Su Fundamento

Introducción y Repaso de la Historia de las Parábolas – Parte 1

Uno de los enigmas y complicaciones más grandes que se encuentran en la biblia para cualquier persona son las páginas que están antes del Evangelio de Mateo, esos libros comúnmente llamados el Antiguo Testamento.  Y si los hombres han separado la Biblia entre el libro de Malaquías y el evangelio de Mateo, la distinción debería de ser entre el Antiguo Pacto y el Nuevo Pacto, haciendo esto, muy probable entenderíamos que el Antiguo Pacto fue primordialmente con Israel, y el Nuevo Pacto fue también con Israel.  Cuando llegamos al Nuevo Testamento, en realidad vemos que es solo una continuidad del Antiguo Testamento, simplemente cumplimiento literalmente los escritos antiguos.  

Hebreos 1:1-2,  

Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2en estos últimos días (al fin de estos días) nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo (los siglos o edades).

Las palabras de Jesucristo el hijo de Dios, fueron la señal inédita de que los tiempos habían llegado a un fin, por tres años y medio anunciando con majestuosidad que el reino de Dios se había acercado. Los evangelios no fueron escritos para la iglesia, como comúnmente se cree, ni tienen nada que ver con la iglesia solo en muy pocas excepciones; pero si describen el reino de los cielos o el reino de Dios.  En los evangelios el termino ekklesía, aparece sólo tres veces, y sólo en el libro de Mateo, la iglesia es solo una parte integral de su reino universal, pero no es el reino de Dios en sí.  La iglesia es el cuerpo de Cristo, no es el reino de Dios, la iglesia es una parte en el reino de Dios.

Jesús predicó el evangelio del reino de Dios, no el evangelio de salvación personal.  El tema común escrito en los cuatro evangelios, tiene que ver con el evangelio del reino de Dios.

El sermón del monte en el libro de mateo, tiene que ver con el evangelio del reino de Dios.  

Mateo 5:1,

1Y cuando vio las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, sus discípulos se acercaron a Él. 2 Y abriendo su boca, les enseñaba, diciendo:

Al final de las bienaventuranzas encontramos estas palabras y advertencia:

Mateo 5:13-16,

13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. 14 Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; 15 ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud[d], sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. 16 Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Luego les habla a las multitudes y les enseña una de las razones de su ministerio o venida como redentor:

17 No penséis que he venido para abolir la ley o los profetas; no he venido para abolir, sino para cumplir. 18 Porque en verdad os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, no se perderá ni la letra más pequeña ni una tilde de la ley hasta que toda se cumpla.  

Luego en el versículo veinte, emite palabras muy difíciles de comprender relacionadas a la justicia personal, les advierte en ese entonces que debían exceder la justicia (propia) de los fariseos, si en verdad anhelaban ser más justos que ellos. Así, muchos cristianos sufren hoy en día sin poder entender estos pasajes.

20 Porque os digo que si vuestra justicia no supera la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Mateo 23:27-28,

27 ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de impurezas. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.

29 ¡Ay de ustedes, maestros de la Ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. 30 Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas”. 31 Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas. 32 ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron!32 ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron!

Fue un reto directo dirigido a una gente que estaba predeterminada a matarlo, a los mismos que son respaldados de ayuda económica, política, militar y religiosa. Hoy en día, esos que se autoproclaman ser el pueblo escogido de Dios y patrocinados por la llamada iglesia cristiana mundial. Creo que estas palabras no necesitan de una explicación, el que oye y lea, entiende.

Mateo 21:38,

38 Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad.

El inicio de muchas parábolas, siempre la apertura es con estas simples palabras: El reino de los cielos es semejante a.… y luego continua con la historia.

Mateo 9:35,

35 Y Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia.

Lucas 4:43,

43 Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado.

Y esto es consistente con el mensaje que Jesucristo les dio a sus discípulos, cuando les dijo que predicasen el evangelio del reino de Dios y que sanasen a los enfermos.

Lucas 9:2,

Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos.

Jesús pasó la mayoría de su tiempo predicando y enseñando el evangelio del reino de Dios y en aun así, la mayoría de las personas conocen muy poco con relación al reino de Dios, es por esto mismo que no comprenden las parábolas.

