Su Fundamento

Y lo llamaron Jacob, el Suplantador – Parte 3

Cerrando la Brecha – La Puerta del Cielo

No hay manera, dicen, que podamos cerrar la brecha entre la tierra y el cielo, está dividido entre el escepticismo y el agnosticismo. El escéptico dice que no hay nada arriba, aquí no hay nivel de trascendencia, no hay Dimensión Eterna, solo hay esto (materia) aquí, y la nada en el cielo. El escéptico dice que aquí no hay más, arriba tampoco, esto es todo. No hay nivel de trascendencia, no hay Dimensión Eterna, sólo existe esto, aquí y ahora; solo existen los límites absolutos de la existencia humana finita.

Los escépticos lo niegan por completo, el otro grupo lo es. No hay forma de cerrar la brecha entre este mundo y el mundo exterior, vemos las encuestas, leemos los informes y nos dicen que todavía el 95% de las masas de personas en esta nación cree en algún tipo de Dios, un nombre o un poder superior o algo más grande que uno mismo, pero creen que la vida se vive en este planeta como si no existiera Dios.  Sin embargo, experimentamos una sensación de algún tipo de ateísmo teórico, pero es un ateísmo práctico y eso está ligado a una realidad muy importante que es parte de la vida diaria en nuestra cultura.

El hombre moderno vive en un entorno donde siente una profunda ausencia de Dios, no estamos en sintonía con la conciencia cotidiana de la presencia de un Dios vivo, incluso las personas que creen en Dios tienden a ver a Dios como algo remoto, muy alejado de donde nos encontramos. A veces nos sentimos frustrados cuando leemos la biblia, porque a medida que leemos y particularmente cuando leemos en rápida sucesión los libros del Antiguo Testamento, olvidamos que literalmente cientos y cientos de años de historia están comprimidos en esos libros y olvidamos que han pasando siglos entre Abraham y David, y entre David y Amós, y entre Amós y Jesús.

Parece que todo sucedió al mismo tiempo y a veces tenemos la impresión de que una historia bíblica del Antiguo Testamento sucedió en secuencia y a la misma vez. Por eso tenemos la impresión de que, al leer estos eventos, históricos del Antiguo Testamento, Dios aparecía entre los arbustos ardientes cada dos miércoles, y que estos hombres de la antigüedad estaban envueltos de la presencia y conciencia inmediata de Dios, pero ese no es el caso. 

Por supuesto que Jacob se había sentado alrededor de las fogatas y había escuchado las historias que su padre Isaac le había contado de su abuelo Abraham, acerca de sus extraordinarios retos, momentos de descubrimiento con Dios, pero en la vida de Jacob esto era diferente, él nunca había visto a Dios, no vio una zarza ardiente, no había columna de nube para Jacob, no había voces. Solo había ausencia, silencio.

Al bajar de las nubes, por decir así, y después de haber escuchado estos relatos bíblicos históricos y reales, un profundo sentido de la ausencia de Dios llenaba su corazón, escuchó muchas historias acerca de Dios, fue instruido en teología y en historia bíblica; pero nunca había experimentado un encuentro personal con un Dios Trascendente, eso era completamente extraño para él, como lo es para la gran mayoría de las personas que viven hoy en el mundo.

Es por eso que esa noche, esa experiencia fue tan devastadora para el hombre Jacob. Fue solo un sueño, pero en ese sueño vio el puente desde el reino Trascendente a este mundo, entre el Cielo y la Tierra y vio esa escalera allí y vio a los ángeles de Dios moviéndose desde arriba hacia abajo, habiendo trascendido a la dimensión terrenal. En su sueño vio lo que era invisible para él en su vida terrenal. Si indagamos sobre esta escalera en el resto del Antiguo Testamento, no hay mención de ella. De hecho, lo encontramos en los momentos iniciales del evangelio de Juan, pero no hasta siglos después.

Recordará cómo los discípulos habían conocido a Jesús y estaban muy emocionados porque estaban convencidos de que habían encontrado al Mesías.  Me pregunto: ¿Cuánto tiempo tenían buscando y esperando al Mesías? Andrés fue y buscó a Simón su hermano y este llamó, como sabemos, a otros amigos, Natanael, Santiago y Juan, 

Juan 1:40-42,

40 Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan, y habían seguido a Jesús. 41 Este halló primero a su hermano Simón, y le dijo: Hemos hallado al Mesías (que traducido es, el Cristo). 42 Y le trajo a Jesús. 43 El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme. 44 Y Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. 45 Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquel de quien escribió Moisés en la ley, así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret.

El primer grupo de discípulos se reunieron, se une a ellos Felipe, (que fue uno de los primeros discípulos,) va y busca a su amigo llamado Natanael, y le dice: “Hemos hallado al mesías.”

