Como hemos visto, en el cuarto capítulo del evangelio de Juan vemos la famosa historia de la mujer de Samaria. Como ocurre con muchas otras partes de las Escrituras, siempre hay mucho más en esta historia de lo que aparece en su superficie. Si podemos verlo, debajo de eso se encuentra una mina de verdad espiritual e iluminación. Las joyas de verdades brillan en versos que hemos leído cientos de veces, pero hemos percibido muy poco, existe más que las palabras grabadas. Esperamos profundizar un poco más y encontrar algunas de estas joyas escondidas.
Comenzaremos con los primeros tres versos.
Juan 4:1-3,
“Cuando supo, pues, el Señor que los fariseos habían oído que Jesús hacía y bautizaba más discípulos que Juan (aunque Jesús no bautizaba, sino sus discípulos), salió de Judea y se fue otra vez a Galilea”.
Los fariseos estaban interesados en la cantidad de personas que Jesús “supuestamente” estaba bautizando. Los números eran muy importantes para ellos. El hombre carnal está interesado en los efectos externos de un ministerio. No es la cantidad de personas en una iglesia que determina su legitimad. ¿Cuántas nuevas conversiones hubo? ¿Cuántas personas se unieron a la iglesia? ¿Hubo algunas sanidades dramáticas que serían buenos “testimonios”? ¿Se interesaron algunos funcionarios locales? Y, como vemos en este pasaje, ¿cuántos fueron bautizados?
Leemos en 1 Crónicas 21:1 que Satanás se levantó contra Israel e incitó a David a censar a Israel. David cayó en esta tentación que incluso Joab, su comandante en jefe, sabía que estaba equivocada. David quería saber cuántos hombres podría reunir para sentirse seguro en el poder de sus ejércitos. Siguió el principio de Babel: “Construyámonos una ciudad, y.… hagámonos un nombre; para que no seamos esparcidos…” y de Nabucodonosor: “¿No es esta la gran Babilonia que yo he construido?” David había olvidado las palabras de su amigo Jonatán: “El Señor no se detiene para salvar con muchos o con pocos”, cuando salió solo con su escudero para derrotar a los filisteos.
1 Samuel 14:6,
6 Y Jonatán dijo al joven que llevaba su armadura: Ven y pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá el Señor obrará por nosotros, pues el Señor no está limitado a salvar con muchos o con pocos.
Había olvidado su propia experiencia cuando derrotó al gigante filisteo Goliat sin ayuda de nadie. En consecuencia, el juicio de Dios cayó sobre Israel y David tuvo que confesar: “He pecado mucho al hacer esto”.
Los fariseos estaban comparando el número de bautizados por Jesús con los bautizados por Juan el Bautista. ¿Cómo respondió Jesús a esta situación? La respuesta es sorprendente pero sencilla. Salió de Judea. Dudo que muchos evangelistas modernos hubieran pensado en esta respuesta si tuvieran el ministerio más exitoso de la ciudad. Jesús cedió el momento para evitar un conflicto de competencia y respetando el ministerio de Juan el Bautista. Posiblemente también él y sus discípulos dejaron de bautizar por completo. Al menos no hay más registros en los evangelios de que lo hicieran.
Hoy en día entre pastores e iglesias, la competencia puede convertirse rápidamente en una herramienta nociva. Reduce el reino de Dios a “mi reino”. No competimos porque queremos que el reino de Dios crezca, sino porque queremos que nuestro reino, fama y prestigio se extienda. Los aspirantes a reyes compiten entre ellos; los sirvientes no lo hacen, solamente sirven. Solo engrandece nuestra arrogancia y juicio. Los miembros de las iglesias y los líderes que compiten con otras iglesias, rara vez hablan de humildad y entrega. Sino que se vuelven arrogantes y autosuficientes religiosos. Dependiendo solo de artimañas creadas por individuos carnales que tienen un propósito, enriquecerse del pueblo de Dios.
2 Tesalonicenses 2:11,
11 Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira, 12 a fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia.
Para muchos, la mayoría de todas estas iglesias en nuestra sociedad capitalista, tienen un solo objetico: aumentar el número de feligreses hasta que sean la iglesia más grande de la ciudad.