Marcos 4:11,

11 Y les dijo: A vosotros os es dado saber el misterio del reino de Dios; más a los que están fuera, por parábolas todas las cosas;

Las parábolas, en su mayoría, tienen que ver y se relacionan con el reino de Dios y sé que tienen una aplicación individual, pero Cristo dijo que eran con relación al reino de Dios.  Tenemos que entender que la interpretación original de estas parábolas es con relación al reino de Dios, no tiene nada que ver con la salvación personal, oración, la iglesia, ni nada semejante. Como la iglesia cristiana en su mayoría no comprende las parábolas, es mejor enseñarlas desde una aplicación personal, desde el punto finito y natural cristiano, y eso es lo que nos ha robado de poder tener una comprensión brillante de este maravilloso secreto que se encuentra en unas simples palabras.  

Será mi propósito analizar y explicar las parábolas que se encuentran en el libreo de Mateo capítulo 13, con la perspectiva única del reino de Dios. Como es un tema exhaustivo, creo que nos tomara un tiempo hacerlo, así que les pido un poco de paciencia conmigo. No tengo nadie que apoye de alguna manera este trabajo, solo soy una persona nada más, a mi hijo Andrés que dedica tiempo para ser publicadas, un fuerte abrazo.

El mensaje de la escritura, desde Génesis hasta Apocalipsis, es la historia de Jesucristo y el plan de salvación para el hombre, pero este plan debe ser llevado a cabo por los descendientes de Adán, Dios creó a Adán y Eva para que fueran fructíferos en esta tierra. Si bien no sabemos el número exacto de hijos que tuvieron Adán y Eva, es importante tener en cuenta que su hijo Set nació “a su semejanza, conforme a su imagen” (Génesis 5:3). Esto significa que tenía el mismo carácter. Notamos que para el autor de la Biblia no era tan importante notar la cantidad de hijos como la calidad de su carácter.  Este plan de Dios es llevado a cabo a través de Set, Abraham, Isaac, Jacob (Israel) José, Efraím y Manases.  Sus descendientes llegaron a ser los hijos de la promesa; como era el plan de Dios desde el principio y como Dios no cambia, su plan no ha cambiado, la gente cambia, pero Dios no cambia.

Hechos 1:3,

3 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios.

Existe más del reino de Dios que la salvación personal, tienen que entender que el reino de Dios es compuesto una Multitud de Naciones, y ésto lo podemos ver en el juicio de las naciones:

Mateo 25:32-34,

32 y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.

Es improbable que alguien pueda explicar, no digamos entender las parábolas del reino, sin un conocimiento previo del Antiguo Testamento.

1. Abraham fue el recibidor o beneficiario de las promesas o pactos incondicionales otorgados por Dios, luego dadas a su hijo Isaac y después a su nieto Jacob.

2. A la muerte de Jacob, estas bendiciones fueron divididas en dos partes: El Cetro y La Primogenitura. El Cetro fue dado a Judá y la Primogenitura fue dada a José y después a sus dos hijos: Efraín y Manasés.  

Génesis 48:1-2,

Y sucedió que después de estas cosas, le dijeron a José: He aquí, tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín. Cuando se le avisó a Jacob diciendo: He aquí, tu hijo José ha venido a ti, Israel hizo un esfuerzo y se sentó en la cama.

En el siguiente pasaje veremos como Jacob-Israel, adopta como hijos suyos a sus dos nietos Efraín y a Manases.

3 Entonces Jacob dijo a José: El Dios Todopoderoso (El Shaddai) se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán; me bendijo, 4 y me dijo: «He aquí, yo te haré fecundo y te multiplicaré; y haré de ti multitud de pueblos y daré esta tierra a tu descendencia[e] después de ti en posesión perpetua». 5 Ahora pues, tus dos hijos que te nacieron en la tierra de Egipto, antes de que yo viniera a ti a Egipto, míos son; Efraín y Manasés serán míos, como lo son Rubén y Simeón.

