El Cordero de Dios
Juan 1:29, Reina-Valera 1960 (RVR1960),
29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Después de esperar milenios sin fin, llega la anhelada respuesta predicha por la ley y los profetas. Dios en su soberanía prepara a Juan para este gran acontecimiento para la nación de Israel y el mundo entero, diciéndole:
33 Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo.
Por fin aparece Jesús en la escena. Majestuoso, pero humilde a la vez. Era el inicio de su ministerio y se presenta a Juan para ser bautizado por él.
Mateo 3:13-17,
13 Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. 14 Mas Juan se le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? 15 Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó. 16 Y Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él.17 Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.
La humanidad por fin puede descansar, la ley será cumplida a cabalidad por el unigénito del padre. Donde todos hemos fallado, él es triunfante.
El único ser viviente caminando la tierra de ese entonces, estaba delante de ellos. El único de su género. El primogénito de toda creación, el único viviente, en medio de una generación muerta en delitos y pecados. Piense en eso.
En la fiesta de la Pascua, vemos a Jesús como Salvador. Su semilla/simiente llega a nuestra vida. Necesitamos un poco de madurez para entenderlo, así que volvamos a la noche en que los israelitas dejarían Egipto. Vivían en la esclavitud y ardua servidumbre cuando el Señor manifestó la última plaga sobre Egipto. Dijo que todos los primogénitos en Egipto morirían. Le prometió a su pueblo: “Haré que el ángel de la muerte pase por encima o sobre vuestras casas”.
Éxodos 12:23,
Cuando el Señor pase para herir de muerte a los egipcios, verá la sangre por todo el marco de la puerta, y pasará de largo por esa casa. Así el Señor no dejará que el destructor entre en las casas de ustedes.
¿Cómo iba a hacer una diferencia entre los que eran sus hijos y los que eran egipcios? ¿Hicieron “etiquetas con nombres” para que los ángeles no se equivocaran?
Se les dieron instrucciones específicas:
2 Este mes será para ustedes el principal, el primer mes del año. 3 Díganle a toda la comunidad israelita lo siguiente: “El día diez de este mes, cada uno de ustedes tomará un cordero o un cabrito por familia, uno por cada casa. 12 Esa noche yo pasaré por todo Egipto, y heriré de muerte al hijo mayor de cada familia egipcia y a las primeras crías de sus animales, y dictaré sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor, lo he dicho.
13 La sangre les servirá para que ustedes señalen las casas donde se encuentren. Y así, cuando yo hiera de muerte a los egipcios, ninguno de ustedes morirá, pues veré la sangre y pasaré de largo.
23 Pues el Señor pasará para herir a los egipcios; y cuando vea la sangre en el dintel y en los dos postes de la puerta, el Señor pasará de largo aquella puerta, y no permitirá que el ángel destructor entre en vuestras casas para heriros. 24 Y guardaréis esta ceremonia como ordenanza para vosotros y para vuestros hijos para siempre.
Llevemos esto a nuestros propios corazones. La sangre sobre los postes de la puerta es la Sangre de Jesús aplicada a su corazón cuando le abre la puerta.
Apocalipsis 3:20,
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.
Tomaron el cordero y en realidad lo comieron, lo llevaron a sus bocas y lo digirieron, esto se convirtió y fue parte de ellos. El Cordero ahora ha venido a estar en nosotros y debemos comer el Cordero antes de que podamos salir de Egipto.
Juan 6:53,
Entonces Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
Considere dónde vivían, en Egipto. Puede ver esto como “el mundo, la carne” y estaría correcto, pero es más que eso. Es todo el reino de la vida sensorial. Cada vez que las escrituras hablan de Egipto, se refieren a eso como “bajar o descender” a Egipto. La palabra en el original significa “descendente o bajada”.
Juan 8:34,
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Romanos 6:22,
Más ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna.
Romanos 6:5-6,
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección; sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado.
Estaban esclavizados por las cosas que estaban en su propia carne.