La iglesia con mayor asistencia de personas y mejores programas es la ganadora. La mayoría de personas creen que la meta importante de las iglesias es aumentar su membrecía a través de proselitismo. Eso significa más diezmos y entrada económica para ellos.
Comparando las enseñanzas de los apóstoles, con el evangelio predicado hoy en día, descubrimos que hay un gran mundo de separación entre la luz y las tinieblas, como de la verdad y el error.
2 Pedro 2:3-5,
3 y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas. Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.
¿Podría ser que Jesús tuviera algo más en mente para la iglesia que fue comprada por sangre, y por la que murió? Si Su objetivo para la iglesia es diferente al de muchas iglesias locales e internacionales que compiten entre sí para ser la iglesia más importante de la ciudad, estado, país y el mundo; ¿Cuál es entonces la meta de Jesús para la iglesia local?
Lucas 12:13,
32 No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino.
¿Por qué se fue Jesús de judea? Quizás la gente allí no estaba preparada para su ministerio. Quizás todavía necesitaban escuchar a Juan y responder a la enseñanza fundamental sobre el arrepentimiento, antes de poder recibir lo que Jesús tenía que darles.
Notemos de paso el paréntesis del versículo 2. Pienso que eso no fue mas que un chisme. Se llama chisme a un rumor, un murmuro o una habladuría que suele difundirse de boca a boca, muchas veces con el objetivo de criticar a una persona.
Juan 4:2,
2 (aunque en realidad no era Jesús quien bautizaba, sino sus discípulos).
Pablo siguió este patrón en 1 Corintios 1:14-17,
14 Gracias a Dios que no bauticé a ninguno de ustedes, excepto a Crispo y a Gayo, 15 de modo que nadie puede decir que fue bautizado en mi nombre. 16 Bueno, también bauticé a la familia de Estéfanas; fuera de estos, no recuerdo haber bautizado a ningún otro. 17 Pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar las buenas noticias y eso sin discursos de sabiduría humana, para que la cruz de Cristo no perdiera su eficacia.
Ni Pablo ni Jesús querían ni necesitaban exaltar su propio nombre, gloria o notoriedad. Otros lo pueden hacer si así gustan. Es mucho mejor para un hombre encubrir el funcionamiento externo de su ministerio que exhibirlo para ser admirados y caer en la trampa de la fama.
2 Tesalonicenses 3:7-9,
7 Pues vosotros mismos sabéis cómo debéis seguir nuestro ejemplo, porque no obramos de manera indisciplinada entre vosotros, 8 ni comimos de balde el pan de nadie, sino que con trabajo y fatiga trabajamos día y noche a fin de no ser carga a ninguno de vosotros; 9 no porque no tengamos derecho a ello, sino para ofrecernos como modelo a vosotros a fin de que sigáis nuestro ejemplo.
Comprensión Espiritual
Entonces Jesús dejó la respetable Judea y partió hacia Galilea vía Samaria. Se sentó junto al pozo de Jacob mientras sus discípulos iban a la ciudad a comprar pan. Cuando una mujer solitaria vino a sacar agua, la escena debió parecer menos prometedora que la multitud que acababa de dejar en Judea. Rompió al menos dos reglas cuando le pidió que le diera de beber, y siguió una extraña conversación.
Quizás más que cualquiera otra parte de las escrituras, cuando se lee el evangelio de Juan, no se puede entender con la mente natural. Mejor podríamos ponerle un prólogo a Juan y a toda la Biblia con las palabras de Isaías:
Isaías 55:8-9,
8 Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.
Por cierto, tenemos palabras muy similares a estas al final del capítulo 3 de Juan e inmediatamente antes del pasaje que estamos examinando.
Juan 3:31-34,
31 El que de arriba viene, es sobre todos; el que es de la tierra, es terrenal, y cosas terrenales habla; el que viene del cielo, es sobre todos. 32 Y lo que vio y oyó, esto testifica; y nadie recibe su testimonio. 33 El que recibe su testimonio, este atestigua que Dios es veraz. 34 Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida.