13 Y José tomó a los dos, a Efraín con la derecha, hacia la izquierda de Israel, y a Manasés con la izquierda, hacia la derecha de Israel, y se los acercó. 14 Pero Israel extendió su derecha y la puso sobre la cabeza de Efraín, que era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés, cruzando adrede sus manos, aunque Manasés era el primogénito. 15 Y bendijo a José, y dijo:

16 El Dios delante de quien anduvieron mis padres Abraham e Isaac,

el Dios que ha sido mi pastor toda mi vida hasta este día,

el ángel que me ha rescatado de todo mal,

bendiga a estos muchachos;

y viva (sea llamado en ellos mi nombre (Israel),

y el nombre de mis padres Abraham e Isaac;

y crezcan para ser multitud en medio de la tierra.

Como vemos, es una promesa de multiplicidad que cubre a una multitud de naciones, puedo decir con propiedad, que Israel está compuesto de una gran cantidad de naciones en el mundo. Israel, visto sencillamente tiene una superficie de 22,145 kilómetros cuadrados (8,630 millas cuadradas).

3. Judá llegó a ser cabecera del reino del Sur, llamado: La Casa de Judá.

4. Efraín llegó a ser cabecera del reino del norte, llamado: La casa de Israel.

¿Qué fue esta gran división, que rompió al pueblo en los reinos de Israel y de Judá?

Salomón, temeroso de Jeroboam, intentó quitarle la vida. Jeroboam huyó a Egipto, donde vivió en el exilio hasta después de la muerte de Salomón.

1 Reyes 11:40,

40 Por esto Salomón procuró matar a Jeroboam, pero Jeroboam se levantó y huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo en Egipto hasta la muerte de Salomón.

El pueblo del norte llamó a Jeroboam para que saliera de Egipto y liderara su enfrentamiento con Roboam, el hijo de Salomón.

1 Reyes 12:2-3,

2 Y aconteció que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat, que aún estaba en Egipto, adonde había huido de delante del rey Salomón, y habitaba en Egipto, 3 enviaron a llamarle. Vino, pues, Jeroboam, y toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam, diciendo:

Después de la muerte de Salomón, una ruptura sobre los impuestos dividió la nación en dos reinos. Roboam, hijo de Salomón y sucesor ungido, gobernó sobre el Reino del Sur, que estaba compuesto por el territorio perteneciente a las tribus de Judá y Benjamín. La casa de David continuó gobernando esta nación hasta la caída de Jerusalén en 587 a. C.

Como parte de esta rebelión, los pueblos del norte se separaron de Judá y eligieron a Jeroboam como su rey. Se los conoció como el reino de Israel o el Reino del Norte. A este reino se le llamó a menudo Efraín, en particular por los profetas, porque la tribu de Efraín fue una potencia dominante desde los días de Josué hasta la época de Jeroboam 

Números 13:3, 8; 

3 Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel.

8 De la tribu de Efraín, Oseas hijo de Nun.

Números 14:6,

6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos,

La capital del Reino del Norte se estableció primero en Siquem y después en Samaria, ambas ciudades ubicadas en el territorio de la tribu de Efraín. A veces, los nombres de estas ciudades se usaban para referirse a todo el Reino del Norte.

Jeremías 7:15,

15 Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín.

Jeremías 31:9,

9 Irán con lloro, mas con misericordia los haré volver, y los haré andar junto a arroyos de aguas, por camino derecho en el cual no tropezarán; porque soy a Israel por padre, y Efraín es mi primogénito.

Por favor lean el libro de Isaías 7:1–9,15.

El recién proclamado rey, Jeroboam, gobernó sobre el Reino del Norte, llamado el reino de Israel, que estaba compuesto por el territorio de las diez tribus restantes. A Jeroboam lo sucedieron una serie de reyes durante los siguientes doscientos años. Tanto en el Reino del Norte como en el del Sur, los criterios establecidos por el Señor fueron en gran medida ignorados, y tanto Israel como Judá cosecharon los tristes resultados.

Jeroboam, un efrateo que había sido líder militar en el ejército de Israel durante el reinado de Salomón, fue recompensado por sus logros con un proyecto de construcción en la ciudad de David. Fue nombrado administrador de toda la casa de José, es decir, de los distritos territoriales de las tribus de Efraín y Manasés, dos de las tribus más poderosas de Israel.

