Su Fundamento

Entre el Imperio y el Reino: El Reino de Piedra y el Juicio Final (Parte 11)

Las naciones europeas, en sus expresiones políticas y religiosas, han cumplido ampliamente las condiciones descritas por el profeta Daniel cuando llegó el momento profético de su manifestación. Estas naciones, representadas por los pies y dedos de barro mezclado con hierro (Daniel 2:41–43), constituyen la fase final del dominio de los reinos gentiles.

En nuestros días, hemos comenzado a ver los efectos de cuando la piedra golpea los pies de la imagen (Daniel 2:34–35), aunque el desarrollo completo de estos acontecimientos lo dejaremos para un estudio posterior. Por ahora, es suficiente afirmar que la historia confirma la existencia de los cuatro imperios mundiales, y que estos surgieron en el orden revelado en la interpretación que Dios dio a Nabucodonosor por medio de Daniel.

Así queda claro que Daniel fue verdaderamente un profeta del Señor, y que predijo no sólo el ascenso y la caída de estos grandes imperios, sino también su fragmentación en subdivisiones continentales, y finalmente los medios por los cuales serán juzgados y destruidos.

El Reino Establecido por Dios: Un Reino Literal, No Espiritualizado

Después de describir la gran imagen compuesta de oro, plata, bronce y hierro, Daniel describe que el rey de Babilonia había visto en su sueño una piedra cortada, no con manos humanas, que golpeó la imagen en sus pies, y la redujo a polvo.

Daniel 2:34–35, 

34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. 35 Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra.

Esta piedra, luego, se convirtió en un gran monte que llenó toda la tierra.

Daniel interpreta claramente esta piedra como el Reino que el Dios del cielo establecerá, el cual jamás será destruido ni será dejado a otro pueblo (Daniel 2:44). Este reino no es simbólico ni solamente espiritual. Como los anteriores reinos descritos en la imagen, oro, plata, bronce, hierro mezclado con barro, esta piedra, es literal, terrenal y espiritual.

Daniel 2:44,

44 Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás se corromperá: y no será dejado á otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre. 9Reina-Valera Antigua0

La Palabra (España) traduce este versículo como:

44 En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará que surja un reino que nunca será destruido. No cederá su poder a otros pueblos, antes bien hará trizas y aniquilará a los otros reinos; y él subsistirá para siempre.

¿Espiritual o Literal?

Muchos intérpretes contemporáneos han caído en el error de espiritualizar este Reino de piedra. Alegan que, a diferencia de los otros cuatro imperios —que son claramente terrenales—, el quinto representa un “reino espiritual” sin ninguna manifestación física. Esta postura carece de lógica bíblica y rompe la consistencia del simbolismo de la imagen.

Si los cuatro metales que conforman la estatua son reinos literales y materiales, ¿por qué la piedra, también procedente de la tierra y cortada del mismo monte, no habría de ser también un reino literal? La diferencia fundamental es que, mientras los metales fueron extraídos y refinados por manos humanas, la piedra fue cortada sin manos, es decir, sin intervención humana —obra directa de Dios.

“Tú estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies…”

— Daniel 2:34

La intervención divina directa, sin mediación humana, distingue al Reino de Dios del resto de los reinos humanos.

En los Días de Estos Reyes: ¿Quiénes Son?

La clave del tiempo profético se encuentra en la frase:

“En los días de estos reyes…” (Daniel 2:44)

¿Quiénes son estos reyes? Muchos estudiosos los identifican con los diez dedos de la imagen, considerados como una futura confederación mundial. Bajo esta interpretación, el Reino de Dios sería establecido sólo al regreso de Cristo para destruir a esta supuesta última unión política global.

Sin embargo, esta visión pasa por alto el detalle crucial del texto: la piedra no golpeó sólo los dedos, sino los pies de la imagen (Daniel 2:34). Es decir, toda la estructura final del poder romano, en su mezcla de hierro y barro, fue impactada, no únicamente una parte postrera.

El énfasis de Daniel está en que el Reino de Dios será establecido durante el tiempo de los reinos representados por los pies —es decir, durante la fase final del poder gentil—, no después de su completa desaparición.

Lucas 21:24,

24 Caerán a filo de espada y los llevarán cautivos a todas las naciones. Los gentiles pisotearán Jerusalén, hasta que se cumplan los tiempos señalados para ellos.

