Existe entre la cristiandad moderna diversas creencias legalistas y perfeccionistas; entre ellos se encuentran esos que no niegan a Jesucristo como salvador, pero hacen que la tarea del diario caminar cristiano se convierta estéril tratando de justificar y complementar responsabilidades que no les corresponden. Esto conlleva frustración y una vida de condenación. Haciendo eso solo añaden a su obra, la base humana, carnal y deficiente. Este pensamiento especula que Jesucristo requiere un poco de nuestra ayuda; es desde allí donde entra el humanismo.
El humanismo es uno de esos conceptos difíciles de encerrar en una sola definición. En principio, es una corriente de pensamiento, filosófica y culturalcentrada en el hombre. Sin embargo, ese componente esencial ha tenido diferentes enfoques y énfasis a lo largo de la historia. El hombre es el centro del universo. El hombre es un dios y durante la Edad Media promueve la virtud, el conocimiento y la igualdad. La religión llevaba ya cerca de 10 siglos imponiendo una forma de ver la realidad.
El corriente de pensamiento humanístico durante el Renacimiento fue un periodo de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. Lo que los caracterizó fue el hecho de ubicar al hombre como centro de interés, de atención, de estudio y de reflexión. Rompieron con la idea de que toda la existencia giraba alrededor de Dios y de los asuntos teológicos. Por eso, encontraron cierta identidad con las culturas griega y romana, que en su momento también habían vuelto sus ojos hacia lo humano.
En el fondo, los humanistas recuperaron el papel del hombre como creador de su realidad. Por ende, dejaron de asumir que la naturaleza era una expresión de la grandeza de Dios y la convirtieron en un objeto de estudio. Asimismo, acabaron con la idea de que el destino está escrito por una fuerza superior.
Después de la tragedia de la primera guerra mundial, en el clima de desilusión general frente a las ideas de progreso sostenidas por el socialismo y el liberalismo, la Iglesia pasó decididamente al contraataque. Y lo hizo tanto en el plano político, autorizando la formación de partidos de masas de inspiración cristiana, como en el doctrinario, proponiéndose como portadora de una visión, una fe y una moral capaces de dar respuesta a las necesidades más profundas del hombre de esta época.
Es en este intento de proponer al mundo moderno los valores cristianos, debidamente actualizados, que se encuadra el Humanismo cristiano, algo que muchas iglesias modernas enseñan y practican. La idea del “Yo Soy” corre libremente a través de la mente, corazón de muchos fieles cristianos. Se grita desde los pulpitos, “Yo Soy” … parece libre, pero es un pobre esclavo de si mismo.
Romanos 1:18-23,
18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; 19 porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. 20 Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. 21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. 22 Profesando ser sabios, se hicieron necios, 23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
Esto es relativamente y totalmente incoherente. Desde ese punto de vista, Jesucristo necesita de nuestra fe humana para completar su obra eterna.
El cristiano que ha sido lavado con la sangre de Jesús, de corazón limpio y que, por su aspiración de ser hallado justo y correcto ante Dios, ya sea conscientemente o inconscientemente le añade (en su mente) a la obra terminada por Cristo, termina insultando a nuestro Señor.
La realidad es algo diferente. Jesucristo como nuestro sumo sacerdote terminó toda la obra para la redención del hombre.
Juan 1:16,
Pues de su plenitud todos hemos recibido, y gracia sobre gracia.
Cristo es la PLENITUD de Dios y nosotros estamos COMPLETOS en ÉL. Puesto que podemos participar de Su plenitud, no necesitamos cosa alguna. ¿Realidad o ficción?
Efesios 4:6,
un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.
En el libro de Colosenses, Pablo dijo que estábamos completos en Él. “y vosotros estáis completos en él, quien es la cabeza de todo principado y autoridad”. Colosenses 2:10
¿Cómo puede un hombre mortal pensar que tiene la capacidad moral, y espiritual para ofrecerle algo a Dios? ¿Como puede un ser en decadencia ayudarle para que lo salve o para que lo preserve salvo?
