Dios es Amor, y Su amor es muy diferente del amor humano. Una buena definición del amor bíblico sería 1 Corintios 13. El amor es paciente, es bondadoso, no tiene envidia ni es jactancioso y no es arrogante ni grosero. El amor bíblico no es egoísta y no ama con condiciones. El verdadero amor bíblico no es fácil y va en contra de nuestra naturaleza humana caída. Pero, es el mejor género de amor que existe.
Amor Expiatorio
Jesús dio su vida por nosotros para que pudiéramos ser libres de la esclavitud del pecado y de muerte. Dejó su trono en el cielo para vivir entre personas que lo rechazarían y lo traicionarían. Esta es una de las cosas que realmente separa el amor de Dios del nuestro. Aunque podriamos sacrificarnos por amor, pocos de nosotros haríamos ese tipo de sacrificio supremo por un ser querido. Pero, Jesús no solo murió por quienes lo amaban y lo obedecían. Él murió por los que lo odiaban también. Enseñándonos la capacidad sin fin del amor de Dios.
1 Juan 3:16,
“En esto conocemos el amor, que él dio su vida por nosotros, y nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos.”
Un amor incomprensible, capaz de llenar cada corazón y deseando ser manifiesto o demostrado a quienes lo necesiten.
Romanos 12:14,
Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan.
Mateo 5:44,
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y orad por quienes os persiguen.
Mateo 7:12,
Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque es la ley y las profetas.
El sabía que lo traicionaríamos una y otra vez y que nos elegiríamos a nosotros mismos en vez de él. Así como el egocentrismo ha llenado cada aspecto del corazón humano, así como la maldad ha llenado toda la tierra. En su terquedad y ceguera espiritual, llenos de ambición, se escogió, perdonó y dejó en libertad a un criminal en vez de Jesus. Pero aun así dio su vida por nosotros. Él no espera que estemos preparados o seamos buenos y perfectos para amarnos. Él nos ama tanto que aún siendo pecadores, murió por nosotros.
Un Amor Inagotable
Lamentaciones 3:21-25,
21 Pero algo más me viene a la memoria,
lo cual me llena de esperanza.22 El gran amor del Señor nunca se acaba,
y su compasión jamás se agota.
23 Cada mañana se renuevan sus bondades;
¡muy grande es su fidelidad!
24 Por tanto, digo:
«El Señor es todo lo que tengo.
¡En él esperaré!»25 Bueno es el Señor con quienes en él confían,
con todos los que lo buscan.
No hay nada que podamos hacer para ganar más de su amor o perder su amor. Independientemente de dónde hayas estado o de lo que hayas hecho, él te ama. Él es fiel contigo. Incluso si no prefieres amarlo, él aún así te amará.
Amor Perfecto
1 Juan 4:18,
No hay temor en el amor, pero el amor perfecto echa fuera el temor. Porque el miedo tiene que ver con el castigo, y el que teme no ha sido perfeccionado en el amor.
El amor de Dios es absolutamente perfecto. Si bien tenemos muchas experiencias con el amor, nuestro amor está lejos de ser perfecto. Está contaminado por las expectativas, las condiciones y los altibajos de la vida. A veces amamos y otras veces no amamos. El amor de Dios es el único que no puede ser manchado. Él es la definición del amor. Es su carácter y naturaleza.
Si bien nuestro amor no es perfecto, podemos crecer en el amor a medida que pasa el tiempo. Miramos hacia él para definir el amor mientras caminamos en sus pasos. La verdad es que podemos leer todos los libros y tomar lecciones de los mejores mentores, pero Dios es el único que puede transformar nuestra experiencia con amor. No podemos encontrar las respuestas que estamos buscando sobre el amor sin él. Es imposible. Si estás luchando por amar, busca a Dios para que te enseñe cómo amar.
