Su Fundamento

Introducción y Repaso de la Parábolas – Parte 2

Cuando pensamos en las parábolas de la biblia, generalmente vienen a la mente las parábolas de Jesús. Sus parábolas fueron uno de los rasgos más característicos de su ministerio. Sin embargo, no son las primeras parábolas que se encuentran en la Biblia: las parábolas eran una parte esencial de la enseñanza religiosa del antiguo Israel. 

El libro de Oseas nos dice, por ejemplo, que Dios: 10 Y he hablado a los profetas, y aumenté la profecía, y por medio de los profetas usé parábolas. (Oseas 12:10). 

Si aprendemos a reconocerlas, podemos encontrar esta forma de enseñanza en muchos libros del Antiguo Testamento; comprender su naturaleza puede ayudarnos a entender mejor las parábolas que enseñó Jesús.  

La clave para reconocer las verdaderas parábolas bíblicas en el Antiguo Testamento (a diferencia de las declaraciones figurativas o metafóricas, los acertijos cortos o las historias con una moraleja obvia) es que una verdadera parábola bíblica tiene dos partes. En la primera parte, se cuenta una historia sencilla con el fin de transmitir una verdad más profunda. Pero esa verdad nunca es obvia en la historia misma; La segunda parte de la parábola, es la que nos da la “clave” para desentrañar su significado. Las dos partes, el contenido y la intención, sólo se unen al final de la narración, por lo que, por supuesto, leemos en el Nuevo Testamento que Jesús solía enseñar en parábolas y luego las explicaba proporcionando la clave a sus discípulos.

Lucas 8:9, 

9 Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Qué significa esta parábola?

Marcos 4:33-34,

33 Con muchas parábolas como estas les hablaba la palabra, conforme a lo que podían oír. 34 Y sin parábolas no les hablaba; aunque a sus discípulos en particular les declaraba todo.

Vemos esta estructura de dos partes en una de las primeras parábolas del Antiguo Testamento. El libro de los Jueces registra que el joven Jotam se puso en pie sobre el monte Gerizim y elevando su voz les cuenta una historia detallada de cómo los árboles del bosque eligieron un rey para que reinase sobre ellos.

 Jueces 9:7-15, 

7 Cuando se lo dijeron a Jotam, fue y se puso en la cumbre del monte de Gerizim, y alzando su voz clamó y les dijo: Oídme, varones de Siquem, y así os oiga Dios. Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. 9 Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? 10 Y dijeron los árboles a la higuera: Anda tú, reina sobre nosotros. 11 Y respondió la higuera: ¿He de dejar mi dulzura y mi buen fruto, para ir a ser grande sobre los árboles? 

12 Dijeron luego los árboles a la vid: Pues ven tú, reina sobre nosotros. 13 Y la vid les respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles? 14 Dijeron entonces todos los árboles a la zarza: Anda tú, reina sobre nosotros. 

15 Y la zarza respondió a los árboles: Si en verdad me elegís por rey sobre vosotros, venid, abrigaos bajo de mi sombra; y si no, salga fuego de la zarza y devore a los cedros del Líbano.

Cuando termina la parábola, la explica mostrando cómo las partes de la historia encajan con sus propias circunstancias políticas. 

Jueces 9:16-20,

16 Ahora, pues, si con verdad y con integridad habéis procedido en hacer rey a Abimelec, y si habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa, y si le habéis pagado conforme a la obra de sus manos 17 (porque mi padre peleó por vosotros, y expuso su vida al peligro para libraros de mano de Madián, 18 y vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre, y habéis matado a sus hijos, setenta varones sobre una misma piedra; y habéis puesto por rey sobre los de Siquem a Abimelec hijo de su criada, por cuanto es vuestro hermano); 19 si con verdad y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, que gocéis de Abimelec, y él goce de vosotros. 20 Y si no, fuego salga de Abimelec, que consuma a los de Siquem y a la casa de Milo, y fuego salga de los de Siquem y de la casa de Milo, que consuma a Abimelec.