Job 14:1-6,
El hombre, nacido de mujer,
corto de días y lleno de turbaciones,
2 como una flor brota y se marchita,
y como una sombra huye y no permanece.
3 Sobre él ciertamente abres tus ojos,
y lotraes a juicio contigo.
4 ¿Quién hará algo limpio de lo inmundo?
¡Nadie!
5 Ya que sus días están determinados,
el número de sus meses te es conocido
y has fijadosus límites para que no pueda pasarlos.
6 Aparta de él tu mirada para que descanse,
hasta que cumplasu día como jornalero.
En Cristo mora la gloriosa completa totalidad de quien es Dios. Todo lo que Dios es, se encuentra en Cristo. Todo lo que Dios es y todo lo que puede encontrarse en Dios, está encarnado en Cristo. Dios en su totalidad, no una parte de Dios, está en Cristo. El camino, la verdad y la vida.
Colosenses 2:10,
10 y habéis sido hechos completos en Él, que es la cabeza sobretodo poder y autoridad;
Usted ha sido llenado totalmente, con el resultado de que sigue siendo llenado totalmente. Fue completado en Cristo cuando fue salvo y ahora está en una posición de total suficiencia espiritual en Él.
Dando a entender que es Dios, y no el creyente, quien realiza la llenura y que se efectúa al momento de la conversión, prosigue en la santificación, termina en la glorificación. Cuando lo recibió a ÉL (Juan 1:12) recibió la plenitud de Dios. Está completamente lleno en Él.
El apóstol Pablo fue el paladín en la doctrina de la justificación por la fe. En el libro de Romanos, el libro que Martín Lutero llamó el evangelio puro, Pablo demuestra las gloriosas buenas nuevas de esta doctrina. Justificación significa que usted fue declarado inocente, vindicado, y la habilidad de poder presentarse ante Dios sin el temor de alguna condenación.
Romanos 3:21-24,
“21 Mas ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, testificada por la ley y por los profetas: 22 La justicia de Dios por la fe de Jesucristo, para todos los que creen en él: porque no hay diferencia; 23 Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios;
24 Siendo justificados gratuitamente por su gracia por la redención que es en Cristo Jesús;”
Romanos 10:4,
“Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia á todo aquel que cree”.
Gálatas 2:16,
“Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para que fuésemos justificados por la fe de Cristo, y no por las obras de la ley; por cuanto por las obras de la ley ninguna carne será justificada”.
Le pueden dar al hombre un sinfín de leyes para cumplir, pero si no tiene la facultad y la capacidad para obedecer esas leyes, de nada sirven.
Nunca fue el objetivo de la ley traer o crear vida eterna a un ser carente y mortal por la incapacidad del hombre mismo de cumplir la perfecta ley de Dios, sino que es el Espíritu de Dios, el que nos da vida.
Romanos 7:7-12,
7 ¿Qué diremos entonces? ¿Es pecado la ley? ¡De ningún modo! Al contrario, yo no hubiera llegado a conocer el pecado si no hubiera sido por medio de la ley; porque yo no hubiera sabido lo que es la codicia], si la ley no hubiera dicho: No codiciaras. 8 Pero el pecado, aprovechándose delmandamiento, produjo en mí toda clase de codicia; porque aparte de la ley el pecado está muerto. 9 Y en un tiempo yo vivía sin la ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí; 10 y este mandamiento, que era para vida, a mí me resultó para muerte; 11 porque el pecado, aprovechándose delmandamiento, me engañó, y por medio de él me mató. 12 Así que la ley es santa, y el mandamiento es santo, justo y bueno.
El problema no está en la ley de Dios. EL problema es que el hombre mortal no puede (aunque quiera) cumplir la ley. Y la razón porque el hombre peca, es porque es mortal, y demasiado corto, efímero y carente de la gloria y presencia de Dios.
