó a ella. Y ella concibió, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Er. Concibió otra vez, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Onán. Y volvió a concebir, y dio a luz un hijo, y llamó su nombre Sela. Y estaba en Quezib cuando lo dio a luz. 13 Y fue dado aviso a Tamar, diciendo: He aquí tu suegro sube a Timnat a trasquilar sus ovejas. 14 Entonces se quitó ella los vestidos de su viudez, y se cubrió con un velo, y se arrebozó, y se puso a la entrada de Enaim junto al camino de Timnat; porque veía que había crecido Sela, y ella no era dada a él por mujer. 15 Y la vio Judá, y la tuvo por ramera, porque ella había cubierto su rostro. 16 Y se apartó del camino hacia ella, y le dijo: Déjame ahora llegarme a ti: pues no sabía que era su nuera; y ella dijo: ¿Qué me darás por llegarte a mí? 17 Él respondió: Yo te enviaré del ganado un cabrito de las cabras. Y ella dijo: Dame una prenda hasta que lo envíes. 18 Entonces Judá dijo: ¿Qué prenda te daré? Ella respondió: Tu sello, tu cordón, y tu báculo que tienes en tu mano. Y él se los dio, y se llegó a ella, y ella concibió de él 24 Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada. 25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta. También dijo: Mira ahora de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo. 26 Entonces Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció.

A pesar de sus carencias, el futuro de Judá fue glorioso y de una bendición al mundo. Es obvio en el relato de las escrituras que se convirtió en la tribu principal. En efecto, Judá debía ser alabado. Los descendientes de Judá serían los primeros en jerarquía.

Sus hermanos reconocerían su superioridad, tendrían victoria sobre sus enemigos, la autoridad y la administración real del trono por medio del León de la Tribu de Judá. 

Apocalipsis 5:5,

Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos.

“No será quitado el cetro de Judá, Ni el legislador de entre sus pies” (Genesis 49:10). El cetro era el símbolo de la realeza, y enfatizaba el derecho de Judá a gobernar. En su forma más original, el cetro era un bastón largo, que el rey tenía en la mano cuando hablaba públicamente, y cuando se sentaba en su trono descansaba en la base entre sus pies. Así que Dios declara que la única tribu que tendría el cetro, o el derecho a gobernar sería Judá. Todos los reyes vendrían de Judá; y cualquier rey que el SEÑOR haya designado para gobernar, debe venir de la tribu de Judá. En el futuro, este pasaje señala la Segunda venida cuando Jesús viene a establecer Su Reino por mil años. En ese tiempo, Él tendrá el derecho de gobernar, y sea suya la obediencia de los pueblos, la sumisión de todas las naciones.

Hasta que Venga Siloh

Más tarde en la historia, las tribus de Israel fueron a David y expresaron su reconocimiento de él como la persona que Dios había escogido. 

Samuel 5:1-3,

1 Entonces todas las tribus de Israel fueron a David, en Hebrón, y dijeron: Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos. 2 Ya de antes, cuando Saúl aún era rey sobre nosotros, eras tú el que guiabas a Israel en sus salidas y entradas. Y el Señor te dijo: Tú pastorearás a mi pueblo Israel, y serás príncipe sobre Israel. 3 Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey en Hebrón, y el rey David hizo un pacto con ellos en Hebrón delante del Señor; luego ungieron a David como rey sobre Israel.

El pueblo hizo la elección equivocada (por voto popular) cuando escogieron a Saúl de la tribu de Benjamín. Dios lo hizo para que ellos esperaran hasta que David, de la tribu de Judá, se coronara como rey. La tribu de la familia real de Israel era Judá, no Benjamín.

Hebreos 7:14,

14 Porque es evidente que nuestro Señor descendió[a] de Judá, una tribu de la cual Moisés no dijo nada tocante a sacerdotes.

Lucas 3:33,

33 hijo de Aminadab, hijo de Aram, hijo de Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá,

1 Crónicas 28:4,

Sin embargo, el Señor, Dios de Israel, me escogió de toda la casa de mi padre para ser rey de Israel para siempre. Porque Él escogió a Judá para ser jefe; y de la casa de Judá, la casa de mi padre; y entre los hijos de mi padre, Él se agradó de mí para hacerme rey sobre todo Israel.

El énfasis importante es que el reinado de la tribu de Judá se extendería por la eternidad, a través del reinado del Mesías. 

2 Samuel 7:13,

13 Él edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.

Jehová, explica a David que Él establecerá a uno de los descendientes de David como rey. “El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino.” 

Reposaría y alcanzaría la duración y la soberanía eterna sobre todas las naciones más allá de todo lo que podemos imaginar, en la tribu de Judá a Siloh-Mesías. El dominio de Judá debía ser perfectamente cumplido con la aparición de Siloh. El Señor Jesucristo cumplió todas estas profecías Mesiánicas. El cumplimiento de la promesa a Judá es cuando venga Siloh.

Siloh es el hombre de descanso, el dador del descanso o “portador del descanso.” La palabra Siloh podrían derivarse de la misma raíz que la palabra Salem o Shalom, que significa “reposar”. Jesús es el dador de la paz que hizo la reconciliación entre Dios y el hombre pecador por medio de Su muerte en la cruz.

¿Quién es este dador del descanso? Las Escrituras son consistentes en su énfasis en el Príncipe de Paz que da Su descanso a su pueblo. Él es el “Príncipe de Paz”. 

Isaías 9:6,

6 Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Porque si Josué les hubiera dado reposo, Dios no habría hablado de otro día después de ese.

Hebreos 4:9-11,

9 Por tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. 10 Porque el que ha entrado en su reposo, también ha reposado de sus obras, como Dios de las suyas. 11 Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.

Cristo Jesús es el descanso perfecto de Dios. Él puede darnos su perfecta paz. Debido a que hemos sido “justificados por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo”.

Hebreos 4:3,

Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo:

Por tanto, juré en mi ira,

No entrarán en mi reposo;

aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.

Cuando Jesus dijo, Terminado es, significa: que había completado el plan perfecto de Dios. Por lo tanto, no temamos, ni dudemos de sus promesas, sabiendo que él es fiel para cumplir su palabra.

Hebreos 10:23,

23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.

En nuestra próxima presentación, veremos los derechos de la primogenitura que fueron dados a José y luego a sus hijos Efrain y Manasés.

1 Crónicas 5:2,

2aunque Judá prevaleció sobre sus hermanos, y de él procedió el príncipe, los derechos de primogenitura pertenecían a José.

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