 1 Reyes 11:26-28,

26 Y Jeroboam, hijo de Nabat, un efrateo de Sereda, cuya madre, una mujer viuda, se llamaba Zerúa, era siervo de Salomón y se rebeló contra el rey. 27 Y esta fue la causa por la cual se rebeló contra el rey: Salomón había edificado el Milo y cerrado la brecha de la ciudad de su padre David. 28 Este Jeroboam era guerrero valiente, y cuando Salomón vio que el joven era industrioso, lo puso al frente de todo el trabajo forzado de la casa de José. 

Más tarde, Ahías, un profeta de esa época, le reveló a Jeroboam que él, Jeroboam, se convertiría en el gobernante de las diez tribus del norte 

1 Reyes 11:29-32, 35-36;

29 Y sucedió en aquel tiempo que cuando Jeroboam salió de Jerusalén, el profeta Ahías silonita lo encontró en el camino. Ahías se había puesto un manto nuevo y los dos estaban solos en el campo. 30 Entonces Ahías tomó el manto nuevo que llevaba sobre sí, lo rasgó en doce pedazos, 31 y dijo a Jeroboam: Toma para ti diez pedazos; porque así dice el Señor, Dios de Israel: «He aquí, arrancaré el reino de la mano de Salomón y a ti te daré diez tribus 32 (pero él tendrá una tribu, por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, la ciudad que he escogido de entre todas las tribus de Israel),

35 pero quitaré el reino de mano de su hijo y te lo daré a ti, es decir, las diez tribus. 36 Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga siempre una lámpara delante de mí en Jerusalén, la ciudad que yo he escogido para poner allí mi nombre.

1 Reyes 12:16-19,

16 Cuando todo Israel vio que el rey no les escuchaba, el pueblo respondió al rey, diciendo:

¿Qué parte tenemos nosotros con David?

No tenemos herencia con el hijo de Isaí.

¡A tus tiendas, Israel!

¡Mira ahora por tu casa, David!

Y todo Israel se fue a sus tiendas. 17 Pero en cuanto a los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá, Roboam reinó sobre ellos. 18 Entonces el rey Roboam envió a Adoram, que estaba a cargo de los trabajos forzados, pero todo Israel lo mató a pedradas[a]; y el rey Roboam se apresuró a subir a su carro para huir a Jerusalén. 19 Así Israel ha estado en rebeldía contra la casa de David hasta hoy.

Como hemos visto las diez tribus de Israel hicieron rey a Jeroboam y las tribus de Judá y Benjamín, junto con los levitas, permanecieron con Roboam. La división fue profetizada por el Señor.

1 Reyes 11:11-13, 29-33, 34-36;

11 Y el Señor dijo a Salomón: Porque has hecho esto, y no has guardado mi pacto y mis estatutos que te he ordenado, ciertamente arrancaré el reino de ti, y lo daré a tu siervo. 12 Sin embargo, no lo haré en tus días, por amor a tu padre David, sino que lo arrancaré de la mano de tu hijo. 

13 Tampoco arrancaré todo el reino, sino que daré una tribu a tu hijo por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén la cual he escogido.

29 Y sucedió en aquel tiempo que cuando Jeroboam salió de Jerusalén, el profeta Ahías silonita lo encontró en el camino. Ahías se había puesto un manto nuevo y los dos estaban solos en el campo. 30 Entonces Ahías tomó el manto nuevo que llevaba sobre sí, lo rasgó en doce pedazos, 

31 y dijo a Jeroboam: Toma para ti diez pedazos; porque así dice el Señor, Dios de Israel: «He aquí, arrancaré el reino de la mano de Salomón y a ti te daré diez tribus 32 (pero él tendrá una tribu, por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, la ciudad que he escogido de entre todas las tribus de Israel), 33 porque me han abandonado, y han adorado a Astoret, diosa de los sidonios, a Quemos, dios de Moab, y a Milcom, dios de los hijos de Amón, y no han andado en mis caminos, para hacer lo recto delante de mis ojos y guardar mis estatutos y mis ordenanzas, como lo hizo su padre David.