También vemos la estructura de dos partes en la famosa historia que el profeta Natán le cuenta al rey David acerca de un hombre rico que tomó el único corderito de su vecino pobre cuando él mismo tenía muchos corderos. Cuando David afirma indignado que el hombre malvado merece la muerte, Natán proporciona el fin de la parábola simplemente diciendo “tú eres ese hombre”, porque David había tomado la única esposa de su general, Urías.

2 Samuel 12:1-4,

1 Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2El rico tenía numerosas ovejas y vacas; pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. Y vino uno de camino al hombre rico; y este no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él.

Cuando investigamos historias de este tipo que tienen que ser explicadas en el curso de la narrativa en la que aparecen, encontramos muchas parábolas en el Antiguo Testamento. Las parábolas fueron favoritas especialmente entre los profetas, y el libro de Ezequiel, por ejemplo, contiene al menos nueve de ellas. Isaías también usa parábolas en su enseñanza, y algunas de estas parábolas influyeron claramente en las dadas por Jesús. 

En el capítulo 5 de Isaías, el profeta cuenta una parábola de una viña y su mal fruto (Isaías 5:1-6), que luego explica como relevante para la casa de Israel (v. 7). 

1 Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. 2 La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres.

Ahora, pues, vecinos de Jerusalén y varones de Judá, juzgad ahora entre mí y mi viña. 4 ¿Qué más se podía hacer a mi viña, que yo no haya hecho en ella? ¿Cómo, esperando yo que diese uvas, ha dado uvas silvestres? 5 Os mostraré, pues, ahora lo que haré yo a mi viña: Le quitaré su vallado, y será consumida; aportillaré su cerca, y será hollada. 6 Haré que quede desierta; no será podada ni cavada, y crecerán el cardo y los espinos; y aun a las nubes mandaré que no derramen lluvia sobre ella.

Ciertamente la viña de Jehová de los ejércitos es la casa de Israel, y los hombres de Judá planta deliciosa suya. Esperaba juicio, y he aquí vileza; justicia, y he aquí clamor.

Aunque Jesús alteró ligeramente los detalles en sus parábolas que se encuentran en Mateo 21:33-44 y Lucas 13:6-9, las historias son reconociblemente similares y su mensaje es idéntico.

Lucas 13:6-9,

6 Dijo también esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo halló. 7 Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? 8 Él entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. 9 Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

Es muy importante conocer la historia de la nación de Israel para tener una comprensión correcta de las parábolas y sus significados. Por lo tanto, las parábolas del Antiguo Testamento son importantes no solo por derecho propio en las historias en las que se encuentran, sino también por formar la base para algunas de las propias parábolas de Jesús. Es primordial conocer la historia de la nación de Israel para tener una comprensión correcta de las parábolas y sus profundos significados.

LA DISPERSION – EXILIO DE LAS 10 TRIBUS DE ISRAEL

El antiguo Israel fue esparcido por toda la tierra porque el pueblo rechazó el pacto de Dios.

Los profetas profetizaron que Israel sería esparcido entre las naciones de la tierra debido a la maldad del pueblo.

Levítico 26:33,

33 y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades.

Deuteronomio 4:23–27,

23 Guardaos, no os olvidéis del pacto de Jehová vuestro Dios, que él estableció con vosotros, y no os hagáis escultura o imagen de ninguna cosa que Jehová tu Dios te ha prohibido. 24 Porque Jehová tu Dios es fuego consumidor, Dios celoso. 25 Cuando hayáis engendrado hijos y nietos, y hayáis envejecido en la tierra, si os corrompiereis e hiciereis escultura o imagen de cualquier cosa, e hiciereis lo malo ante los ojos de Jehová vuestro Dios, para enojarlo; 26 yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra, que pronto pereceréis totalmente de la tierra hacia la cual pasáis el Jordán para tomar posesión de ella; no estaréis en ella largos días sin que seáis destruidos. 27 Y Jehová os esparcirá entre los pueblos, y quedaréis pocos en número entre las naciones a las cuales os llevará Jehová.

