Podemos comprender la verdad espiritual cuando hemos recibido el Soplo del Espíritu Santo. Hasta ese momento, leíamos la Biblia literalmente – con conocimiento sensorial – el uso de los cinco sentidos: vista, tacto, oído, gusto y olfato. Son elementos del “alma” (usando los cinco sentidos) o lo que la biblia identifica como el hombre natural, así estas facultades humanas, son “naturales-terrenales”.
1 Corintios 2:14,
14 El hombre natural (el hombre psíquico-anímico – aquel que sólo usa los cinco sentidos- preocupado por la mente, especialmente por las influencias y fuerzas que actúan sobre la mente y los sentidos.) NO recibe las cosas del Espíritu de Dios, porque para él son necedad; ni puede conocerlas, porque las cosas espirituales se disciernen espiritualmente.
La comprensión y discernimiento de las Escrituras no está relacionada con una gran inteligencia, credenciales religiosas y doctorados o años de estudio en el seminario. Se entiende las Escrituras cuando el corazón ha sido abierto a la verdad: por Jesucristo.
La meta de Satanás, el nuevo orden mundial, los jesuitas católicos, los masones y sus “Misterios ocultos” es la destrucción total de todas las verdades, mientras que la meta de Dios para el mundo es la restitución universal de todas las cosas Hechos 3:21 – mediante la revelación de los Misterios de Dios a toda la humanidad:
21 a quien el cielo debe recibir hasta el día de la restauración de todas las cosas, acerca de lo cual Dios habló por boca de sus santos profetas desde tiempos antiguos.
1 Corintios 2:6-8,
6 Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo (aiōn-edad-mundo), ni de los príncipes de este siglo (aiōn-edad-mundo), que perecen.
7 Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, la cual Dios predestinó antes de los siglos (aiōn-edad-mundo) para nuestra gloria, 8 la que ninguno de los príncipes de este siglo (aiōn-edad-mundo) conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria.
¿Podrían los discípulos discernir en su estado natural este siguiente pasaje? ¿y si contaran lo que vieron, les creerían?
Lucas 9:28-36,
28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. 29Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente. 30 Y he aquí dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moisés y Elías; 31 quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén. 32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él. 33 Y sucedió que apartándose ellos de él, Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; y hagamos tres enramadas, una para ti, una para Moisés, y una para Elías; no sabiendo lo que decía. 34 Mientras él decía esto, vino una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. 35 Y vino una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado; a él oíd. 36 Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo; y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto.
Marcos 9:9,
9 Y descendiendo ellos del monte, les mandó que a nadie dijesen lo que habían visto, sino cuando el Hijo del Hombre hubiese resucitado de los muertos.
Mateo 17:9,
9 Mientras descendían del monte, Jesús les ordenó, diciendo: No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos.
Efesios 2:6,
6 y con Él nos resucitó, y con Él nos sentó en los lugares celestiales en Cristo Jesús,
Jesús dijo, 7 Pero yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el Consolador no vendrá a vosotros; pero si me voy, os lo enviaré. (Juan 16:7). Estas palabras proveen el trasfondo esencial para la lección del evangelio. De la perspectiva de los discípulos, la salida inminente de Jesús parece catastrófica. Antes, Pedro dijo, “Señor, ¿á quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (Juan 6:68). Los discípulos presenciarán la muerte de Jesús, que parecía extinguir “las palabras de vida eterna.” Después de la resurrección, Jesús ascendería al cielo. De nuevo, los discípulos confrontarían la vida sin el Señor – sin “las palabras de vida eterna.”
Sin embargo, Jesús les asegura a sus discípulos que proveería por sus necesidades. No estarán más solos, sino que se beneficiarán por la ida de Jesús y la llegada del Espíritu Santo. La encarnación puso limitaciones sobre Jesús. Estaba sujeto por el tiempo y lugar. Solo podía viajar despacio (aunque demostró lo contrario) y enseñar a los que están cerca y podían oír su voz, comer y caminar con él. El Espíritu no estará sujeto a esas limitaciones, y estará en todas partes a través del mundo y a lo largo de la historia.
Juan 16:12-15,
12Aun tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar. 13Pero cuando viniere aquel Espíritu de verdad, él os guiará á toda verdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir. 14El me glorificará: porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15Todo lo que tiene el Padre, mío es: por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Esto tiene que ver con la distinción que se hace en 2 Corintios 3:8 entre el “ministerio de la letra” y el “ministerio del Espíritu”: en el “ministerio de la letra”, uno puede simplemente obedecer la realidad externa de un precepto sin entender su esencia: “No matarás”, no mataras a nadie, y esto se considera como el cumplimiento de un mandamiento.
Pero Jesús aporta verdades más profundas a través de los mismos preceptos, pues “no matarás” significa que si odias a alguien, ya eres un violador de ese precepto (Mateo 5:21-22); por lo tanto, tienes que comprenderlo a través del Espíritu, y esto siempre es con el Espíritu agitando todas las capacidades intelectuales, psíquicas y dialécticas de uno para descifrar el sentido interno de cualquier precepto. Las parábolas están invitando así a la acción del Espíritu Santo en los corazones de los oyentes, y el Espíritu Santo nutre gradualmente sus capacidades perceptivas y de comprensión para ver la esencia de cualquier precepto.
En realidad, las parábolas son maravillosas.