34 Sin embargo, no quitaré todo el reino de su mano, sino que lo haré príncipe todos los días de su vida, por amor a mi siervo David a quien escogí, el cual guardó mis mandamientos y mis estatutos; 35 pero quitaré el reino de mano de su hijo y te lo daré a ti, es decir, las diez tribus. 

36 Y a su hijo daré una tribu, para que mi siervo David tenga siempre una lámpara delante de mí en Jerusalén, la ciudad que yo he escogido para poner allí mi nombre.

Las diez tribus del norte mantuvieron el nombre de Israel. Las tribus de Jacob, que antes estaban unificadas, eran ahora dos naciones. Eran dos casas, o dos reinos, que se habían convertido en enemigos. Vemos cómo estas dos naciones lucharon entre sí. Cada una de ellas se volvió fuerte e independiente y creó dos linajes distintos en la historia. Cada una tuvo sus propios reyes e incluso sus propios profetas. Desde ese momento cada reino fue independiente del otro, históricamente diferentes destinos. Es aquí donde la mayoría de personas al no distinguir esta separación y profecía separada para cada reino, cae en la trampa de creer que Israel es una nación de judíos, y que los judíos son todas las tribus de Israel.

Lamentablemente, tanto Israel como Judá también cayeron en cautiverio, aunque bajo poderes diferentes y en momentos diferentes. Dios envió a los babilonios para capturar la casa de Judá, y envió a los asirios para conquistar la casa de Israel.

Esta separación de la casa de Judá y la casa de Israel no fue por accidente, fue ordenado por Dios por la desobediencia de Salomón.

1 Reyes 12:21-24,

21 Cuando Roboam llegó a Jerusalén, reunió a toda la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, ciento ochenta mil hombres, guerreros escogidos, para pelear contra la casa de Israel y restituir el reino a Roboam, hijo de Salomón. 22 Pero la palabra de Dios vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo: 23 Habla a Roboam, hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo, diciéndoles: 

24 24 Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo. Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra de Jehová.

Desde ese momento el reino de Dios fue dividido y conformado por estas dos Casas:

     El Reino del Norte – Casa de Israel, que consistía de 10 tribus.

     El Reino del Sur –    Casa de Judá, que consistía de 2 tribus.

La capital del reino del norte fue Samaria y la capital del reino del sur fue Jerusalén.

Al momento de esta ruptura el Rey Roboam reunió a sus hombres de guerra de Juda y Benjamín para conquistar al reino del norte, pero la palabra de Dios llega a Semaías para avisarle al rey y anunciar previniendo una guerra entre ambos reinos, vemos que todo lo ocurrido era por designio de Dios: 

1 Reyes 12:24,

24 Así ha dicho Jehová: No vayáis, ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel; volveos cada uno a su casa, porque esto lo he hecho yo. Y ellos oyeron la palabra de Dios, y volvieron y se fueron, conforme a la palabra de Jehová.

Jeremías 33:24,

24 ¿No has echado de ver lo que habla este pueblo, diciendo: ¿Dos familias que Jehová escogiera ha desechado? Y han tenido en poco a mi pueblo, hasta no tenerlo más por nación.

Jeremías entendería que esta división creada por Dios, formaría dos naciones, dos reinos separados, dos capitales distintas, dos familias, dos historias proféticas únicas.  Este es un punto muy crucial, y cuando no se entiende, es fácil confundir la profecía bíblica. Por eso que la gran mayoría de cristianos tienen un desconcierto cuando leen eventos que conciernen a Israel. La ignorancia de las escrituras puede llevar a la confusión; no saber que Dios separó a estos dos reinos crea un desbalance bíblico en cuanto a profecía; unas profecías fueron dirigidas a Israel y otras dirigidas a Judá. La mayoría del mundo cree que cuando hablamos de Israel o de los judíos se refiere a todo Israel o sea, las doce tribus; la realidad es otra: la Casa de Israel y la Casa de Judá.  

El libro de Crónicas es primordialmente la historia de la Casa de Judá, y el libro de los Reyes es la historia de la Casa de Israel.

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