Cuando el Señor dijo: “¡Come el cordero!” Cuando el Señor vino a nosotros por primera vez y dijo: “¡Come el cordero!” nosotros también estábamos en Egipto. Estábamos sirviendo nuestros propios deseos, nuestros propios caminos, gobernando nuestra propia vida. El hombre adámico estaba a cargo, gobernando desde el trono del yo.
Esta es la realidad de la Pascua. Y la realidad hoy en día es que cuando recibimos esa semilla/simiente de vida, por fe, somos liberados de Egipto.
Recuerdo mi experiencia de pascua, después de haber recibido a Jesús como señor de mi vida, terminada la reunión… Algo raro había sucedido, algo había cambiado en mí, ya no era el mismo. Saliendo del edificio y observando la calle oscura, (ya era tarde), sentí la sensación de que habían pasado muchos siglos. No sabia que pensar al respecto, algo nunca experimentado por mi.. Me sentía sorprendentemente liviano, un gran peso había sido quitado de mí.
Juan 8:36,
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
Juan 1:12,
Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre,
Primero, negamos nuestras ataduras externas, pecados externos, pero eso no es todo. Debemos negar todo el reino de la vida propia en el que los sentidos nos gobiernan. (El Egipto moderno dice: “¡Si se siente bien, hágalo! La filosofía del mundo no ha cambiado).
No teníamos idea de que necesitábamos ser liberados en nuestra propia vida. De hecho, muchos de los que reciben al Señor como Salvador creen que han “llegado” y que ya lo tienen todo.
La mayoria de la cristiandad no sabe que esta Semilla/Simiente ha venido para hacerlos como el Señor. Son como un pequeño bebé que conoce a su madre solo como la fuente de su provisión, calor y amor. Sin embargo, en su estado inmaduro, el bebé no sabe nada del corazón de su madre. Llora para satisfacer sus necesidades, y conoce a su madre solo de esa manera limitada como alguien que suple sus necesidades.
La mayor parte de la cristiandad está en este reino de la Pascua. No conocen la naturaleza de Dios ni su propósito para sus vidas. Es considerado como alguien que satisface todas sus necesidades. Están orientados a pensar de Dios como alguien que suple la “necesidad”.
1 Pedro 2:2:
2 Desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual, sin engaño, para que por ella crezcáis en salud.
La Pascua no tiene nada de malo: no estoy criticando a nadie aquí. Es una parte necesaria de nuestro crecimiento, la plantación de la simiente/semilla, el Cordero interno. Es el comienzo de nuestro caminar con el Señor.
Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, vino a sus discípulos. ¡Pero aquí hay algo mucho más importante! Alguien que ha resucitado de entre los muertos tiene algo muy importante que decirnos. Escuche atentamente, porque son muy importantes. “Entonces Jesús les dijo de nuevo: La paz sea con vosotros…
Juan 20:21-23,
21 Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22 Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos.
Esta era a primera vez (en la historia del mundo) que alguien habia nacido absolutamente de nuevo. ¿La gente en la calle sabía lo que había pasado? No. Fue hecho en secreto. De hecho, no estoy muy seguro de que los discípulos tampoco supieran en ese momento lo que había sucedido. Sabían que Jesús había soplado sobre ellos y después de eso ya no fueron los mismos. Algo sucedió en ellos que transformó todo su ser.
Cuando una persona nace de arriba o nace de Dios, recibe la simiente de Cristo y es bautizado (Lavado) en el Cuerpo de Cristo. Más tarde, Jesús les dijo que tenían que recibir una medida adicional del Espíritu: el bautismo de poder de lo alto. (Esto no significa simplemente poder para hacer milagros, sino poder para morir a la vida propia (Egipto) y vivir para Cristo).
Hechos 1:8,
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Lucas 24:49,
Y he aquí, yo enviaré sobre vosotros la promesa de mi Padre; pero vosotros, permaneced en la ciudad hasta que seáis investidos con poder de lo alto.
