Deuteronomio 17:17,
17 Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia.
Los reyes, sacerdotes, jueces o profetas, no están absueltos de cometer actos de abusos de poder. Ninguna de estas categorías se libra de esto: la Biblia presenta a jueces corruptos, incapaces de asumir sus responsabilidades, a reyes encerrados en sus riquezas llenos de orgullo, a profetas infieles a su misión, a sacerdotes idólatras corruptos o abusivos.
Aparte de su extraordinaria sabiduría, Salomón es mejor conocido por su colosal, y aparentemente astronómica, riqueza personal. Si bien las riquezas no son malas en sí, podemos ver a través de las enseñanzas de Jesús que el valor de una persona no consiste en las cosas que posee. Dios amonesta a los reyes israelitas a no “multiplicar grandemente plata y oro” para sí mismos (Deuteronomio 17:17). Más allá del factor codicia, Dios le advirtió, no porque quiere que Sus gobernantes sean pobres, sino por el efecto que la acumulación de riqueza tiene en el corazón de los hombres. Cuando un rey amasa toda la riqueza de una nación para sí mismo, los ciudadanos sienten una aguda opresión financiera.
I Reyes 10:14-25, 27,
14 La cantidad de oro que Salomón recibía anualmente llegaba a los veintidós mil kilossin contar los impuestos aportados por los mercaderes, el tráfico comercial, y todos los reyes árabes y los gobernadores del país. (veintidós mil kilos. Lit. seiscientos sesenta y seis talentos).
Versículos 23-25,
23 Tanto en riquezas como en sabiduría, el rey Salomón sobrepasó a los demás reyes de la tierra. 24 Todo el mundo procuraba visitarlo para oír la sabiduría que Dios le había dado, 25 y año tras año le llevaban regalos: artículos de plata y de oro, vestidos, armas y perfumes, y caballos y mulas.
26 Salomón multiplicó el número de sus carros de combate y sus caballos; llegó a tener mil cuatrocientos carros y doce mil caballos, los cuales mantenía en las caballerizas y también en su palacio en Jerusalén. 27 El rey hizo que en Jerusalén la plata fuera tan común y corriente como las piedras, y el cedro tan abundante como las higueras de la llanura.
Estos versículos nos describen en detalle las increíbles riquezas de Salomón. Era tan rico que “superó a todos los reyes de la tierra en riquezas” (versículo 23). Generaba un ingreso de 666 talentos de oro por año (versículo 14), y “la plata [era] tan común en Jerusalén como las piedras, y.… cedros tan abundantes como los sicomoros que están en las tierras bajas”(versículo 27). ¡Incluso cobraba una fuerte tarifa fija anual para cualquiera que deseara escuchar su sabiduría (versículo 25)! El dinero parecía verter en sus arcas.
Obviamente, gran parte de esta riqueza fue heredada del rey David, pero también fue un gran comerciante y así mismo también obtuvo ostentosos regalos de la reina de Sabá.
1 Reyes 10:1-2,10,
La reina de Sabá se enteró de la fama de Salomón, con la cual él honraba el nombre del Señor, así que fue a verlo para ponerlo a prueba con preguntas difíciles. 2 Llegó a Jerusalén con un séquito muy grande. Sus camellos llevaban perfumes y grandes cantidades de oro y piedras preciosas. Al presentarse ante Salomón, le preguntó todo lo que tenía pensado, 3 y él respondió a todas sus preguntas. No hubo ningún asunto, por difícil que fuera, que el rey no pudiera resolver.
10 Luego la reina le regaló a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos de oro, piedras preciosas y gran cantidad de perfumes. Nunca más llegaron a Israel tantos perfumes como los que la reina de Sabá le obsequió al rey Salomón.
1 Reyes 10:4-5,
4 Y cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón, y la casa que había edificado, 5 asimismo la comida de su mesa, las habitaciones de sus oficiales, el estado y los vestidos de los que le servían, sus maestresalas, y sus holocaustos que ofrecía en la casa de Jehová, se quedó asombrada.
Sin embargo, Salomón se aprovechó de su pueblo para atesorar una gran cantidad de riqueza en forma de altos impuestos y el uso de extranjeros residentes como mano de obra forzada en proyectos de obras públicas (II Crónicas 2: 17-18; 8: 7-10).
II Crónicas 2:17-18,
17 Y contó Salomón todos los extranjeros que estaban en la tierra de Israel, después del censo[a] que su padre David había tomado; y se hallaron ciento cincuenta y tres mil seiscientos. 18 Puso setenta mil de ellos a llevar cargas, ochenta mil a labrar piedras en los montes y tres mil seiscientos como capataces para hacer trabajar al pueblo.
