Su Fundamento

En Medio de Tribulación

Jeremías 25:32,

El Señor todopoderoso dice: La calamidad va a llegar a una nación tras otra; una terrible tormenta se levanta desde el extremo de la tierra.

Vivimos en un tiempo de gran agitación mundial, exactamente como Jesús lo predijo, Confieso que tenemos serios problemas. Tal vez pienses lo mismo.

Daniel 12:1,

Y EN aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está por los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fué después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro.

En Mateo 24:3, los discípulos le preguntan a Jesucristo: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo?” En el curso de su respuesta, en el versículo 7, Jesús habla de nación levantándose contra nación. “Nación” es una traducción de ethnos (Strong #1484), que significa “una tribu, nación, pueblo, grupo”. Podemos entender que las palabras de Jesús significan que un grupo étnico lucha contra otro. Puede describir guerras nacionales o conflictos culturales o raciales. Es diferente de “reino contra reino”, donde nuestro Salvador usa la palabra basileia (Strong #992), que significa “la región o país gobernado por un rey”.

En los últimos años, los conflictos sociales, culturales y raciales han sacudido a todo el mundo. Falta de oportunidades económicas y desempleo, inestabilidades políticas, crecimiento demográfico. Como consecuencia de esta situación, en ciudades altamente desiguales y con problemas de pobreza endémica, se crean conflictividades y fracturas urbanas, tensión política e inseguridad; depurar sistemas judiciales, crecimiento de la delincuencia, aumento del racismo, discriminación desproporcionada, problemas migratorios, falta de educación, seguridad alimentaria, desigualdad, violencia de genero, corrupción, conflictos religiosos, pandemias, populismo, pobreza, conflictos bélicos y la violencia, efectos del cambio climático, falta de acceso a agua potable, conflictos bélicos, guerras, quiebra de la banca, etc.

Estamos presenciando cómo los cimientos mismos de la sociedad son zarandeados, y están a punto de caer. ¿Cuánta más estrés adicional pueden soportar?

Habacuc 2:7,

y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.

Es algo inevitable. Podemos percibir el espíritu del anticristo en todo el mundo obrando sin cesar, causando caos, confusión, destrucción, desanimo e inclusive cinismo y cuando se habla de pollita y religión estamos siendo divididos. Aun así, el Espíritu Santo esta obrando en medio de su pueblo, siendo iluminados para ser de los entendidos de los últimos días.

Las cosas innecesarias e insuficientes como materiales incorrectos para un fundamento preciso, serán removidas, a fin de salvar lo que es inamovible.

Hebreos 12:27,           

Y esta {expresión:} Aún, una vez más, indica la remoción de las cosas movibles, como las cosas creadas, a fin de que permanezcan las cosas que son inconmovibles.

Amor en medio del Caos

Si leemos un poco más, Jesús profetiza: “Y porque abundará la iniquidad, el amor de muchos se enfriará” (Mateo 24:12). En algunas áreas de la nación, y muchas otras naciones, el caos y la anarquía ya se acercan al nivel de “anarquía”, y la exasperación de muchos ciudadanos los está poniendo a punto de cumplir la segunda mitad de esta profecía.

“Anarquía” proviene de la palabra griega anomia, que denota una condición de desprecio y violación de la ley. Con todos los levantamientos, crímenes y hostilidad que continuamente pueblan nuestras noticias, estamos presenciando una abundancia de esta anarquía profetizada casi todos los días. En este versículo, la palabra griega para amor es agapē, amor piadoso, el tipo de amor que Dios expresa hacia nosotros y que debemos aprender a expresar tanto hacia Él como hacia los demás. Jesús nos está advirtiendo que muchos de sus llamados —los únicos humanos que pueden poseer el amor de Dios en sus corazones debido al Espíritu Santo en ellos (Romanos 5:5)— están dejando pasivamente que el amor se vuelva frío a través de sentimientos de frustración y desesperanza.

La versión La Biblia de Las Américas lo rinde de esta manera: Y debido al aumento de la iniquidad, el amor de muchos se enfriará.