Habiendo puesto su simiente/semilla dentro de ellos por su aliento, les dio autoridad para remitir pecados. Él acaba de hacer sacerdotes de cada uno de ellos. ¡Fueron comisionados para perdonar pecados! No tenían que asistir a ninguna escuela teológica, a ningún seminario, memorizar los Salmos ni ser ordenados para estar calificados. ¡Ser partícipe de su vida los calificó para ser sacerdotes!
Algunos cristianos creen que están calificados para ser jueces, pero eso llega mucho más tarde en nuestro desarrollo espiritual. En primer lugar, tenemos que aprender a perdonarnos a nosotros mismos y luego a los demás.
El perdón y la misericordia son para preparar nuestros corazones para la Fiesta de los Tabernáculos.
Sabemos que somos sacerdotes: perdonadores, remitentes de pecados. Es salud y fortaleza para nuestros huesos. Libera a otros de la esclavitud en la que se encuentran para que el Señor pueda entrar y sanarlos.
1 Pedro 2:9,
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;
1 Pedro 2:5,
5 vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo.
Si esto le resulta difícil, considere que Jesús remitió el pecado del mundo entero cuando exclamó: ‘¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!’ Estamos aprendiendo a orar esa oración por aquellos que nos hacen daño, porque somos hechos ministros de justicia.
Mateo 5:44-45,
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Esto es lo que Jesús hizo mientras estaba colgado en la cruz:
Lucas 23:34,
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
Y eso fue lo que hizo Esteban mientras lo apedreaban:
Hechos 7:30,
Cayendo de rodillas, clamó en alta voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado
También debemos entender la ofrenda que hicieron los israelitas en la Pascua. Había algo más que ofrecían junto con el cordero. Los israelitas salieron a sus campos de cebada y cosecharon las primeras hojas maduras de cebada e hicieron una gavilla de primicias para ofrecer.
Levíticos 23:10,
Habla a los hijos de Israel y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra que yo os doy, y seguéis su mies, traeréis al sacerdote una gavilla por primicia de los primeros frutos de vuestra siega.
Éxodos 23:16,
Durante la cosecha celebrarán dos fiestas. La primera será cuando cosechen los primeros frutos de sus siembras, y la segunda será cuando cosechen todo lo que hayan sembrado, es decir, al terminar el año.
Trajeron una gavilla de cebada verde y la agitaron, más bien ondear delante del Señor. Esto simbolizaba su muerte y resureccion.
Levíticos 23:11-12,
11Y el sacerdote mecerá la GAVILLA delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente del día de reposo la mecerá.
12 Y el día que ofrezcáis la GAVILLA, ofreceréis un cordero de un año, sin defecto, en holocausto a Jehová.
Esta gavilla habló de Jesús y su compañía de primicias. No había mancha en esa oferta, era perfectamente aceptable.
Además, ofrecían pan sin levadura y la fiesta a menudo se llama con ese nombre.
Éxodos 34:18,
La fiesta de los panes sin levadura guardarás; siete días comerás PAN SIN LEVADURA, según te he mandado, en el tiempo señalado del mes de Abib; porque en el mes de Abib saliste de Egipto.
Ezequiel 45:21,
El mes primero, a los catorce días del mes, tendréis la pascua, fiesta de siete días; se comerá PAN SIN LEVADURA.
El verdadero pan del cielo. La persona de Jesús simbolizando ese pan que vino del cielo, para suplir la necesidad de justicia, verdad y vida.
Juan 6:32,
Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés el pan del cielo, mas mi Padre os da el VERDADERO PAN del cielo.
Juan 6:50-51,
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
Para resumir, cuando pensamos en la Pascua, pensemos en la SANGRE de Jesús que nos cubrió y pasó sobre nosotros y nos dio la simiente/semilla de la vida.
Mateo 26:28,
porque esto es mi SANGRE del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
Colosenses 1:20,
y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la SANGRE de su cruz.
Hebreos 13:20,
Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la SANGRE del pacto eterno,
sino con la SANGRE preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
1 Juan 1:7,
pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la SANGRE de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.