Apocalipsis 21:1,
Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.
2 Pedro 3:6-12,
6 por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; 7 pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. 8 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. 9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10 Pero el día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas.
11 Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12 esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán!
Como el propósito de Dios es establecer su reino aquí en la tierra es inconcebible que Él quisiera destruir este planeta; Él ha prometido invariablemente no hacer semejante cosa. Por lo tanto, las referencias ya citadas acerca de la destrucción de los cielos y la tierra se deben entender figurativamente.
El pasaje de Pedro muestra las similitudes entre los juicios sobre la tierra en los días de Noé y lo que ocurrirá en el futuro, en “el día del Señor“.
2 Pedro 3:6,7;
“El mundo de entonces pereció anegado en agua; pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados… para el fuego en el día del juicio”.
Pedro está señalando un contraste muy claro entre el agua usada como agente de destrucción en los días de Noé, y el fuego que será usado para la destrucción del mundo presente a la segunda venida. “Los cielos y la tierra” de los días de Noé no fueron destruidos literalmente – lo que fue destruido fue “toda carne” pecaminosa.
Génesis 7:21,
21 Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganado y de bestias, y de todo reptil que se arrastra sobre la tierra, y todo hombre.
Genesis 6:5,12;
5 Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.
Por lo tanto, la expresión “los cielos y la tierra” se refieren a un sistema de cosas o de organizaciones humanas. Aquellos que mal entienden este pasaje, usualmente no se dan cuenta del lenguaje simbólico usado, ni tampoco la realidad de cuales son los “cielos” que serán destruidos. Existen los cielos de los hombres, y la tierra de los hombres.
Esto no se puede entender literalmente – ellos son la morada de Dios. Debemos entender la diferencia entre los cielos de Dios y los otros cielos.
Salmo 123:1,
A ti alcé mis ojos,
A ti que habitas en los cielos.
En los cielos de Dios no hay pecaminosidad.
Habacuc 1:13;
13 Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él,
Salmo 65:4, 5;
Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti,
Para que habite en tus atrios Seremos saciados del bien de tu casa,
De tu santo templo.
Y ellos declaran la gloria de Dios …
Salmo 19:1,
Los cielos cuentan la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Si se refieren a algo figurado, en este caso, así también la ‘tierra’.
Los siguientes pasajes explican cómo en otras partes de la Biblia la expresión “los cielos y la tierra” no deben ser tomados literalmente, sino que se refieren a un sistema de cosas en la tierra.
Jeremías 4:23-28,
“Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz… Porque así dijo Jehová: Toda la tierra [de Israel] será asolada… Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán”.
Esta es una profecía acerca de los juicios que vendrán sobre “los cielos y la tierra” del territorio y pueblo de Israel, por lo cual ellos (no el cielo y la tierra literales) se enlutarán.
Años antes, Moisés se había dirigido a todo Israel: “Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca”. Deuteronomio 32:1,
Moisés se dirige a dos categorías de gente, eso es muy claro, a las cuales habló:
- “Los ancianos de vuestras tribus” y vuestros oficiales”.
- “toda la congregación de Israel”.
Deuteronomio 31:28, 30;
28 Congregad a mí todos los ancianos de vuestras tribus, y a vuestros oficiales, y hablaré en sus oídos estas palabras, y llamaré por testigos contra ellos a los cielos y a la tierra.
30 Entonces habló Moisés a oídos de toda la congregación de Israel las palabras de este cántico hasta acabarlo.
En ese momento los ancianos y oficiales son comparados con los “cielos” y a la gente común, con la “tierra”.
Isaías dio principio a su profecía en un estilo similar:
Isaías 1:2,10;
“Oíd, cielos, y escucha tú, tierra… Príncipes… oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo”.
De nuevo hay un paralelo entre los cielos y los gobernantes; y entre la tierra y el pueblo.
Salmo 50:4,
-“Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo” de Israel.
Esto habla por sí mismo.
Hageo 2:7, 21;
“Y haré temblar a todas las naciones… Yo haré temblar los cielos y la tierra”.
Isaías 34:5, 6;
5 Porque mi espada está embriagada en el cielo,
he aquí, descenderá para hacer juicio sobre Edom
y sobre el pueblo que yo he dedicado a la destrucción… 6 y una gran matanza en la tierra de Edom.
En el pasaje anterior el “cielo” es comparado con Edom; luego el profeta Isaías hace referencia en esta profecía a que “todo el ejército de los cielos se disolverá”.
Isaías 34:4,
4 Y todo el ejército de los cielos se disolverá, y se enrollarán los cielos como un libro; y caerá todo su ejército, como se cae la hoja de la parra, y como se cae la de la higuera. Es muy claro que se refiere de poner un fin a Edom.
Los cielos y la tierra mencionados en Isaías capitulo 13 hace referencia a que serán disueltos, dirigiéndose al pueblo de Babilonia. En una serie de declaraciones acerca de Babilonia leemos que Dios hará “estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar… como gacela perseguida… cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra”
Isaías 13:13, 14;
13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día del ardor de su ira.
14 Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor, cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra.
De este modo se hace un paralelo entre la huida de los cielos y la tierra con la huida del pueblo.
Hebreos 9:26,
26 De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.
El apóstol nos habla de “la consumación de los siglos” como un hecho que ocurriría en el primer siglo de nuestra Era, en el sentido de que en aquel tiempo el mundo conocido o la edad estaba llegando a su fin.
Con todo esto definido firmemente en la mente, se ha de entender que las referencias en el Nuevo Testamento a un nuevo cielo y nueva tierra con el retorno de Cristo, se refieren al nuevo sistema de cosas que se verán cuando se establezca el reino de Dios.
Un examen más atento de 2 Pedro 3; 5-7; confirma esto.
5 Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste, 6 por lo cual el mundo de entonces pereció anegado en agua; 7 pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.
Después de describir cómo “los cielos y la tierra” actuales llegarán a su fin, el versículo 13 continúa: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”.
Aquí se cita la promesa de Dios registrada en Isaías 65:17: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra”.
El resto de Isaías 65:17 continúa describiendo este nuevo sistema de cosas como una situación perfecta que se establecerá aquí en esta tierra:
“He aquí que yo traigo a Jerusalén alegría… El niño morirá de cien años (es decir, aumentará la duración de la vida) … No edificarán para que otro habite… El lobo y el cordero serán apacentados juntos” (Isaías 65:18-25).
Estas bendiciones están claramente relacionadas con el venidero reino de Dios que se establecerá en la tierra – los nuevos “Cielos y Tierra” que reemplazarán al fracasado y corrupto sistema presente.