46 Natanael le dijo: ¿De Nazaret puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve.

Todos están emocionados porque creen que finalmente habían encontrado al Mesías, así que

Felipe corre y le dice a Natanael, quien le contesta: ¿dónde encontraste al Mesías? ¿De dónde es él? y dijeron que era de Nazaret, a lo que Natanael responde: ¿puede salir algo bueno de Nazaret? Le responde: “No confíes en mi palabra, tienes que venir y ver por ti mismo”. Natanael se acerca y Jesús lo ve caminar a la distancia; recuerde que Jesús nunca había conocido a Natanael, lo mira a través de la multitud y le dice: “He aquí un verdadero israelita en quien no hay engaño.”

¿Puede algo bueno salir de Nazaret? ¿Puede algo bueno salir de Israel, que sea sin engaño? ¿Sin trampa? ¡Aquí se encuentra un hombre frente a Jesús, de una integridad total! ¿Cómo puede haber UN solo hombre intachable? 

Se nos dice que era un hombre ingenuo, “un israelita en verdad, en quien no hay engaño”, es decir, como Jacob, “era un hombre sencillo”, y no como Esaú, “un cazador astuto”. Algunas mentes son naturalmente serpentinas, tortuosas, resbaladizas; no pueden pensar sino en curvas; Sus motivos son complicados e intrincados, y tienen un doble corazón. Estos son los hombres que miran a un lado y reman al otro; adoran al dios Jano con dos caras, y son de la misma práctica, si no de la misma persuasión, que los jesuitas.

Natanael, en ese momento, está completamente aniquilado, y le responde: ¿cómo me conoces?

48 Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi. 

Todos están ahí presentes,  pero Jesús lo vio, ahora Natanael está obligado y agobiado por la verdad de Jesús. Sorprendido por este poder de Jesús para penetrar su propio pozo personal. Jesús no era un animador, no era locutor, no era un charlatán. ¿Estás impresionado por lo que te dije antes?

49 Respondió Natanael, y le dijo: Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.

50 Respondió Jesús y le dijo: Porque te dije, te vi debajo de la higuera, crees; cosas mayores que éstas verás.

51 Y le dice: De cierto, de cierto os digo: De aquí en adelante veréis el cielo abierto, y ángeles de Dios que suben y descienden sobre el Hijo del hombre.

“Viene el día en que verás los cielos abiertos y ángeles de Dios que suben y descienden sobre el hijo del hombre.”  Jesús le dice, que verá en SU persona, la Personificación, del cielo a la tierra. Jesús le afirma: “yo formaré la Escalera de Jacob en mí.” ¿Natanael, ves el vínculo entre el puente y la tierra? el Cielo ha bajado, el puente ha sido la brecha. El Puente existe, no porque el hombre se haya elevado al cielo, sino porque el cielo bajó a la tierra y él está aquí, “yo estoy en el cielo”, porque el cielo bajó a la tierra. Él está aquí, yo soy el eslabón, el puente, el camino. Si quieres esto último, si quieres ir al cielo, súbeme. “Natanael, esa es mi misión”.

El hombre moderno carece de un entendimiento de Cristo Dios “En la Carne”, Dios encarnado. El Cielo desciende a nuestra realidad, así como es introducido en el Nuevo Testamento, como Emmanuel, Dios con nosotros. Una experiencia como esa, una experiencia en medio de la noche, los convertiría al instante. Y usted si tuviera un sueño como ese, con ese tipo de intensidad y ese tipo de vacuidad que se apoderara de su alma, ¿cómo podría ser la misma persona? pero realmente no sabemos con exactitud en que momento en su vida Jacob fue convertido. Pero la mayor parte de la historia es una batalla por el alma de este hombre, hasta que finalmente cuando el alba aparece, el ángel de Dios prevalece.

Dios se encuentra con Jacob en la noche en la forma de un ángel, y hay un combate de lucha titánica que dura toda la noche, una batalla por el alma de este hombre hasta que finalmente cuando el amanecer el ángel de Dios prevalece sobre Jacob y se va. Es un momento oscuro, trascendental que cambió a Jacob y es en ese momento que Dios cambia su nombre y le dice que eres o has sido Jacob, que como ya mencioné, significa suplantador, ahora tu nombre refleja lo que es real, porque se renueva a Jacob, y se abre el camino para ser el padre de una gran nación y conjunto de naciones. De ese encuentro viene la Encarnación de la Escalera de Jacob, precisamente en el encuentro de Dios con Jacob años antes de que él se convierta. Veamos el incidente que transforma la vida de ese hombre y nos lleva de lo natural, al mundo eterno de Dios.

Genesis 28:12-13,

12 Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios.

13 En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado.

14 Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. 15 Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido».