En nuestro idioma moderno y contemporánea diríamos: “El mal se extenderá y hará que muchas personas dejen de amar a los demás”.

A pesar de cómo nos sintamos, no podemos permitir que nuestro enojo por el pecado, por los incrédulos y por los pecadores se interponga en el camino de nuestra responsabilidad de continuar amando a nuestro prójimo. Hacerlo es una señal de regresar a la carnalidad de nuestras vidas previas a la conversión cuando permitimos que nuestras emociones nos hicieran reaccionar a circunstancias difíciles de manera impía. ¡Nuestro Salvador nos ha dejado el ejemplo apropiado al amar en gran manera a Sus hermanos y hermanas que entregó Su vida “cuando aun éramos pecadores” en rescate por cada uno de nosotros.

Romanos 5:8,

Pero Dios demuestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.

Debemos superar estos sentimientos de resentimiento, complejos de inferioridad y no permitir que la propagación generalizada del odio y el mal en este mundo nos desvíe de nuestras responsabilidades divinamente asignadas.

Jesús declara en el siguiente versículo: “Pero el que persevere hasta el fin, será salvo” (Mateo 24:13). Solo aquellos que pacientemente continúan viviendo de acuerdo con las enseñanzas de Cristo, incluso en medio de los tiempos más difíciles, entrarán en el Reino de Dios.

Pero soportar el caos no es algo que el pueblo de Dios pueda hacerlo solo. Esta profecía es un mensaje para la iglesia en el tiempo del fin, para aquellos que tienen el amor de Dios en sus corazones porque Él ha elegido otorgarles Su gracia. La responsabilidad de un cristiano es corresponder este amor a Él en obediencia como hijos, porque le amamos y no porque tengamos que hacerlo como un deber. De esta manera, fortalecemos nuestros lazos entre Dios y nuestros hermanos, dándonos fe adicional y unidad para soportar los tiempos turbulentos. Esa es la diferencia entre un hijo y un siervo.

No necesitamos preocuparnos demasiado por el cumplimiento de las profecías, particularmente por el momento del regreso de Cristo. Nunca lo sabremos, las fechas correctas están bajo la autoridad del Padre.

Mateo 24:36,

36 Pero de aquel día y hora nadie sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre.

¡Es posible ya que ni siquiera podemos determinar los actores correctos de antemano! Tratar de saber estas cosas por adelantado es inútil y una pérdida de tiempo. En cambio, lo que la Biblia enseña es estar listos. Jesús aconseja a sus discípulos.

Mateo 24:42-43,         

Por tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene. Pero comprended esto: si el dueño de la casa hubiera sabido a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, hubiera estado alerta y no hubiera permitido que entrara en su casa.

Mateo 24:44:

“Por tanto, también estad preparados, porque el Hijo del Hombre viene a una hora que no esperáis”.

Lucas 21:36,   

Mas velad en todo tiempo, orando para que tengáis fuerza para escapar de todas estas cosas que están por suceder, y podáis estar en pie delante del Hijo del Hombre.

El apóstol Pablo insta a la iglesia en corinto que se mantuviese firme sin flaquear.

1 Corintios 16:13,       

Estad alerta, permaneced firmes en la fe, portaos varonilmente, sed fuertes.

Estar listos implica, en parte, enfrentar los desafíos diarios de la vida para superar nuestras fallas y crecer en carácter recto. Ese es el primer trabajo: prepararnos para vivir con Dios en Su Reino. Debemos considerar algunas escrituras que nos dicen lo que podemos hacer para estar listos y prepararnos sin importar lo que suceda en nuestra sociedad en rápida decadencia.

Apocalipsis 19:7,

Regocijémonos y alegrémonos, y démosle a Él la gloria, porque las bodas del Cordero han llegado y su esposa se ha preparado.

Debemos estar en un contacto constante con nuestro Padre celestial y nuestro Señor Jesucristo, quien es nuestro  Hermano Mayor. La Palabra Hispanoamérica en Judas 21 dice esto claramente: 21 y manténganse en el amor de Dios, esperando que la misericordia de nuestro Señor Jesucristo los lleve a la vida eterna.