El amor de Dios nunca termina
El amor de Dios nunca terminará. Una vez más, no hay nada que puedas hacer para perder su amor. Nunca estás demasiado lejos para recibir su amor. No dejará de amarte pase lo que pase. Hizo una promesa de mantener su pacto de amor hacia ti y eso es lo que hará.
Isaías 49:15,
¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar a su hijo que ha dado a luz? Aun cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!
Dios te conoce personalmente. Jesús enseñó que Dios el Padre vela por toda Su creación: un gorrión no puede caer al suelo sin que el Padre lo sepa (ver Mateo 10:29). En cuanto a ti, “los mismos cabellos de cabeza están todos contados. Así que, no temáis, más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:30–31).
Puedes descansar en esa verdad. Él nunca te dejará ni te abandonará. Si estás huyendo de él por cosas que has hecho, vuelve. Su amor por ti nunca terminará.
El amor de Dios es incondicional y no depende en sentimientos o emociones. Él no nos ama porque seamos afectuosos o porque lo hacemos sentir bien; Él nos ama porque Él es amor. Él nos creó para tener una relación amorosa con Él, y sacrificó a Su propio Hijo (quien también murió voluntariamente por nosotros) para restaurar esa relación.
Todo lo que Dios hace procede de Su naturaleza y de Su corazón de amor. La expresión más básica del amor de Dios es cuando envió a Su Hijo a pagar la deuda del pecado y salvar al mundo. Vino y murió por amor.
Juan 3:16,
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.
1 Juan 4:9,
9 En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de Él.
¿Puede alguien realmente comprender el amor “incondicional”? Parece que el amor que los padres tienen por sus hijos es lo más cercano al amor incondicional que podemos tener sin la ayuda del amor de Dios en nuestras vidas. Seguimos amando a nuestros hijos en las buenas y en las malas, y no dejamos de amarlos si no cumplen con las expectativas que podamos tener para ellos. Tomamos la decisión de amar a nuestros hijos incluso cuando los consideramos un poco desagradables; nuestro amor no se detiene cuando no “sentimos” amor por ellos. Esto es similar al amor de Dios por nosotros, pero como veremos, el amor de Dios trasciende la definición humana de amor hasta un punto que es difícil de comprender para nosotros.
Efesios 3:14-19,
14Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
El amor de Dios es incomprensible para la humanidad. No podemos entender qué es el amor, sin que alguien nos enseñe, demuestre y nos ame primero.
1 Juan 4:19,
19 Nosotros amamos porque Él nos amó primero.
Efesios 3:14-19,
14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.
La deuda de Adán
Todo pecado es considerado como deuda. Cuando Adán pecó, incurrió en una deuda que no pudo pagar. Debido a la ley de jefatura o cabecera, todos los bienes y la casa de Adán tenían que venderse para pagar el pecado de Adán. Así que la parábola de Jesús sobre el deudor nos dice en Mateo 18:23-25,
23 Por eso, el reino de los cielos puede compararse a cierto rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. 24 Y al comenzar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 Pero no teniendo él con qué pagar, su señor ordenó que lo vendieran, junto con su mujer e hijos y todo cuanto poseía, y así pagara la deuda.
A Adán se le dio autoridad sobre la creación de Dios, que incluía todas las cosas.
Génesis 1:28,
28 Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
Así que cuando Adán pecó, el mundo entero quedó sujeto a la esclavitud de esta deuda no pagada.
Genesis 3:17-19,
17 Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18 Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.
Adán, así como con toda su descendencia fueron vendidos a la esclavitud del pecado y de la muerte.
Romanos 7:14,
Porque sabemos que la ley es espiritual, pero yo soy carnal, vendido a la esclavitud del pecado.
Romanos 8:19-21,
“Porque el anhelo anhelante de la creación espera ansiosamente la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no voluntariamente, sino por causa de Aquel que la sujetó, en la esperanza de que también la creación misma será libertada de su esclavitud a la corrupción para la libertad de la gloria de los hijos de Dios.”