Deuteronomio 28:25, 37, 64;

25 Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra.

37 Y serás motivo de horror, y servirás de refrán y de burla a todos los pueblos a los cuales te llevará Jehová.

64 Y Jehová te esparcirá por todos los pueblos, desde un extremo de la tierra hasta el otro extremo; y allí servirás a dioses ajenos que no conociste tú ni tus padres, al leño y a la piedra.

Una comprensión correcta del Nuevo Testamento, depende en el entendimiento de las profecías, cautividad, dispersión de las ovejas perdidas de la casa de Israel.

La dispersión comenzó cuando los asirios se llevaron en cautiverio a las diez tribus. 

2 Reyes 15:29, 

29 En los días de Peka rey de Israel, vino Tiglat-pileser rey de los asirios, y tomó a Ijón, Abel-bet-maaca, Janoa, Cedes, Hazor, Galaad, Galilea, y toda la tierra de Neftalí; y los llevó cautivos a Asiria.

2 Reyes 17:6,

6 En el año nueve de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, y llevó a Israel cautivo a Asiria, y los puso en Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos.

Fue en los últimos días del reinado del rey Salomón cuando Dios envió al profeta Ahías de la ciudad de Silo para reprender a Salomón e informarle que, debido a sus pecados, Dios rompería el reino de sus manos, pero que en mérito del rey David su padre, Dios no lo haría en su reinado si no que lo haría en el reinado de su hijo, quien gobernaría solo una tribu.

2 Reyes 17:23-24,

23 hasta que Jehová quitó a Israel de delante de su rostro, como él lo había dicho por medio de todos los profetas sus siervos; e Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta hoy.

Asiria puebla de nuevo a Samaria

24 Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades.

Esto ha sido algo ignorado por la mayoría de teólogos cristianos, formando un concepto equivocado a la verdadera naturaleza, e identidad en cuanto a las futuras generaciones de quienes se dicen ser judíos y no lo son. 

La caída de Samaria – El cautiverio de Israel (2 Reyes 17:3-23; 18:9-12) 

Finalmente llega la destrucción y el derrocamiento del reino del norte. Dios había dado a Israel amplias advertencias y exhortaciones para que se arrepintiera por medio de sus profetas, pero lamentablemente no le hicieron caso. 

2 Reyes 17:13, 

13 Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas.

Como se explicó en los puntos destacados de 2 Reyes 15:29-31, el último rey de Israel, Oseas, fue instalado inicialmente en el cargo como un gobernante títere asirio a raíz de la campaña asiria que terminó en 732 a. C. Sin embargo, resultó ser un títere poco confiable, ya que cuando el emperador asirio Tiglat-Pileser III se vio obligado a regresar a Mesopotamia para lidiar con los disturbios en el estado de Babilonia, Oseas se proclamó libre de la soberanía asiria, considerando el creciente poder de Egipto en ese momento como un posible contrapeso al dominio asirio en la región.

Tras la muerte de Tiglat en 727 a.C., fue sucedido por su hijo Salmanasar V. Durante dos años, el nuevo emperador permaneció ocupado con las revueltas babilónicas que habían consumido los últimos años de su padre. Pero luego, en 725 a.C., el cuarto año de Ezequías, Salmanasar se trasladó al oeste para recuperar el control sobre Sirofenicia y Filistea, que incluían a Israel.

2 Reyes 18:9,

9 En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los asirios contra Samaria, y la sitió,

Oseas fue nuevamente subyugado a Asiria y obligado a pagar tributo.