Ese es la clase de Dios que se revela en este libro, un Dios que se compromete con nosotros incluso antes de que nos rindamos. Un Dios soberano que no está jugando al escondite, que escudriña lo alto y lo bajo en todo el Universo para encontrarnos. El Dios que es el Señor del Cielo, que nos busca como el pastor busca sus ovejas perdidas. Somos su pueblo del Pacto y nos persigue y nos rastrea, él vendrá en la noche, él vendrá en el día, él vendrá a la ciudad, esa es la clase de Dios de la que estamos hablando, pero ¿cuál es la reacción de Jacob? ¿qué le sucede a Jacob?

16 Despertó Jacob de su sueño y dijo: Ciertamente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía. 

17 Y tuvo miedo y dijo: ¡Cuán imponente(g) es este lugar! Esto no es más que la casa de Dios, y esta es la puerta del cielo.

(g) O, terrible; i.e., que inspira temor reverencial

“Seguramente Dios está en este lugar y yo no lo sabía”. Esa es la experiencia del hombre moderno, Dios está aquí, ha prometido categóricamente que estaría aquí, que su presencia siempre estaría aquí, y confesamos en nuestra fe que nunca está ausente de nosotros, sin embargo, vivimos como si nunca estuviera presente con nosotros. Al igual que Jacob, vivimos como si Dios estuviera remoto y alejado de nuestras vidas, pero Dios mismo ha prometido estar en este lugar, esto es Betel, esto es el camino a Betel al cielo, y ese lugar donde se colocó esa roca se convirtió en uno de los santuarios más importantes. Fue levantado e importante en la historia Israelita, fue sobrepasada solo por una ciudad, Jerusalén, porque en ese lugar y en ese tiempo, esa brecha fue cortada en medio de la noche, y un hombre se dio cuenta de la realidad de la presencia de Dios.

Eliseo y los sirios

2 Reyes 6:8-14,

Tenía el rey de Siria guerra contra Israel, y consultando con sus siervos, dijo: En tal y tal lugar estará mi campamento.9 Y el varón de Dios envió a decir al rey de Israel: Mira que no pases por tal lugar, porque los sirios van allí. 10 Entonces el rey de Israel envió a aquel lugar que el varón de Dios había dicho; y así lo hizo una y otra vez con el fin de cuidarse.

11 Y el corazón del rey de Siria se turbó por esto; y llamando a sus siervos, les dijo: ¿No me declararéis vosotros quién de los nuestros es del rey de Israel? 12 Entonces uno de los siervos dijo: No, rey señor mío, sino que el profeta Eliseo está en Israel, el cual declara al rey de Israel las palabras que tú hablas en tu cámara más secreta. 13 Y él dijo: Id, y mirad dónde está, para que yo envíe a prenderlo. Y le fue dicho: He aquí que él está en Dotán. 14 Entonces envió el rey allá gente de a caballo, y carros, y un gran ejército, los cuales vinieron de noche, y sitiaron la ciudad.

El Rey de Siria indaga e investiga el paradero de Eliseo y despacha cientos de carros y un gran ejercito a esta pequeña ciudad de Dotán para arrestarlo y llevarlo preso; cuando el siervo de Eliseo se despierta por la mañana, miró por la ventana, y toda el área estaba rodeada y sitiada por los carros del enemigo, y corrió hacia la otra ventana, y miró hacia afuera, y de nuevo, solo veía nada más que carros asirios hacia el norte, hacia el sur, sobre toda la ciudad; el ejército asirio había venido con toda su fuerza para capturar a un solo hombre, y así el sirviente corrió hacia Eliseo.

15 Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos?

Despierta a Eliseo y le dice: “Eliseo, Eliseo” … y Eliseo, se frota los ojos y así como Jesús, se subió a la parte trasera de la barca en el Mar de Galilea, y dijo: “Cálmate, no tengas miedo, porque los que están con nosotros son más que los que están en contra de nosotros”. 

17 Entonces Eliseo oró: «Señor, ábrele a Guiezi los ojos para que vea». El Señor así lo hizo y el criado vio que la colina estaba llena de caballos y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

El Eterno, abre los ojos para que vea y contemple a Dios. 

Isaías 35:5,     

Entonces se abrirán los ojos de los ciegos, y los oídos de los sordos se destaparán.

2 Corintios 3:16,        

16 pero cuando alguno se vuelve al Señor, el velo es quitado.

Lucas 4:18,

16 El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres.

Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos,

El Eterno abre los ojos, al igual que Jesús, al siervo de Eliseo y remueve el velo que oculta la presencia de lo sobrenatural.

He aquí, carros de fuego alrededor de Eliseo, por un segundo se le dio al siervo Guiezi el privilegio de ver la Trascendencia y la presencia de Dios. Eso es lo que necesitamos para cultivar el tipo de discernimiento espiritual, no por lo que vemos físicamente, sino que entendemos que vivimos en un mundo donde Dios no está ausente, que Dios abriría los ojos para ver su presencia, nos daría corazón para creerle … de modo, que ya sea que estemos aquí, o estamos allí o allá, decimos por la mañana: “Qué maravilloso es este lugar, Dios está aquí y lo supe todo el tiempo.”

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