Romanos 12:9-11,

No hagan del amor que ustedes tienen una comedia. Aborrezcan el mal y abracen el bien. 10 Ámense de corazón unos a otros como hermanos y que cada uno aprecie a los otros más que a sí mismo. 11 Si se trata de esforzarse, no sean perezosos; manténganse espiritualmente fervientes y prontos para el servicio del Señor.

La palabra griega subyacente a “ferviente” es zeō, que en su raíz significa “hervir; seeth”.  El apóstol Pablo nos instruye en este pasaje a “calentarnos” al usar el Espíritu Santo para servir a Dios y a los demás en todo momento, incluso cuando el clima espiritual que nos rodea se ha enfriado. El cuidado ferviente del camino de Dios a la vida, viviéndolo y siguiendo al Espíritu Santo, nos ayudará a prepararnos y soportar.

Jesús les dice a los discípulos en Juan 15:13: “Nadie tiene mayor amor [agapē] que este, que dar la vida por sus amigos”. Para Dios, eso es lo mas grande que podemos hacer en nuestro servicio amoroso de una impuesta negación personal en servicio a nuestros hermanos. No tiene que significar que literalmente muramos por ellos, aunque podría ser. La idea aquí es similar a lo que Pablo escribe en Romanos 12:1 acerca de ser “un sacrificio vivo”. Es decir, dejamos de lado lo que tal vez queramos hacer en un momento dado para ayudar a un hermano o hermana en su momento de necesidad.

 ¿Qué pasa si carecemos de ese tipo de desinterés? El apóstol Juan escribe en I Juan 4:8 que “Dios es amor [agapē]”. Él es su Fuente, y debemos verlo e ir a Él en busca de ayuda para crecer en él.

Aspectos del amor divino

Jesús nos ordena en Mateo 5:16: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.

Una de las buenas obras más descuidadas en nuestras vidas es rendirse en amor y obedecer a Dios y a Su palabra. Debemos hacerlo, no para tratar de ganar la salvación, es decir, a través de la gracia de Dios, sino porque amamos a Dios y Su justicia.

Mateo 6:33,

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Hay momentos que la vida nos opaca la vista y no consideramos todo lo que hemos recibido de Dios. Nuestra mente y sentir no se alinean con su palabra o a la realidad de nuestras vidas, aunque por medio de la fe hemos sido salvos, carnalmente nos enfocamos en todo lo negativo a nuestro alrededor. Ahora, veamos lo  opuesto; por ejemplo, cuando hemos creído fielmente a Dios por amor a Él, damos un paso firme hacia la meta puesta frente a nosotros. ¿Dónde esta el pasado?

I Juan 5:3,

“Porque este es el amor [agapē] de Dios, que guardemos sus mandamientos”.

Obedecer a Dios y a su palabra demuestra tanto nuestro amor por Él como por los demás.

Mostraremos amor hacia los demás si actuamos con paciencia y tolerancia cuando nos enfrentamos en algún conflicto. El sabio Salomón aconseja: “Una respuesta suave aleja la ira” (Proverbios 15:1).

En el Nuevo Testamento, Pablo nos instruye en términos simples sobre este punto:

Romanos 12:17,

 17 No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.

Él nos da una explicación más completa en los versículos 18-19: 18 Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. 19 No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor.

Estudie los Evangelios centrándose en cómo reaccionó nuestro Salvador —o no— cuando Sus adversarios lo atacaron. El apóstol Pedro registra que Él no buscó defenderse incluso cuando sufría injustamente

I Pedro 2:21-23,

21 Precisamente a eso han sido llamados: a seguir las huellas de Cristo, que padeciendo por ustedes, les dejó un modelo que imitar: 22 Cristo, que ni cometió pecado ni se encontró mentira en sus labios. 23 Cuando lo injuriaban, no respondía con injurias, sino que sufría sin amenazar y se ponía en manos de Dios, que juzga con justicia.