Romanos 3:23,
23 por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios,
El hombre es mortal, una criatura en decadencia, muriendo cada día. Necesitamos la ayuda de Dios o estamos destinados a fracasar.
Veámoslo así: dos hombres obedecen las leyes de tránsito, es muy posible que lo hagan por razones diferentes. Uno por temor a ser castigado, el otro puede obedecer porque desea honrar al Señor obedeciendo su palabra. Esta debe ser nuestra inspiración. Agradarle y amarle.
Romanos 7:6,
6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra.
La primera conferencia que registra la biblia sobre este tema y para poder solucionar la pregunta de la Ley versus La Gracia que afectaba a muchos creyentes, ocurre en el Concilio de Jerusalén en el libro de los Hechos capitulo quince. En ese momento el apóstol Pedro se levantó de su lugar y argumentó que los gentiles serian salvos de la misma forma que los apóstoles habían sido salvos.
Hechos 15:6-11,
6 Entonces los apóstoles y los ancianos se reunieron para considerar[a] este asunto[b]. 7 Y después de mucho debate, Pedro se levantó y les dijo: Hermanos[c], vosotros sabéis que en los primeros días[d] Dios escogió de entre vosotros que por mi boca los gentiles oyeran la palabra del evangelio y creyeran. 8 Y Dios, que conoce el corazón, les dio testimonio dándoles el Espíritu Santo, así como también nos lo dio a nosotros; 9 y ninguna distinción hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. 10 Ahora pues, ¿por qué tentáis a Dios poniendo sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Creemos más bien que somos salvos por la gracia del Señor Jesús, de la misma manera que ellos también lo son.
Footnotes
- Hechos 15:6 Lit., para ver sobre
- Hechos 15:6 Lit., esta palabra
- Hechos 15:7 Lit., Varones hermanos, y así en el vers. 13
- Hechos 15:7 Lit., desde los días antiguos
La ley de Dios fue dada para enseñarle al hombre su condición y para llevarlo a Cristo. La ley de Dios nos enseña la necesidad que tenemos de un salvador. Pablo dijo que la ley le produjo el reconocimiento de lo es el pecado. El amor, es el cumplimiento de la ley.
Romanos 13:8,
8 No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama a su prójimo[a], ha cumplido la ley.
Gálatas 5:14,
14 Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Una nueva creación es la demostración y el crecimiento de la trascendente gracia de Dios en nuestras vidas. La ley de Dios no puede salvarnos, porque no podemos cumplir a cabalidad lo que requiere.
Gálatas 5:1-4,
Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud.
2 Mirad, yo, Pablo, os digo que si os dejáis circuncidar, Cristo de nada os aprovechará. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la ley. 4 De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído.
Gálatas 6:15,
15 Porque ni la circuncisión es nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.
Ya sea por justificación o para nueva creación, todo está basado en la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Cristo es TODO para el creyente.
1 Corintios 1:30,
30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;
1 Corinthians 1:30, (Weymouth).
“But you–and it is all God’s doing–are in Christ Jesus: He has become for us a wisdom which is from God, consisting of righteousness and sanctification and deliverance;”
2 Corintios 21-23,
21 Ahora bien, el que nos confirma con vosotros en Cristo y el que nos ungió, es Dios, 22 quien también nos selló y nos dio el Espíritu en nuestro corazón como garantia. (anticipo, enganche) 23 Mas yo invoco a Dios como testigo sobre mi alma, que por consideración a vosotros no he vuelto a Corinto.
El Calvario fue nuestro grito de independencia. En Cristo no existe la condenación.
Romanos 8:1,
Por consiguiente, no hay ahora condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu.
La falta de condenación no está basada en nuestro propio caminar, pero en el poder encontrarnos en Él. En más de cincuenta partes en Colosenses y Efesios el apóstol Pablo usa la frase, “En Él”. Jesucristo es nuestro Trono de Misericordia, Propiciatorio. En el Calvario, Dios respondió a la pregunta del pecado una vez para siempre.