Jesús era de arriba. Sus pensamientos y palabras eran los pensamientos y palabras de Dios. En la medida en que nuestra mente sea renovada y transformada por su Espíritu entenderemos lo que dijo e hizo. Si persistimos en leer las Escrituras con mentes no renovadas, las palabras frecuentemente repetidas de los evangelios quedarán escritas como epitafios en nuestras tumbas espirituales, “… y no entendieron lo que dijo”.
Jesús fue el mediador del Nuevo Pacto, así como Moisés fue el mediador del Antiguo Pacto. El Nuevo Pacto es esencialmente un pacto celestial y espiritual. El Antiguo Pacto trataba principalmente del ámbito terrenal y natural. Lo Viejo podría ser entendido por el hombre natural, pero lo Nuevo sólo puede ser entendido por personas con entendimiento espiritual.
Gálatas 3:28,
28No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús.
En el Nuevo Pacto “no hay judío ni griego… no hay varón ni mujer”, y ambas distinciones habían sido de vital importancia en el antiguo pacto. Jesús hizo caso omiso de ambos cuando comenzó a hablarle a una mujer samaritana sobre asuntos espirituales. Las distinciones naturales de lo viejo dan paso a distinciones espirituales en lo nuevo. Los verdaderos judíos son aquellos que son pueblo de Dios en espíritu y no en la carne.
Romanos 2:28-29,
28 Pues no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que se hace exteriormente en la carne; 29 sino que es judío el que lo es en lo interior, y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no viene de los hombres, sino de Dios.
Sentado junto al pozo de Jacob
Así vemos a Jesús sentado junto al pozo de Jacob cerca del monte Gerizim, lugares con profundas asociaciones espirituales del pasado. Le pide de beber a la mujer, y ella responde asombrada: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” No puede evitar las grandes divisiones naturales. Cuando ella se niega, él le ofrece beber agua viva. Esta vez ella responde con incredulidad: “No tienes con qué sacar y el pozo es profundo; ¿De dónde entonces se saca esa agua viva? ¿Eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo? La transición del pensamiento natural al espiritual es grandiosa y ella no ha entendido su significado. Luego Jesús le explica: “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, jamás tendrá sed; pero el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que salte para vida eterna”.
Qué maravilloso contraste encontramos entre las palabras de esa mujer y las de él. Ella hablaba del agua inaccesible del Antiguo Pacto que se encuentra en lo profundo del pozo, que requiere una labor pesada, ir desde la aldea y sólo está disponible para aquellos que tienen lo necesario para sacarla. Jesús habla de un nuevo suministro interno, inagotable y siempre disponible. ¡Cuántas horas agotadoras hemos pasado caminando penosamente hacia el pozo de Jacob! Un camino agotador, arduo, en medio del calor pesado del mediodía para llevar a casa un solo poquito de agua que nos permita pasar el día. Volvemos realidad ese canto muy famoso en las iglesias: “Cansado del camino”.
En el versículo 13 la mujer responde: “Señor, dame de esta agua, para que no tenga sed ni venga hasta aquí a sacarla”.Probablemente esta fue una respuesta superficial, pero Jesús tenía una respuesta. “Ve, llama a tu marido y ven aquí”. La mujer respondió: “No tengo marido”. Jesús respondió: “Bien has dicho: no tengo marido. Porque cinco maridos has tenido; y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad.
Podemos leer estas palabras en diferentes niveles. En el primer nivel eran una revelación de la vida inmoral de la mujer. También eran una manifestación del poder de Jesús y una señal para un incrédulo. Ella supo que Jesús la conocía, aunque ella no lo conocía. Ella estaba tratando con Dios, no con el hombre, y Dios estaba tratando con ella. Ella empezó a abrir su corazón y ser humilde, honesta y dispuesta a escuchar a Jesús.
En un nivel más profundo, estas palabras tienen un significado mucho más allá de su contexto original.
Isaías 54:5,
5 Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado.
