Lucas 12:32,
32 No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino.
La soberanía de Dios es una doctrina fundamental, la cual si se entiende correctamente, le permitirá al creyente descansar fácilmente y no ser movido de su fe.
Esta es la verdad sobre la cual todas las demás doctrinas bíblicas tienen que ser edificadas. Si Dios no es supremo, por consiguiente nosotros estamos en peligro y no podemos tener seguridad de nuestro futuro. Pero las buenas nuevas son estas: Dios es soberano y supremo.
Cuando hablamos de Dios como creador de todas las cosas, automáticamente lo hacemos responsable por las cosas que él ha creado. Una gran multitud de cristianos está tratando de exonerar a Dios de cualquier responsabilidad de lo que el haya hecho. Ya que muchos eruditos y profesores bíblicos no pueden explicar cómo entró el pecado y el mal en el mundo.
Salmo 105:23-25,
23 Después entró Israel en Egipto,Y Jacob moró en la tierra de Cam. 24 Y multiplicó su pueblo en gran manera, Y lo hizo más fuerte que sus enemigos. 25 Cambió el corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo, Para que contra sus siervos pensasen mal.
Jeremías 42:17-22,
17 Todos los hombres que volvieren sus rostros para entrar en Egipto para morar allí, morirán a espada, de hambre y de pestilencia; no habrá de ellos quien quede vivo, ni quien escape delante del mal que traeré yo sobre ellos.
18 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Como se derramó mi enojo y mi ira sobre los moradores de Jerusalén, así se derramará mi ira sobre vosotros cuando entrareis en Egipto; y seréis objeto de execración y de espanto, y de maldición y de afrenta; y no veréis más este lugar.
19 Jehová habló sobre vosotros, oh remanente de Judá: No vayáis a Egipto; sabed ciertamente que os lo aviso hoy.
20 ¿Por qué hicisteis errar vuestras almas? Pues vosotros me enviasteis a Jehová vuestro Dios, diciendo: Ora por nosotros a Jehová nuestro Dios, y haznos saber todas las cosas que Jehová nuestro Dios dijere, y lo haremos.
21 Y os lo he declarado hoy, y no habéis obedecido a la voz de Jehová vuestro Dios, ni a todas las cosas por las cuales me envió a vosotros.
22 Ahora, pues, sabed de cierto que a espada, de hambre y de pestilencia moriréis en el lugar donde deseasteis entrar para morar allí.
Habacuc 1:5-11,
5 Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.
6 Porque he aquí, yo levanto a los caldeos, nación cruel y presurosa, que camina por la anchura de la tierra para poseer las moradas ajenas.
7 Formidable es y terrible; de ella misma procede su justicia y su dignidad.
8 Sus caballos serán más ligeros que leopardos, y más feroces que lobos nocturnos, y sus jinetes se multiplicarán; vendrán de lejos sus jinetes, y volarán como águilas que se apresuran a devorar.
9 Toda ella vendrá a la presa; el terror va delante de ella, y recogerá cautivos como arena.
10 Escarnecerá a los reyes, y de los príncipes hará burla; se reirá de toda fortaleza, y levantará terraplén y la tomará.
11 Luego pasará como el huracán, y ofenderá atribuyendo su fuerza a su dios.
Jueces 3:5-8,
5 Así los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos.
6 Y tomaron de sus hijas por mujeres, y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses.
7 Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera.
8 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años.
Como la mente de Dios es superior a la mente carnal y finita del hombre, nos reducimos a pensar que Dios no podría hacer todas esas cosas. En vez, tratamos de excusar eso que no entendemos.
Éxodos 4: 7,11,
7 Y dijo: Vuelve a meter tu mano en tu seno. Y él volvió a meter su mano en su seno; y al sacarla de nuevo del seno, he aquí que se había vuelto como la otra carne. 11 Y Jehová le respondió: ¿Quién dio la boca al hombre? ¿o quién hizo al mudo y al sordo, al que ve y al ciego? ¿No soy yo Jehová?
1 Samuel 2:6-10,
6 Jehová mata, y él da vida;
El hace descender al Seol, y hace subir.
7 Jehová empobrece, y él enriquece;
Abate, y enaltece.
8 El levanta del polvo al pobre,
Y del muladar exalta al menesteroso,
Para hacerle sentarse con príncipes y heredar un sitio de honor.
Porque de Jehová son las columnas de la tierra,
Y él afirmó sobre ellas el mundo.
9 El guarda los pies de sus santos,
Mas los impíos perecen en tinieblas;
Porque nadie será fuerte por su propia fuerza.
10 Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios,
Y sobre ellos tronará desde los cielos;
Jehová juzgará los confines de la tierra,
Dará poder a su Rey,
Y exaltará el poderío de su Ungido.
Salmos 75:7-8,
7 Mas Dios es el juez;
A éste humilla, y a aquél enaltece.
8 Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado,
Lleno de mistura; y él derrama del mismo;
Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.
Es verdad que el pecado y la caída de Adán en el jardín produjeron la maldición a toda la raza humana, pero aún este hecho era una parte critica del gran plan de Dios.
Romanos 8:20,
20 Porque las criaturas sujetas fueron á vanidad, no de grado, mas por causa del que las sujetó con esperanza,