II Crónicas 8:7-10,
7-8 A los descendientes de los pueblos no israelitas (es decir, a los hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, pueblos que quedaron en el país porque los israelitas no pudieron destruirlos), Salomón los sometió a trabajos forzados, y así continúan hasta el día de hoy. 9 Pero a los israelitas Salomón no los hizo trabajar como esclavos, sino que le servían como soldados, comandantes, oficiales de carros de combate y jefes de caballería. 10 El rey Salomón tenía además doscientos cincuenta capataces que supervisaban a los obreros.
Después de la muerte de Salomón, el pueblo envió emisarios a su hijo Roboam para solicitar que aliviara el peso y las cargas fiscales, pero él los rechazó, causando la rebelión de Israel bajo Jeroboam (I Reyes 12:1-20; II Crónicas 10). Desde la perspectiva bíblica, acumular riqueza como esta es un terrible abuso de poder. Luego viene la ruptura del reino entre Judá y las diez tribus. En el año 721 a. C. el reino del norte cayó ante el potente ataque asirio. Posteriormente abandonaron sus tierras y fueron a los países del norte; a quienes se les menciona como las diez tribus perdidas de Israel.
Ezequiel 22:6
6 ’Los príncipes de Israel, cada uno según su poder, han estado en ti para derramar sangre.
Este pasaje nos demuestra hasta donde y que profundo había llegado la corrupción e idolatría. Me recuerda al tiempo presente en el que vivimos en los Estados Unidos. Es muy difícil digerir todo esto para un pueblo que es humilde y que solo anhela ver el Reino de Dios y no desea acumular riquezas para sí. Significa: “Los príncipes usaron su poder para derramar sangre en ti [Jerusalén]”. En otras palabras, los líderes no tuvieron en alta estima sus posiciones, si no que usaron el poder otorgado por Dios para promover agendas y se olvidaron de la razón porque estaban en autoridad; vendieron su propio honor y gloria, por una ganancia temporal.
Mateo 17:24-27,
24 Cuando llegaron a Capernaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban las dos dracmas (salario de dos días) del impuesto del templo y dijeron: «¿No paga su maestro el impuesto del templo?. 25 Sí, contestó Pedro. Y cuando él llegó a casa, Jesús se le anticipó (anticipó lo que Pedro le iba a decir), diciendo: ¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes cobran tributos o impuestos los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?. 26 De los extraños, respondió Pedro. Entonces los hijos están exentos, le dijo Jesús. 27Sin embargo, para que no los escandalicemos, ve al mar, echa el anzuelo, y toma el primer pez que salga; y cuando le abras la boca hallarás un siclo (salario de cuatro días); tómalo y dáselo por ti y por Mí.
El milagro de la moneda que estaba en la boca del pez (Mateo 17:24-27) puede ser uno de los menos impresionantes de los milagros de Cristo, pero ciertamente es instructivo. El contexto implica el pago del impuesto del Templo, y no es sorprendente que solo Mateo, el ex recaudador de impuestos de Roma, lo informe. Aunque él no recaudó este impuesto en particular, todavía le interesaba. Su relato de la vida de Cristo tiende a resaltar al Rey y su Reino. ¿Por qué, entonces, el Rey debería estar sujeto a un impuesto? ¿No es Él el Hijo de Dios, el Heredero de toda la casa de Su Padre?
Al llegar a Capernaúm, el recaudador de impuestos le pregunta a Simón Pedro: “¿Su Maestro no paga el impuesto del templo?” y Pedro responde afirmativamente (versículos 24-25). Este impuesto no era un impuesto civil romano, sino uno religioso que se utilizaba para el mantenimiento del Templo en Jerusalén.
Dios inauguró este impuesto en el desierto, instruyendo a Moisés a tomar medio siclo de cada varón de veinte años o más.
Éxodo 30: 11-16,
11 El Señor dijo a Moisés: 12 — Cuando hagas el recuento de los israelitas, con el fin de censarlos, cada uno deberá dar una contribución al Señor a modo de rescate de su vida; así no recaerá sobre ellos ninguna calamidad al ser empadronados. 13 Cada uno de los censados dará como contribución al Señor seis gramos de plata, (seis gramos[a] de plata) según la tasación oficial del santuario: la ofrenda al Señor será de seis gramos de plata. 14 Todos los censados, siempre que tengan veinte años o más, entregarán esta contribución al Señor. 15 Al entregar cada uno al Señor su contribución para rescatar su vida, ni el rico dará más de seis gramos de plata, ni el pobre menos de seis. 16 Tú recibirás el dinero del rescate de los israelitas y lo destinarás al servicio de la Tienda del encuentro. Así el Señor tendrá siempre presente que los israelitas han pagado por el rescate de sus vidas.