El matrimonio en todas las Escrituras simboliza la relación con Dios. Es un Dios celoso y no está dispuesto a compartirnos con nadie más. Nos quiere para él. ¿Con quién o con qué estás casado? ¿Amas a tu Hacedor? ¿O amas a tu iglesia, a tu pastor o tu congregación más que a tu Dios? ¿Quiénes tienen el primer lugar en tu corazón? ¿O estás casado con tu carrera, tu trabajo o tu ministerio?
Nada ni nadie sufre cuando le das a Dios el lugar que le corresponde. Todo lo demás se acomoda fácilmente en el lugar que le corresponde después de él.
¿Qué denominación?
En el versículo 19 vemos que la conciencia de la mujer samaritana se despierta y comienza a hablar de religión. “Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
¡Cuántas veces lo hemos oído! Las interminables discusiones sobre a qué iglesia o comunidad perteneces. ¿A que iglesia vas? ¿Quién es tu cobertura? En aquellos días tampoco era nada nuevo. Los samaritanos habían adorado durante siglos en el monte Gerizim, donde mucho antes Josué había pronunciado las bendiciones sobre Israel. Los judíos habían adorado en Jerusalén, donde David había tenido su capital y Salomón había construido el templo. ¿A quién le daría Jesús su bendición? ¿A quién declararía santo? ¿Eres católico o protestante? ¿Asistes a una denominación tradicional o a una comunidad radical? ¿Estás con nosotros o contra nosotros? Debemos saber dónde adoras. Debemos asegurarnos que sí podemos tener comunión contigo.
Escuche la extraña respuesta que Jesús le dio. 21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Dios tenía algo mucho más allá que ambos lugares. Ellos habían conocido la bendición de Dios en el pasado, pero Jerusalén y Samaria eran parte de una orden perecedera.
Lo que Jesús dijo aquí fue radical. Incluso en ese entonces, durante siglos, Jerusalén había sido el centro de todas las aspiraciones y esperanzas religiosas y nacionales judías, como lo es hasta el día de hoy. Había llegado a serlo por mandato de Dios. Era el lugar donde había elegido poner su nombre. Era allí donde todo judío piadoso que podía iba tres veces al año a las grandes fiestas de Dios, no sólo por tradición humana, sino por decreto divino. Jesús estaba haciendo a un lado siglos de tradición y proclamando el fin de un orden.
Salmo 137:5,
5“Si me olvido de ti, Jerusalén, que mi diestra olvide su destreza”.
¿Jesús no conocía las Escrituras? Por supuesto que las conocía, pero entendía su significado espiritual. Él era de arriba, y hablaba las palabras de Dios, y sabía que la Jerusalén natural, visible no era más que una sombra terrenal de lo que vendría, Dios había preparado una Jerusalén Celestial, desde la realidad divina.
Jesús no consideró iguales a Samaria y Jerusalén. Él dijo claramente en el versículo 22: “Adoráis lo que no conocéis; adoramos lo que sabemos, porque la salvación viene de ENTRE los judíos”.
De la misma manera, si insistimos, no podemos considerar todas las denominaciones iguales, como parece que muchos piensan hoy en día. El protestantismo nació en un verdadero movimiento del Espíritu Santo cuando la gente buscaba la verdad de las Escrituras. El metodismo también fue un movimiento de Dios que tuvo que romper con una iglesia corrupta y descarriada. Los movimientos Pentecostales fueron restauraciones llenas de gracia y milagros para los creyentes que experimentaron verdades y experiencias que en gran medida se habían perdido desde los días de la iglesia primitiva. Como todo lo que el hombre toca lo corrompe, así sucedió con muchas denominaciones. Pentecostés es un ámbito leudado de acuerdo a la palabra de Dios, por lo tanto, es incapaz de producir verdaderos hijos de Dios.
Había tres días festivos principales: la Pascua, Pentecostés y los ocho días de los Tabernáculos.
La Pascua se celebraba el día 14 del primer mes (Abib) en la primavera,
La ofrenda de la gavilla mecida siempre caía en un día más tarde conocido como domingo por el calendario romano. Era el primer día de una cuenta regresiva de 50 días para Pentecostés. Encontramos esta fiesta descrita cuidadosamente en las palabras de Moisés a Israel en Levítico 23:15-17;
15 Contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que trajisteis la gavilla de la ofrenda mecida; contaréis siete semanas completas. 16 Contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo día de reposo; entonces presentaréis una ofrenda de espiga tierna al Señor.