2 Reyes 17:3, 

3 Contra este subió Salmanasar rey de los asirios; y Oseas fue hecho su siervo, y le pagaba tributo.

Pero luego Salmanasar descubrió que el gobernante israelita estaba conspirando contra Asiria con Egipto. Oseas “había enviado mensajeros a So, rey de Egipto” (versículo 4). 

Mas el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba; porque había enviado embajadores a So, rey de Egipto, y no pagaba tributo al rey de Asiria, como lo hacía cada año; por lo que el rey de Asiria le detuvo, y le aprisionó en la casa de la cárcel.

Según la historia egipcia tal como se entiende actualmente, había un nuevo líder fuerte en Egipto, el faraón Tefnakht, fundador de su 24ª dinastía. 

“Osorkon IV de la [sola] dinastía 22 creído por muchos como el rey So de la Biblia, aparentemente era su (es decir, vasallo de Tefnakht)” (Eugene Merrill, Kingdom of Priests, 1987, p. 415).

En represalia, Salmanasar sitió Samaria. La poderosa capital israelita resistió el asalto durante tres años agotadores, pero finalmente cayó en el año 722 a. C. No está claro en qué momento arrojaron a Oseas a prisión, si al comienzo del asedio o en la caída final de la ciudad. Sin embargo, el hecho de que su reinado se calcule hasta el año 722 a.C. parece apoyar esta última conclusión.

Sargón, el comandante de campo de Salmanasar, que lo sucedería como rey más tarde ese mismo año (con el nombre de Sargón II), se adjudicaría la responsabilidad de la conquista de Samaria, pero la Biblia no lo nombra en el relato de su caída. De hecho, el mérito de la victoria en ese momento en realidad le habría correspondido a Salmanasar, ya que él era el rey, no Sargón. A partir de entonces, Samaria se convirtió en una provincia asiria.

Luego, en la segunda deportación masiva de Israel, el resto de la población del reino del norte fue capturada y llevada consigo. Sargón afirma haber llevado 27.290 personas, pero esto era sólo una pequeña fracción de la población total del resto del reino del norte. Es probable que muchos más ya hubieran sido llevados bajo el mando de Salmanasar, y muchos más habían muerto en batalla o de hambre y enfermedades durante el asedio asirio. Y tal vez muchos antes de eso habían huido y emigrado a otras tierras.

Debemos entender, además, a partir de la historia, que Samaria no fue conquistada total y absolutamente en ese momento. Salmanasar murió en el año 722 a. C. y Sargón tomó el trono de Asiria. En el año 720 a. C. se enfrentó a un nuevo levantamiento en Babilonia. Después de éste, “Sargón se trasladó inmediatamente al oeste para someter a una gran coalición sirio-palestina liderada por Hamat en Siria”.

Retomó Damasco e incluso Samaria, ahora considerada una provincia asiria, y exigió una reafirmación de la lealtad de Judá mediante el pago de un fuerte tributo. (Una nota al pie dice que Samaria fue tomada dos veces.) Luego se trasladó a través de Ecrón y Gaza hasta las mismas fronteras de Egipto… Finalmente, regresó al norte hacia Tiro y completó el asedio de esa fortaleza que Salmanasar había emprendido cinco años antes en el año 725″. (Merrill, págs. 408-409).

Otra fuente, que explica los mismos acontecimientos, dice que la conquista de Samaria en el año 722 a.C. “no impidió que en el año 720 a. C. se produjera otra rebelión en Palestina y Siria, también alentada por Egipto. Sargón reaccionó inmediatamente y, en una campaña a lo largo de la costa de Tierra Santa, conquistó Gaza y Rafia. Derrotó a la fuerza egipcia enviada para ayudar a otro rebelde, el rey de Gaza. En consecuencia, Sargón recibió tributo de Egipto e incluso de los árabes. Samaria también (es decir, lo que quedaba de ella) se vio envuelta en esta rebelión y, para evitar que se repitiera, Sargón, en aquel entonces, en el año 720 a.C. inició extensos desplazamientos de población dentro de sus provincias. Muchos de los habitantes del reino de Israel fueron exiliados a regiones distantes del Imperio asirio…”(Yohanan Aharoni y Michael Avi-Yonah, The Macmillan Bible Atlas, 1977, p. 97).