2 Corintios 5:19,
“Porque ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo á sí, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación”.
El ministerio de Pablo como uno de los heraldos de la gracia de Jesucristo otorgada al creyente, no es basada en las obras de la ley, pero basada enteramente en la obra de Dios. Solamente Dios puede dar el veredicto de culpabilidad, asimismo el de inocente por la sangre de Jesucristo. No solamente somos justificados, pero nos declara como la justicia de Dios en Cristo.
2 Corintios 5:21,
21 Al que no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él.
Romanos 5:10,
10 Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliado con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
En su vida y caminos diferentes, en apuros, amenazas, el apóstol Pablo aprendió esta lección muy bien. Él nunca puso su confianza en sí mismo, conocía lo voluble del ánimo humano, si no que, en Jesucristo, su libertador, inmutable, roca fuerte y esperanza.
Filipenses 3:3-10,
3 porque nosotros somos la verdadera circuncisiónque adoramos en el Espíritu de Diosy nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne, 4 aunque yo mismo podría confiartambién en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más: 5 circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia dela ley, hallado irreprensible. 7 Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer aCristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo, 9 y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe, 10 y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como Él en su muerte,
En nosotros y por nosotros mismos estaríamos en bancarrota. Estaríamos vacíos. El hombre sin Cristo carece de toda clase de riqueza, excepto que esta lleno de si mismo y lleno de pecado. Es desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo (Apocalipsis 3:17). Pero en Cristo lo tenemos todo y en abundancia, sin que nada nos falte. Nada hay en el creyente; todo está en Cristo. Él es nuestra defensa, Él es todo lo que necesito. Sabiduría, justicia y poder, también santidad. Mi total y completa redención. Él es todo lo que necesito.
1 Corintios 1:29-31,
29 para que nadie se jacte delante de Dios. 30 Mas por obra suyaestáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención, 31 para que, tal como está escrito: El que se gloría, que se gloríe en el Señor.
No poniendo confianza alguna en la carne, que nos gloriemos y alabemos en Él. ¿Se ha dado cuenta que Él es todo lo que necesita? Lo tenemos todo en Cristo, pero debemos apropiarnos de la suficiencia de Cristo en vista de nuestra bancarrota. Somos competentes en Su suficiencia.
2 Corintios 2:16,
Y para estas cosas ¿quién está capacitado? o suficiente.
2 Corintios 3:5,
5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios,
Que Cristo, quien es la plenitud de Dios, sea todo para usted en estos días y que encuentre en Él su entereza y la fuente y el manantial de todo lo que necesita.
Filipenses 4:19,
“Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”
Fue el Nuevo Pacto que salvó a Israel y también a todos aquellos que creen en su nombre.
Jeremías 31:1, 31-32,
1En aquel tiempo, dice Jehová, yo seré por Dios a todas las familias de Israel, y ellas me serán a mí por pueblo.31 He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. 32 No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.
Hebreos 8:7,
7 Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo.
Hebreos 8:13,
13 Cuando Él dijo: Un nuevo pacto, hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.
El viejo pacto se desvaneció, por la inhabilidad del hombre de cumplirlo y no por la ley misma. La ley de Jehová es perfecta, santa y pura.
La palabra “envejecido” en el verso trece, para en si el significado de “senil”. La ley fue dada para restringir al viejo hombre, pero el evangelio de gracia le da libertad al nuevo hombre.
Gálatas 4:9-11,
9 Pero ahora que conocéisa Dios, o más bien, que sois conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis otra vez a las cosas débiles, inútiles y elementales, a las cuales deseáis volver a estar esclavizados de nuevo? 10 Observáis los días, los meses, las estaciones y los años. 11 Temo por vosotros, que quizá en vano he trabajado por vosotros.
Cristo no puede tener ningún substituto, es Cristo y solamente Cristo.