17 Traeréis de vuestras moradas dos panes para ofrenda mecida, hechos de dos décimas de un efa; serán de flor de harina, amasados con levadura, como primeros frutos al Señor.
En la fiesta de Pentecostés, el sumo sacerdote debía ofrecer a Dios las primicias de la cosecha de trigo. A modo de contraste, la Pascua se había celebrado como el primer día de los “panes sin levadura”, en el que todos los israelitas sacaban la levadura de sus casas durante una semana. El domingo después de la Pascua, la ofrenda de la gavilla mecida de cebada se ofrecía a Dios sin levadura. Esto significa que aquellos que son justificados por la fe en la sangre del cordero son imputados justos, porque la justicia de Cristo los hace legalmente perfectos.
Pero siete semanas más tarde, en Pentecostés, la ofrenda pentecostal debía contener levadura para mostrarnos una verdad muy importante acerca de la unción pentecostal que el Nuevo Testamento llama, el bautismo del Espíritu Santo. Nos dice que la santificación es un proceso en el que todavía estamos “leudados”. En nuestras vidas actuales, todavía somos imperfectos, a pesar de que hemos sido atribuidos justos por la sangre del Cordero.
Levítico 2:11,
11 Ninguna ofrenda de cereal que ofrezcáis al Señor será hecha con levadura, porque no quemaréis ninguna levadura ni ninguna miel como ofrenda encendida para el Señor.
La única razón por la que la ofrenda leudada de Pentecostés podía ser ofrecida a Dios era porque ya había sido cocida en el fuego para detener la acción de la levadura. Del mismo modo, para que nuestra experiencia de ofrenda leudada sea aceptable a Dios es si presentamos nuestros cuerpos como “sacrificios vivos” a Dios.
Romanos 12:1,
Por consiguiente, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, que es vuestro culto racional.
Tomó una medida específica de trigo y coció dos panes con levadura. Este pequeño detalle prepara el escenario para entender la naturaleza de Pentecostés, particularmente sus limitaciones en nuestras propias vidas.
La segunda fiesta importante del calendario israelita era Pentecostés o la Fiesta de las Semanas (Shavuot en hebreo). La “fiesta de las semanas” es más exactamente la fiesta de las siete semanas, porque comenzando el día después de la Pascua, los israelitas contaban cuarenta y nueve días, y luego comenzaban la celebración de la fiesta de las semanas al día siguiente.
Levítico 23:15-16,
15 Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla (manojo de trigo) de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. 16 Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo[b] contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová.
Éxodo 12:19-20,
“Por siete días no habrá levadura en vuestras casas; porque cualquiera que coma {algo} leudado, esa persona será cortada de la congregación de Israel, ya {sea} extranjero o nativo del país. “No comeréis nada leudado; en todo lugar donde habitéis comeréis panes sin levadura.”
Debido a que esta festividad caía en el quincuagésimo día después de la Pascua, o la Fiesta de las Semanas, también fue llamada “Pentecostés”.
Levitico 23:17,
17 Traeréis de vuestras moradas dos panes para ofrenda mecida, hechos de dos décimas de un efa; serán de flor de harina, amasados con levadura, como primeros frutos al Señor.
El Cumplimiento de la Fiesta de Pentecostés
Hechos 2:1,
1Cuando llegó (Y al cumplirse) el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar.
Sin embargo, Jesús esperaba un nuevo orden.
Juan 4:23-24,
23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque ciertamente a los tales el Padre busca que le adoren. 24 Dios es espíritu, y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad.
¿Había llegado este nuevo orden? Jesús dijo: “La hora viene, y ahora es…” Estrictamente hablando, aún no había llegado, pero aquellos que caminan por fe, como los santos del Antiguo Testamento caminaron, pueden adelantarse a su tiempo. Era futuro para la mayoría, pero presente para los que podían entrar. De la misma manera ahora creo que un nuevo orden viene y ya lo es.