En la deportación anterior, bajo el mando de Tiglat-Pileser (733-732 a. C.), el pueblo había sido llevado a Asiria, en el norte de Mesopotamia, a “Halah, Habor, Hara y el río de Gozán”. 

1 Crónicas 5:26, 

26 Por lo cual el Dios de Israel despertó el espíritu de Pul rey de los Asirios, y el espíritu de Tiglat-pileser rey de los Asirios, el cual transportó a los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manasés, y los llevó a Halah, a Habor a Ara, y al río de Gozán, hasta hoy.

En lo que hoy es el sudeste de Turquía, el noreste de Siria y el norte de Irak. Sin embargo, observemos dónde fueron reubicados los israelitas de esta segunda deportación: “en Halah y junto al Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos” 

2 Reyes 17:6; 18:11, 

6 En el año nueve de Oseas tomó el rey de Asiria a Samaria, y transportó a Israel a Asiria, y los puso en Halah, y en Habor, junto al río de Gozán, y en las ciudades de los Medos.

La antigua Media, en el lado sur del mar Caspio, en lo que hoy es el noroeste de Irán, estaba muy al este de Asiria. Y observemos este detalle adicional del historiador judío del primer siglo Josefo: “El rey de Asiria… sitió Samaria durante tres años y demolió por completo el gobierno de los israelitas, y trasladó a todo el pueblo a Media y Persia” (Antigüedades de los judíos, libro 9, cap. 14, sec. 1). Persia estaba justo al sur de Media.

Así, los israelitas que estuvieron en el primer cautiverio fueron llevados principalmente a lugares de Asiria. Una década después, algunos de los que estuvieron en el segundo cautiverio fueron reasentados en las mismas áreas. Sin embargo, parece que la gran mayoría de los israelitas que estuvieron en el segundo cautiverio fueron llevados a través de estas áreas asirias en un gran viaje hacia el este, y luego reasentados en Media y Persia. (Los asirios habían conquistado recientemente estas últimas regiones, por lo que no estaban disponibles para reasentamiento en el momento de la primera deportación de Israel.)

Sorprendentemente, podemos rastrear a los progenitores de los pueblos del noroeste de Europa, los celtas y los escitas, hasta estos mismos lugares donde se reasentó a los cautivos israelitas. De hecho, los celtas y los escitas aparecen por primera vez en la historia secular en estos mismos lugares y en el mismo momento en que Israel fue llevado al cautiverio. Y esto tiene sentido, porque, de hecho, son el mismo pueblo. Los israelitas nunca fueron reunidos en la Tierra Prometida. En cambio, sus descendientes luego emigraron desde las áreas de su cautiverio, en una migración que duró siglos, hacia el noroeste de Europa. 

Después de la deportación final de Israel, la Biblia afirma: “No quedó nadie más que la tribu de Judá”.

2 Reyes 17:18,

 18 Jehová, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino solo la tribu de Judá.

Para aclarar, la palabra hebrea para “tribu” aquí, sebet, puede significar una nación entera con más de una tribu.

Jeremías 51:19, 

19 No es como ellos la porción de Jacob; porque él es el Formador de todo, e Israel es el cetro de su herencia; Jehová de los ejércitos es su nombre.

Y de hecho debe significar eso aquí, ya que el reino de Judá incluía, además de judíos, un número significativo de benjamitas y levitas. El punto es: “No quedó nadie más que la nación de Judá”. Si bien las tribus del norte de Israel habían desaparecido.