Este impuesto o gasto proveía para el cuidado del Tabernáculo y más tarde del Templo, incluso durante el tiempo de Cristo. Este impuesto no era malo per se, ayudando a cubrir los costos legítimos de la adoración de Dios, pero como con casi todos los impuestos, el dinero a menudo se usaba mal.
Explotación Cristiana
En nuestro ámbito cristiano, ¿seria posible encontrar iglesias que abusan del poder, y autoridad explotando al pueblo moralmente, y económicamente llevándolos a una esclavitud?
1 Pedro 5:3,
3 Compórtense no como si ustedes fueran los dueños de los que están a su cuidado, sino procurando ser un ejemplo para ellos.
Desafortunadamente, las iglesias abusivas pueden existir en denominaciones evangélicas y otras. No son solo iglesias marginales en el círculo cristiano. Las iglesias que pueden ser etiquetadas como “espiritualmente abusivas” van desde iglesias levemente abusivas (iglesias con prácticas abusivas esporádicas) hasta los casos graves de manipulación y control.
Las iglesias abusivas recurren al uso de la presión para que los seguidores se acomoden en orden, y hay poca tolerancia para cualquier tipo de diferencia en la creencia. Hay un énfasis legalista en mantener las reglas, y una necesidad de mantenerse dentro de los límites establecidos por ellos. La unidad se define como conformidad. Estos líderes evalúan todas las formas de espiritualidad cristiana de acuerdo con su propio sistema prescrito.
1 Corintios 7:23,
Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
Los líderes abusivos usan su posición para exigir lealtad y sumisión. Especialmente tienen gran apetito por el dinero, Dicen: “Porque yo soy el pastor, deben seguirme”. Su demanda no se basaba en la verdad o en la dirección de Dios de su liderazgo, sino en su título. Esa es una falsa base de autoridad… Cualquier afirmación a la autoridad basada en posición, título, grado u oficio es falsa.
Mateo 6:21,
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
La única autoridad que Dios reconoce y a la que debemos someternos es a la verdad. Otros líderes usan títulos como: “el apóstol de Dios”, “el hombre de Dios” o “el ungido del Señor” para que otros los traten con especial reverencia y mantenerse por encima de la responsabilidad que otros en la congregación están sujetos. Para conservar el poder y posición, se permiten estas peculiares “llamadas unciones”; así los líderes logran crear una jerarquía en la iglesia, pueden controlar más fácilmente a los que están debajo de ellos. También pueden defenderse contra cualquiera que pueda desafiarlos.
En lugar de alimentar y cuidar al rebaño, estos pastores se alimentan del rebaño y los usan para satisfacer sus necesidades de importancia.
Hechos 20:29-31,
29 Porque yo sé que después de mi partida entrarán en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. 30 Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. 31 Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno.
Los verdaderos líderes espirituales son definidos por el ejemplo de Cristo.
Juan 13:15-17,
15 Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. 17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.
Mateo 20:26,
“El que quiera ser grande entre vosotros, que se convierta en siervo de todos”
El liderazgo como el de Cristo es el servicio. Los verdaderos líderes tienen la lealtad de las ovejas debido a la calidad de su carácter y su actitud de servicio. Los miembros se someten libremente al liderazgo de Cristo y no tienen que ser obligados a seguir a nadie. Los buenos pastores aligeran la carga de las ovejas, mientras que los falsos líderes
Los buenos pastores aligeran la carga de las ovejas, mientras que los falsos líderes aumentan la carga de las ovejas.
Lucas 11:46,
Y El dijo: ¿Ay también de vosotros, intérpretes de la ley!, porque cargáis a los hombres con cargas difíciles de llevar, y vosotros ni siquiera tocáis las cargas con uno de vuestros dedos.
¿Pueden cambiar las iglesias abusivas? Aunque con Dios todas las cosas son posibles, es mi opinión que es muy poco probable que esto suceda por la ambición y el apetito al dinero. Aunque algunos lo han hecho, son las excepciones. ¿Por qué es tan difícil el cambio en estas organizaciones?
El cambio generalmente debe comenzar en el liderazgo. Sin embargo, la estructura está diseñada para que el líder tenga control sobre las personas.