En espíritu…
¿Qué quiso decir Jesús… en espíritu?
El espíritu está en contraste con la carne. El Antiguo Pacto había sido un pacto de la carne. Era el orden natural con todo visible al ojo natural y claro para la mente carnal. Su pueblo, era un pueblo natural, claramente distinguible de los demás. La entrada al Antiguo Pacto fue por nacimiento natural en una familia. El Nuevo Pacto es un pacto en el espíritu. Se entra en él por un nacimiento espiritual.
Juan 4:4-5,
4 Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo ya viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer? 5 Jesús respondió: En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.”
Este nacimiento es invisible al ojo natural. Es como el viento que sopla…
8 El viento sopla donde quiere, y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Los sacerdotes del Antiguo Pacto desempeñaban su cargo por descendencia natural de sus padres. Todos sabían quiénes eran. Los sacerdotes del Nuevo son sacerdotes espirituales, ordenados por Dios, no por el hombre. No se les puede distinguir por ropas o títulos especiales. Sólo un hombre espiritual puede discernirlos y reconocerlos.
El templo antiguo era un edificio natural, hecho de piedra natural. El nuevo templo está hecho de piedras vivas espirituales, que se mantienen unidas no por medios naturales sino por la maravillosa unidad del Espíritu dada por Dios.
1 Corintios 3:16,
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?
1 Pedro 2:5,
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Las fiestas del Antiguo Pacto eran fiestas naturales en días del año claramente definidos con los que todos podían identificarse fácilmente. Las Nuevas Fiestas son experiencias espirituales que podemos y debemos disfrutar a medida que Dios nos revela su significado por el Espíritu.
Ninguna de estas grandes realidades espirituales del Nuevo Pacto puede ser discernida o comprendida adecuadamente por la mente natural.
1 Corintios 2:14,
14 Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen espiritualmente.
Y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad…. y en verdad
¿Qué quiso decir Jesús con en verdad?
La palabra griega para verdad, ἀληθεια (aletheia) también tiene el sentido de realidad. Los sacrificios y ceremonias del Antiguo Pacto eran sombras y figuras.
Hebreos 8:5,
5 Estos sacerdotes sirven en un santuario que es copia y sombra del que está en el cielo, tal como se le advirtió a Moisés cuando estaba a punto de construir el santuario: «Asegúrate de hacerlo todo según el modelo que se te ha mostrado en el monte.
Hebreos 10:1,
Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
El Nuevo Pacto es lo real. Una sombra es una réplica perfecta de su original, pero no tiene sustancia. Como una fotografía, no tiene valor en sí misma. Señala algo más que es la realidad. Una fotografía de su familia, cuando está lejos, es mucho mejor que nada; pero es un pobre sustituto de estar con ellos. Es sólo un recordatorio sin vida. Una fotografía de alguien que nunca has conocido te dará una indicación de su apariencia exterior, pero nunca lo conocerá en realidad hasta que lo encuentre cara a cara. Así, el Antiguo Pacto eran sólo cuadros y fotografías: réplicas perfectas de realidades espirituales, pero en sí mismas sin valor.
Porque es imposible que la sangre de toros y de machos cabríos quite los pecados.
Hebreos 10:4,
4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados.
La sangre de Jesús, el verdadero Cordero de Dios sin mancha, es la realidad.
Para la mente natural, las cosas que el ojo puede ver, el oído oír y las manos tocar son reales y sustanciales. El reino del espíritu es oscuro e incierto.
Éxodo 20:21,
Entonces el pueblo estuvo a lo lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.
Con Dios es al revés, porque Dios mismo es espíritu. Las cosas del espíritu son sólidas, permanentes y reales. Todo el reino material es transitorio y desaparecerá cuando haya cumplido su propósito.
La verdad y la realidad, entonces, no residen en los sacrificios y ceremonias del Antiguo Pacto, mucho menos en los ritos y las imitaciones de ellos por parte de la cristiandad- sino en el reino espiritual que se encuentra detrás de ellos, donde los sentidos carnales/humanos pierden toda capacidad para percibir realidades espirituales.