Teniendo en cuenta los acontecimientos de Samaria descritos en 2 Reyes 17, es probable que el problema con los animales salvajes (versículo 25) haya ocurrido en los primeros tiempos, cuando había pocos colonos, probablemente en la época de Sargón. Sea como fuere, el problema hizo que estos colonos concluyeran que no estaban adorando al dios territorial local de manera apropiada, por lo que hicieron arreglos para que uno de los sacerdotes de Betel regresara y les mostrara cómo adorar apropiadamente al dios de la tierra. Esto dio como resultado una forma de religión que mezclaba elementos de la ley de Dios, corrompida por el reino apóstata del norte, con numerosas formas de paganismo. Aunque estas personas en cierto sentido “temían al Señor”. 

2 Reyes 17: 32-33, 41; 

32 Temían a Jehová, e hicieron del bajo pueblo sacerdotes de los lugares altos, que sacrificaban para ellos en los templos de los lugares altos. 33 Temían a Jehová, y honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados

41 Así temieron a Jehová aquellas gentes, y al mismo tiempo sirvieron a sus ídolos; y también sus hijos y sus nietos, según como hicieron sus padres, así hacen hasta hoy.

En realidad, esto era solo superstición, adoración de labios y rituales, pues, no obstante, “servían a sus propios dioses” (versículo 33). De hecho, el versículo 34 dice que “no temían al Señor”, es decir, no temían realmente.

34 Hasta hoy hacen como antes: ni temen a Jehová, ni guardan sus estatutos ni sus ordenanzas, ni hacen según la ley y los mandamientos que prescribió Jehová a los hijos de Jacob, al cual puso el nombre de Israel;

Y algunos de estos pueblos importados continúan en la tierra de Israel hasta el día de hoy. En el tiempo de Cristo se los había llamado samaritanos, por la tierra de Samaria. Sin embargo, los judíos también se han referido a ellos como cutitas, por una de sus tierras de origen. Este pueblo adoraba entonces como ahora en el monte Gerizim (comparar Juan 4:20-21).

Con el tiempo, adaptaron muchas de sus enseñanzas y prácticas a las de los judíos que habían regresado de Babilonia, tras haber recibido de ellos el Pentateuco, los primeros cinco libros de Moisés. Y comenzaron a copiarlo y a transmitirlo ellos mismos. (El Pentateuco samaritano se utiliza a menudo con fines de comparación, especialmente para producir nuevas versiones de la Biblia).

2 Reyes 17:16-20,

16 Dejaron todos los mandamientos de Jehová su Dios, y se hicieron imágenes fundidas de dos becerros, y también imágenes de Asera, y adoraron a todo el ejército de los cielos, y sirvieron a Baal; 17 e hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego; y se dieron a adivinaciones y agüeros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira. 18 Jehová, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino solo la tribu de Judá. 19 Mas ni aun Judá guardó los mandamientos de Jehová su Dios, sino que anduvieron en los estatutos de Israel, los cuales habían ellos hecho. 20 Y desechó Jehová a toda la descendencia de Israel, y los afligió, y los entregó en manos de saqueadores, hasta echarlos de su presencia.

Como hemos visto brevemente, una comprensión de historia y hechos bíblicos son esenciales para entender en sí el significado de las parábolas de Jesús. El viejo testamento nos enseña y apunta el camino hacia el NUEVO, que contine mejores promesas. Las parábolas fueron diseñadas para eliminar residuos y fueron dirigidas a varios grupos de personas; solamente aquellos que tenían oídos para oír podrían entenderlas. Aun los discípulos lucharon con ellos mismos para entenderlas. No fue hasta que Jesús les abrió el entendimiento y les explicara detalladamente la verdadera razón del mensaje, que pudieron entenderlo. Aun así, en su mayoría estaban confundidos.

Las parábolas del antiguo testamenten, son el fundamento y abren el camino para comprender la razón, sentido y significado de las parábolas de Jesús en el nuevo testamento.

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