Su Fundamento

Exponiendo y Aclarando: La Cobertura (Parte 2)

Siempre ha habido una tendencia dentro del género humano ser envidiosos de algo que otro tiene, o de lo que puede prosperar. Los primeros registros de la Biblia demuestran los celos y las tendencias malignas desarrolladas en Caín contra su hermano Abel, que eventualmente nos llevan a la muerte de quien era llamado la Simiente de la Mujer Cuatro mil años más tarde, en el nacimiento de Jesucristo, no obstante fue proclamada una sentencia de muerte en contra no solo la “Simiente de la Mujer,” pero todo el Hijo-Varón que, asimismo había nacido durante ese período de tiempo.

 En esta hora, la envidia otra vez se eleva a la altura de una masa juiciosa en contra de un “Pueblo Escogido” que es una parte de lo que refiere la Biblia como “El Hijo-Varón”. En la mayoría de los casos sin embargo, el asesinato físico es innecesario, cuándo una “Difamación” simple es más que suficiente para neutralizar cualquier buen fruto que podría ser producido para Dios en Su pueblo. Tiene el testimonio de Moisés, el servidor de Dios, un tipo de Cristo, el Buen Pastor. El siguiente pasaje describe lo que sucedió cuando Dios derramó Su Espíritu en los Setenta Ancianos escogidos de Israel.

Números 11:26-29,

26 Y habían quedado en el campamento dos varones, llamados el uno Eldad y el otro Medad, sobre los cuales también reposó el espíritu; estaban éstos entre los inscritos, pero no habían venido al tabernáculo; y profetizaron en el campamento.27 Y corrió un joven y dio aviso a Moisés, y dijo: Eldad y Medad profetizan en el campamento.28 Entonces respondió Josué hijo de Nun, ayudante de Moisés, uno de sus jóvenes, y dijo: Señor mío Moisés, impídelos.29 Y Moisés le respondió: ¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos.

Por favor note la similitud del sentimiento de Moisés concerniente a los Profetas y a la Profecía para Josué, y la palabra dada a Corinto por Pablo concerniente al Ministerio de Profetas y el don de Profecía.

1 Corintios 14:5,

5 Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

El Examen Divino

Como beneficio pare quienes no entienden algunas de las anteriores Sagradas Escrituras, estas podrían llevar nada más que a un caos espiritual en la iglesia, y por el bien de prestar un correcto balance a este artículo, haremos el trasfondo en lo que fue la intención en su aplicación. La Iglesia tempranera fue una iglesia Apostólica, con Apóstoles vivos y Profetas originalmente elegidos y ungidos por El Señor Mismo para sus Ministerios particulares.

Estos operaron conjuntamente (junto con los Evangelistas, Pastores, y Maestros) en una forma tan poderosa que una estricta orden divina y disciplina era guardada a pesar de la necesidad humana de ser vistos y oídos (junto con los Evangelistas, Pastores, y Maestros) (o aun santos).

Allí estaba la Presencia de Dios, libertad de cultos, y como ha visto, se animaba a que las personas entraran y compartieran, ambos en la Palabra y Testimonios; Si uno profetizaba, los demás estaban allí para “Juzgar” y dar respuesta en lo que se refiere a ya sea sus palabras si eran verdaderamente de Dios o no (todos pueden aprender, y ser edificados).

Poco después de la muerte del último Apóstol del Cordero (Juan) y poco antes de la conclusión de la primera “Edad de la iglesia Éfeso” en un tiempo cuando un gran número de Apóstoles y Profetas habían sido muertos brutalmente, allí apareció un grupo de gente conocida como los “nicolaítas (Apocalipsis 2:6).” Esta palabra nicolaítas denota la idea de “Conquistar, o derrotar al Laicado, o la Gente”. Lo que comenzó como las “Proezas de los Nicolaítas” en la Primera Edad de la Iglesia, se convirtió en la “Doctrina de los nicolaítas” en la Segunda edad de la Iglesia (Esmirna), como la iglesia careciente de líderes ungidos, lentamente yendo a la deriva lejos de la Palabra de Dios y las Tradiciones llegaron a ser más aceptables (recibiendo menos ataques fogosos del sector Religioso y Político).

Apocalipsis 2:15,

15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.

Estos nicolaítas creían ser los sucesores de los Apóstoles y Profetas, y demás, pensaban que aisladamente guardaban las “Llaves del Reino”, y que nadie aparte de ellos tenía el derecho otorgado y legal para mandar y gobernar o hablar en la Iglesia.

3 Juan 9-10,

Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe.

10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia.

Podemos ver como esa actitud y espíritu de control empezó a operar en la iglesia primitiva. Lo primero que desapareció fue el púlpito abierto, y testimonios. El servicio de la iglesia se convirtió en un rito en lugar de una celebración, a medida que se establecía la FALTA DE VIDA espiritual, rápidamente florecía hacia una muerte segura. Observe que Jesús “Odió” ambos sus Acciones y sus Doctrinas Él todavía las odia, vea (Apocalipsis 2:6; 15).

Esta doctrina eventualmente condujo al establecimiento de la Iglesia Católica Romana en la Tercera Edad de la Iglesia Pérgamos: “Casada con el Poder” (313-529 AD). Ahora, en la conclusión de las edades de la Iglesia, en la Séptima Era de la Iglesia (Iglesia de Laodicea) es que encontremos otra condición opuesta, una en donde gobiernan los “laicos”. La palabra “Laodicea” quiere decir “el Laicado, o, el Dominio de las Personas”.

 Estas dos condiciones de iglesias y sus denominaciones están todavía muy vivas dentro de las tropas de la Cristiandad en general; son dos extremos opuestos, y cada uno es igualmente destructivo para el plan y el gobierno de Dios en la viña del Señor. Uno dice “El Ministerio Gobierna” mientras la otra afirma “El Pueblo Gobierna,” la verdad es esta “Dios Gobierna en SU Iglesia”. Ahora miremos de cerca cómo fue organizada la Primera Iglesia:

Efesios 4:11-13,

11 Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros,12 a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,13 hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;

¿Ha ocurrido alguna vez algo semejante? ¿Hemos llegado de verdad a la UNIDAD de la Fe? ¡Seguramente no!!

De hecho, desde la muerte de los primeros Apóstoles la iglesia se ha separado más y más mientras que la doctrina divisiva ha florecido. ¿Entonces, falló Dios? ¡Seguramente no!!

Así bien, por lo tanto deben de haber hoy entre nosotros apóstoles y profetas. ¿Pero, porque hemos sido enseñados de otra manera por la Iglesia Denominacional? Porque, si realmente existieran Apóstoles y Profetas verdaderos hoy en día las Iglesias Nominales tendrían la obligación de someterse por ellos mismos a la Orden Bíblica correcta de Liderazgo.

Su “Fulano Superintendente General y Pastor General y co-pastor” se quedarían sin trabajo, de igual manera todos sus llamados Lideres Elegidos que fueron puestos y votados por ellos mismos.

¿Cuándo leemos en la Biblia que se haya votado por un Pastor? ¿Por un Anciano? O ¿por un Diacono? ¡De ninguna manera! ¿Entonces cómo es eso que se le ha permitido ese privilegio a la Iglesia del Señor?

En primer lugar, siempre habrá, en cualquier iglesia, más de los que NO CONOCEN la mente del Señor que esos que CONOCEN. Dios será continuamente expulsado por la mayoría, este es el ambiente que predomina en las iglesias denominacionales. Si un ministro trata de introducir algo nuevo, corre el riesgo de ser instantáneamente reemplazado por otro por motivos de apostatar y “apartarse de la Fe.”

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