Podríamos ampliar este tema estudiando las palabras verdadero y verdad a lo largo del evangelio de Juan.
Juan 6:55,
55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.
Juan 8:32,
32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres
Juan 14:6,
6 Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Juan 15:1,
YO SOY la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Juan 18:37,
37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego Rey eres tú? Respondió Jesús: Tú dices que YO SOY Rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la Verdad. Todo aquel que es de la Verdad, oye mi voz.
Y la respuesta de Pilato: 38 Le dice Pilato: ¿Qué cosa es la Verdad?
Puede hacer este estudio por sí mismo. (Hay 25 referencias al sustantivo aletheia (verdad) y 14 al adjetivo ἀληθης (alethes – verdadero) y 9 al adjetivo ἀληθινος ( alethinos – verdadero), con muchas más referencias en las cartas de Juan y el libro de Apocalipsis.)
En el versículo 25 la mujer dirige su atención al futuro: 25 Le dice la mujer: Sé que el Mesías (el Ungido) ha de venir, el cual se dice el Cristo; cuando él viniere nos declarará todas las cosas.
Como muchas personas, estaba aferrada al pasado (el pozo de Jacob) mientras soñaba con el futuro.
Hasta cierto punto es correcto mirar hacia el futuro y al pasado. Si conocemos algo de los propósitos formados por Dios, no nos veremos trabajando en oposición a él, edificando lo que él está derribando y tratando de derribar lo que él está edificando. “Donde no hay visión, la gente perece”. Necesitamos una visión profética del futuro dada por Dios, si queremos caminar en línea con Dios en el presente. Esto no es lo mismo que una absoluta lealtad a alguna posición doctrinal sobre escatología. Esta mujer creía firmemente en la venida del Mesías, como muchos creen hoy en día, pero no era el tipo de creencia que cambió su vida, tampoco pudo reconocerlo cuando estuvo frente a ella. Muchos otros en su época que creían en la venida del Mesías estaban entre los que lo traicionaron y crucificaron. No tengo dudas de que la situación actual es muy parecida.
Jesús trajo a la mujer samaritana bruscamente del futuro al presente con las palabras (traducidas literalmente): “YO SOY, el que habla contigo”. Jesús es el gran YO SOY; no seré, ni fui, sino YO SOY.
Jesús le dio esta revelación de sí mismo y podemos ver por su reacción que ella la recibió. Dejó su viejo y miserable cántaro de agua y regresó a la ciudad para llevar a otros a encontrarse con el recién encontrado Mesías.
Esta mujer pasó a una revelación del presente. Aquí se encuentra una prueba para un hombre o una mujer que dice conocer a Dios. ¿Es él el Dios de hoy? ¿Habla el idioma de hoy? ¿Satisface los problemas y necesidades de hoy?
Algunas personas se pasan la vida intentando librar las batallas del ayer. Quieren restablecer y reformar un sistema eclesiástico viejo, o regresar a los avivamientos de siglos anteriores, o el movimiento pentecostal o, sí se pudiera, volver a la iglesia primitiva. Dios no es Dios de muertos, sino de vivos; no el Dios del pasado o del futuro, sino del presente.
Alabamos a Dios por cada santo que, como David, “sirvió a su generación y durmió”. Nos corresponde a nosotros servir a los nuestros, no a los de ellos. Esto lo haremos si somos capaces de escuchar por nosotros mismos las palabras que Jesús le dijo a esta mujer: “YO SOY el que habla contigo”.
Éxodos 3:14,
14 —Yo Soy el que Soy.[a] Dile esto al pueblo de Israel: “Yo Soy me ha enviado a ustedes”
O Yo Seré lo que Seré.
Éxodos 6:3,
3 Y aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Omnipotente, mas en mi nombre JEHOVÁ no me di a conocer a ellos.
Juan 8:58,
—“Antes que Abraham fuese, yo soy”.
Genesis 17:1,
Y siendo Abram de edad de noventa y nueve años, el SEÑOR (Jehovah) se le apareció, y le dijo: Yo soy el Dios todopoderoso (Shaddai); anda delante de mí, y sé perfecto.