¿Qué podemos hacer si somos atacados? En un par de lugares de sus epístolas, Pablo aconseja al pueblo de Dios que cante himnos espirituales.

Efesios 5:19,

19 Háblense unos a otros con salmos, himnos y cantos espirituales, y canten y alaben de todo corazón al Señor.

 Colosenses 3:16;

16 Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de graciasen vuestros corazones.

Pablo y Silas cantaron himnos cuando fueron encarcelados falsamente:

Hechos 16:25,

 25 Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban.

Es algo tan simple, ¡pero funciona! Podemos usarlo cuando somos agredidos verbalmente para mantenernos tranquilos, espirituales y correctos. Escoja uno simple y conocido en esta situación, tal vez el primer canto de alegría: “Entrare a sus puertas con mucha gratitud…entraré alabando al Señor”.

Finalmente, haga un esfuerzo adicional cuando se enfrente a la oposición o incluso a alguna persecución. Recordemos que la oposición determina nuestra victoria. Tenemos que vencer a algo o a alguien para ser llamados vencedores. Jesús nos manda hacerlo en su Sermón del Monte, aconsejándonos

Mateo 5:39; 41,

39 Pero ahora yo les digo: “No traten de vengarse de quien les hace daño. Si alguien les da una bofetada en la mejilla derecha, pídanle que les pegue también en la izquierda. 41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos.

Este cumplimiento humilde no es fácil de hacer, pero nuestro Salvador lo recomienda para disipar las situaciones adversas que los cristianos probablemente enfrentarían, especialmente a medida que se acerca el fin de los tiempos.

Romanos 12:14,

14 Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis.

1 Pedro 3:9-12,

No devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan, porque para esto fueron llamados, para heredar una bendición. 10 

En efecto:

el que quiera amar la vida
    y gozar de días felices,
que refrene su lengua de hablar el mal
    y sus labios de proferir engaños;
11 que se aparte del mal y haga el bien;
    que busque la paz y la siga.
12 Porque los ojos del Señor están sobre los justos,
    y sus oídos, atentos a sus oraciones;
pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal».

Actuar de igual manera no ayudara a mejorar la situación. Aplicar un “amor duro” e insensible a nuestros adversarios rara vez reproduce el ejemplo de Cristo. En cambio, comportémonos con el amor de Dios y hagamos el bien. Si trabajamos hacia una solución pacífica y mostramos una virtud cristiana, Dios escuchará nuestras oraciones y actuará en nuestro nombre.

Cimientos Destruidos

Es casi como si el rey David estuviera leyendo los primeros versículos de Mateo 24 cuando reflexionó en el Salmo 11: 3: Si los fundamentos son destruidos; ¿Qué puede hacer el justo?».

La respuesta es que debemos hacer lo mismo que los justos siempre han hecho: Ser justos. Obedecer en amor los mandamientos de Dios. Cuando llega la adversidad, no podemos permitirnos abandonar todo lo que hemos aprendido como cristianos y luchar con la carnalidad que tanto trabajamos para superar.

El apóstol Pablo escribe en Efesios 4:26,

26 Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día.

No podemos permitir que la agitación exterior descarrile nuestro progreso hacia el Reino de Dios.

A pesar de su aparente pesimismo, Mateo 24:12 en realidad proporciona algo de esperanza. Dice: “… el amor de muchos se enfriará” (énfasis nuestro). Jesús dice “muchos”, no “todos”. El amor de algunas personas no se enfriará; Algunos permanecerán fieles.

 ¿Qué podemos hacer para ser parte de ese pequeño rebaño manteniendo vivo nuestro amor? Sobre todo, debemos mantener nuestro enfoque en Jesucristo y Su ejemplo de comportamiento amoroso y esforzarnos por amar como el amó.

De esta manera, como Pablo escribe en II Timoteo 1:6,

Por eso te recomiendo que avives el fuego del don que Dios te dio cuando te impuse las manos.

Si hacemos estas cosas, la propagación generalizada del mal no hará que dejemos de amar a los demás.

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