Los líderes disfuncionales también se resisten al cambio porque es una admisión de fracaso. Para un cambio genuino de corazón, los líderes primero deben reconocer un problema y arrepentirse. Sin embargo, un líder que se considera a sí mismo “el hombre de Dios” o el portavoz de Dios rara vez se humillará para admitir sus defectos.
Mateo 23:2-7,
2 Los maestros de la ley y los fariseos enseñan con la autoridad que viene de Moisés. 3 Por lo tanto, obedézcanlos ustedes y hagan todo lo que les digan; pero no sigan su ejemplo, porque ellos dicen una cosa y hacen otra. 4 Atan cargas tan pesadas que es imposible soportarlas, y las echan sobre los hombros de los demás, mientras que ellos mismos no quieren tocarlas ni siquiera con un dedo. 5 Todo lo hacen para que la gente los vea. Les gusta llevar en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en anchas tiras, y ponerse ropas con grandes borlas. 6 Quieren tener los mejores lugares en las comidas y los asientos de honor en las sinagogas, 7 y desean que la gente los salude con todo respeto en la calle y que los llame maestros.
La integridad espiritual y la renovación no se pueden lograr hasta que se reconozca y se trate el comportamiento poco saludable. A menos que se confronte este comportamiento, la probabilidad de un cambio real es nulo.
Es mi opinión que es mejor renunciar a una iglesia abusiva o poco saludable.
Ministros: Cuidado con el Amor al Dinero
1 Timoteo 6:10,
El amor al dinero es la raíz de todo tipo de males.
¿Qué quiso decir Pablo cuando escribió esto? Él no podría haber dicho que el dinero siempre está en tu mente cuando pecas. Principalmente en asuntos donde se involucra el dinero, los ministros de Dios deben de tener mucho cuidado.
Muchos pecados ocurren cuando no pensamos en el dinero. Mi sugerencia es esta: Él quiso decir que todos los males en el mundo provienen de cierto tipo de corazón, es decir, la clase de corazón que ama el dinero.
1 Timoteo 6:9,
Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición.
Entonces, ¿qué significa amar el dinero? No significa admirar el papel verde o las monedas de cobre y plata.
Eclesiastes 5:10,
El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.
Para saber lo que significa amar el dinero, tienes que preguntarte: ¿Qué es el dinero? Yo respondería a esa pregunta así: el dinero es simplemente un símbolo que representa los recursos humanos.
Proverbios 23:4,
No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste.
Dios trata con la moneda de la gracia, no con el dinero: “Venid, todo el que tenga sed, venid a las aguas; y el que no tiene dinero, ¡ven, compra y come!” (Isaías 55:1). El dinero es la moneda de los recursos humanos, se usa para asuntos de este mundo. ¿Es útil? por supuesto que sí. Entonces, el corazón que ama el dinero es un corazón que fija sus esperanzas, persigue sus placeres y pone su confianza en lo que los recursos humanos pueden ofrecer.
Marcos 10:23,
Jesús, mirando en derredor, dijo a sus discípulos: ¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios!
Proverbios 10:22,
La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.
Por lo tanto, el amor al dinero es prácticamente lo mismo que la fe en el dinero: creencia (certidumbre, confianza, seguridad) de que el dinero satisfará tus necesidades y te hará feliz. El amor al dinero es la alternativa a la fe en la gracia futura de Dios.
Es la fe o confianza en los recursos humanos futuros, el tipo de cosas que puedes obtener o asegurar con dinero. Por lo tanto, el amor al dinero, o la confianza en el dinero, es lo mas bajo de la incredulidad en las promesas de Dios. Jesús dijo en Mateo 6:24: “Nadie puede servir a dos señores…. No puedes servir a Dios y al dinero”.
No puedes confiar en Dios y en el dinero al mismo tiempo. Creer en uno es incredulidad en el otro. Un corazón que ama el dinero, que confía en el dinero para la felicidad, salud y conforte, no está expresando todo lo que Dios es para nosotros, y en Jesús como la satisfacción de nuestras almas.
1 Timoteo 6:17,
A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Proverbios 11:4,
No aprovecharán las riquezas en el día de la ira;
Mas la justicia librará de muerte.
Esto no significa que Dios no esté interesado en el establecimiento de SU reino aquí en la tierra. Se necesitaran recursos económicos también para eso. El problema está en la dependencia y el amor al dinero, no al dinero en sí. Para gozar de recursos, Dios debe confiarnos con el dinero.