Un Reino de Piedra, Tan Literal Como el Oro o el Hierro

Los cuatro metales que conforman la estatua son reinos literales y materiales, la piedra, también procede de la tierra y fue cortada del mismo monte, pero no con mano humana.

Daniel 2 45,

45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.

La semejanza entre la piedra y los otros elementos de la imagen (que son todos materiales) refuerza la interpretación de que el Reino de Dios tendrá una existencia física y literal en la tierra. Nada en el texto de Daniel sugiere que el quinto reino sea meramente espiritual o abstracto. Por el contrario, todo el contexto apunta a una continuidad lógica: cuatro reinos terrenales sucedidos por un quinto, también terrenal, pero divino en su origen y eterno en su duración.

“El reino… no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.”

Daniel 2:44

Negar el carácter literal del Reino de la piedra no solo es inconsistente con el simbolismo del pasaje, sino que también limita la comprensión plena del plan de Dios para establecer Su gobierno en la tierra, tal como ha sido prometido por los profetas y reafirmado por Jesús mismo. 

Mateo 6:10, 

Venga tu reino.

Hágase tu voluntad en la tierra

lo mismo que se hace en el cielo.

Apocalipsis 11:15,

15 El séptimo ángel tocó la trompeta, y se levantaron grandes voces en el cielo, que decían:

El reino del mundo ha venido a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo (Mesías); y Él reinará por los siglos de los siglos.

Apocalipsis 5:10,

10 y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra.

Apocalipsis 1:6,

6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

El Reino de Dios no será una mera influencia moral o espiritual entre los hombres. Será un gobierno real, divino, justo y eterno, que reemplazará todos los reinos humanos y establecerá la plenitud del propósito de Dios sobre la tierra.

Este es un argumento bien estructurado y firme: el Reino de Dios fue establecido históricamente, no meramente prometido para el futuro. 

Los Cuatro Reyes y el Establecimiento del Reino de Dios

El profeta Daniel, al interpretar la gran imagen del sueño de Nabucodonosor, menciona cuatro imperios terrenales antes de la aparición del quinto reino, el Reino de Piedra. 

Estos reinos son:

Babilonia (la cabeza de oro)

Medo-Persia (el pecho y los brazos de plata)

Grecia (el vientre y los muslos de bronce)

Roma (las piernas de hierro, y los pies y dedos de hierro mezclado con barro)

(Daniel 2:32–43)

Es crucial notar que los pies y los dedos de la estatua no representan un quinto reino distinto, sino una fase final debilitada del mismo cuarto reino: Roma. Esta fase es descrita como “parte de hierro y parte de barro cocido”, es decir, una mezcla de fuerza y fragilidad, simbolizando una estructura política y social dividida, inestable, y sin cohesión (Daniel 2:41–43).

¿Quiénes son entonces “los reyes” en los días de los cuales se establecerá el Reino de Dios?

Daniel 2:44 declara:

“En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido…”

Estos “reyes” no son diez nuevos personajes o naciones aún futuras. Son los líderes o cabeceras de los cuatro imperios históricos previamente enumerados. Por lo tanto, la frase “en los días de estos reyes” debe entenderse como una referencia al período histórico de esos imperios, en especial la fase final del cuarto —Roma— durante el cual Dios establecería Su Reino.

¿Estableció Dios un Reino Literal Durante Ese Tiempo?

Este punto es fundamental. Muchos intérpretes bíblicos afirman que el Reino de Dios aún no ha sido establecido, y que su venida será exclusivamente futura, en la Segunda Venida de Cristo. Sin embargo, esta interpretación pasa por alto tanto la historia como la Escritura.

La evidencia bíblica del nacimiento del Reino

Éxodos 19:6,

6 Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y gente santa. Estas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.

Deuteronomio 7:6,

6 Porque tú eres pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están sobre la tierra.

1 Crónicas 29:23,

23 Y se sentó Salomón por rey en el trono de Jehová en lugar de David su padre, y fue prosperado; y le obedeció todo Israel.

Leamos las palabras del ángel Gabriel a María en la Anunciación:

“Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.

Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo;

y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre,

y su reino no tendrá fin.”

— Lucas 1:31–33

Estas palabras no fueron simbólicas ni metafóricas. Fueron declaraciones literales sobre el cumplimiento del plan divino. Jesús nació durante la fase final del Imperio Romano, precisamente en los días de esos reyes. El Reino fue anunciado, inaugurado y manifestado en esa época.

El testimonio de Jesús mismo

Jesucristo declaró:

“El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.”

Marcos 1:15

Y a sus discípulos les dijo:

“A vosotros os es dado conocer los misterios del Reino de Dios…”

Lucas 8:10

Jesús no hablaba de un Reino meramente futuro, sino de una realidad presente que había comenzado a manifestarse. Sus obras, su autoridad sobre la enfermedad, los demonios y la naturaleza, y su enseñanza del Reino, confirmaban que Dios ya estaba gobernando entre los hombres, aunque no aún en plenitud visible.

El Reino Fue Establecido: Una Verdad Ignorada por Muchos

La mayoría de los cristianos aceptan que Jesucristo es el Rey, que fue anunciado por Gabriel, reconocido por los sabios del oriente, y proclamado en su entrada a Jerusalén como “el que viene en el nombre del Señor” (Mateo 21:9). Sin embargo, muchos de esos mismos creyentes no aceptan que su Reino haya sido ya establecido, al menos en su forma inicial y espiritual, y se limitan a esperar una manifestación futura literal, desconectando el cumplimiento profético de su fundamento histórico.

Este razonamiento es inconsistente. Si Jesús es el Rey futuro, entonces debe tener un Reino que se componga de leyes, estatutos, mandamientos, súbditos y territorio. Si nació “para ser Rey”, entonces ese Reino ya ha sido establecido, tal como fue anunciado.

Juan 18:37,

37 Le dijo entonces Pilato: ¿Luego, eres tú rey? Respondió Jesús: Tú dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.

El Reino de Dios, Literal y Establecido

La piedra de Daniel representa el Reino literal de Dios, inaugurado con la primera venida de Jesucristo, quien vino en los días del Imperio Romano. Este Reino:

No fue construido por manos humanas

Hechos 17:24,

24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,

2 Corintios 5:1

Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.

Jeremías 23:24,

24 ¿Se ocultará alguno, dice Jehová, en escondrijos que yo no lo vea? ¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?

Isaías 40:21,

21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la tierra se fundó?

  2. Golpeó los pies de la imagen — la fase final del poder gentil

Daniel 2:34, 45;

34 Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.

45 de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación.

Miqueas 4:1-3,

1 Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los collados, y correrán a él los pueblos. 2 Vendrán muchas naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por sus veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 3 Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones poderosas hasta muy lejos; y martillarán sus espadas para azadones, y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se ensayarán más para la guerra.

Zacarias 14:7-9,

7 Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz.

8 Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno. 

9 Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.

3. Comenzó como algo pequeño, como la semilla de mostaza, una simple piedra, pero crecerá hasta llenar toda la tierra (Daniel 2:35)

Isaías 51:2,

1 Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados. 2 Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué

Romanos 9:27,

27 También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan solo el remanente será salvo;

Deuteronomio 7:7,

7 El Señor no puso su amor en vosotros ni os escogió por ser vosotros más numerosos que otro pueblo, pues erais el más pequeño de todos los pueblos;

4. No tendrá fin. 

Daniel 2:44,

44 En los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que jamás será destruido, y este reino no será entregado a otro pueblo; desmenuzará y pondrá fin a todos aquellos reinos, y él permanecerá para siempre,

Lucas 1:33,

33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.

Salmo 72:17, 19; 

17 Será su nombre para siempre,

Se perpetuará su nombre mientras dure el sol.

Benditas serán en él todas las naciones;

Lo llamarán bienaventurado.

19 Bendito su nombre glorioso para siempre,

Y toda la tierra sea llena de su gloria.

Amén y Amén.

Isaías 2:1-4,

1 Lo que vio Isaías hijo de Amoz acerca de Judá y de Jerusalén.

2 Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. 3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. 

4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.

Por lo tanto, es insostenible afirmar que el Reino de Dios aún no ha comenzado. La profecía de Daniel se cumplió en Cristo. Lo que esperamos hoy no es el inicio del Reino, sino su manifestación final y gloriosa, cuando “los reinos del mundo vendrán a ser de nuestro Señor y de su Cristo” (Apocalipsis 11:15).

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