Ha habido 3 dispersiones o cautiverios:
a. La dispersión de Israel
b. La dispersión de Judá
c. La cautividad de Judá y Jerusalén
La Dispersión y el Cautiverio son dos palabras muy diferentes con diferentes significados, por lo tanto, no se pueden comparar. No se puede confundir la dispersión con el cautiverio
Entenderlo nos ayudará a comprender la diferencia entre la Casa de Israel y la Casa de Judá, quienes fueron capturados y dispersados separadamente; mientras que Jerusalén fue asediada y capturada. Aproximadamente 70 años después, un remanente de Jerusalén resurge del cautiverio Babilónico para retornar a Jerusalén, pero no hay una dispersión. La gran mayoría del pueblo de Israel y Judá nunca regresaron a Jerusalén.
Después que los asirios sitiaron y conquistaron las 10 tribus de Israel, la mayoría de sus pobladores abandonaron esas tierras para nunca volver, aun así, quedó un pequeño remante. Por esa razón Asiria puebla de nuevo a Samaria que era la capital del reino del norte, Israel o reino de Samaria. Tras dos décadas de ataques e invasiones por parte del Imperio asirio, Israel finalmente fue conquistada y el rey Sargón terminó exiliando una porción de sus habitantes, las 10 tribus abandonaron ese territorio con dirección hacia el mar Caspio y Europa.
Asiria puebla de nuevo a Samaria
2 Reyes 17:24,
24 Y trajo el rey de Asiria gente de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim, y los puso en las ciudades de Samaria, en lugar de los hijos de Israel; y poseyeron a Samaria, y habitaron en sus ciudades.
Los Cananeos eran descendientes de la misma gente que Israel había expulsado de la tierra cuando entraron en el año 1451 antes de Cristo. Estos Cananeos poseyeron ese territorio, vivieron y se multiplicaron en esa tierra desde el año 745 a.C., hasta que el remanente de Jerusalén retorna de Babilonia en el año 534 a.C. hasta el año 70 d.C., cuando se llevó a cabo la destrucción de Jerusalén y este es un dato muy importante de comprender.
2 Reyes 17:41, 31-33;
41 Así temieron a Jehová aquellas gentes, y al mismo tiempo sirvieron a sus ídolos; y también sus hijos y sus nietos, según como hicieron sus padres, así hacen hasta hoy. 31 Los aveos hicieron a Nibhaz y a Tartac, y los de Sefarvaim quemaban sus hijos en el fuego para adorar a Adramelec y a Anamelec, dioses de Sefarvaim. 32 Temían a Jehová, e hicieron del bajo pueblo sacerdotes de los lugares altos, que sacrificaban para ellos en los templos de los lugares altos. 33 Temían a Jehová, y honraban a sus dioses, según la costumbre de las naciones de donde habían sido trasladados.
En el tiempo de Jesús, eran llamados: judíos y su religión: judaísmo.
No es sorpresa que Jesús siempre estuvo en conflicto con esta gente. No eran Israelitas, eran Cananeos.
La Dispersión de Judá
2 Reyes 18:13,
13 A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
2 Crónicas 32:1; 9-12,
1 Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib rey de los asirios e invadió a Judá, y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas.
9 Después de esto, Senaquerib rey de los asirios, mientras sitiaba a Laquis con todas sus fuerzas, envió sus siervos a Jerusalén para decir a Ezequías rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén: 10 Así ha dicho Senaquerib rey de los asirios: ¿En quién confiáis vosotros, al resistir el sitio en Jerusalén? 11 ¿No os engaña Ezequías para entregaros a muerte, a hambre y a sed, al decir: ¿Jehová nuestro Dios nos librará de la mano del rey de Asiria? 12 ¿No es Ezequías el mismo que ha quitado sus lugares altos y sus altares, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este solo altar adoraréis, ¿y sobre él quemaréis incienso?
Isaías 36:1,
1 Aconteció en el año catorce del rey Ezequías, que Senaquerib rey de Asiria subió contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
Si las profecías no son válidas, la Biblia no puede ser verdadera, y todos quienes creen en ellas aparte de los cristianos, se engañan a sí mismos creyéndolas. La realidad es otra, la Biblia es en verdad el legado de Dios y un relato perfecto del origen de las naciones, porque sólo ellas tienen todas las características de Israel, y ningún otro pueblo se acerca a cumplir esos requisitos.
Durante el ministerio de Jesús, en Palestina permaneció un remanente israelita, en su mayoría de las tribus de Judá y Benjamín, rodeado de razas mixtas. Los discípulos de Jesús eran israelitas descendientes de este remanente de Israel, y los “gentiles” a quienes los discípulos predicaron el evangelio también eran israelitas establecidos en Europa después de siglos de migración. Gentil es una palabra inglesa derivada de la palabra latina gens; significa tribu. La palabra griega para gens era ethnos; también significaba tribus o pueblos. El Nuevo Testamento confirmó la identidad y el futuro de Israel. En el nacimiento de Jesús, el ángel del Señor declaró:
“Llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mateo 1:21.)
La verdadera identidad de Israel es en realidad la cuestión bíblica más esencial de la actualidad. A Israel le pertenece el pacto y un reino con Dios que está dando forma a los acontecimientos actuales. Cristo ha puesto Su nombre sobre Su pueblo, y ellos tienen el título apropiado o nombre escrito en sus frentes. El reino de Dios está derrumbando la imagen profética que tuvo el rey Nabucodonosor. Es la piedra o el reino de Dios que destruye a todos los demás reinos.
Romanos 9:1-6,
1 Verdad digo en Cristo, no miento, y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, 2 que tengo gran tristeza y continuo dolor en mi corazón. 3 Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de Cristo, por amor a mis hermanos, los que son mis parientes según la carne; 4 que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; 5 de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén.
6 No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas,
La mayoría de los cristianos, suponen que todas las diez tribus regresaron a Canaán después de la caída de Asiria. Pero los principales eruditos modernos del Medio Oriente no están de acuerdo. El profesor Lester Grabbe, en “Leading Captivity Captive: The Exile as History Andideology”, observó que según el profeta Isaías, “sólo los miembros del Reino del Sur, las dos tribus de Judá regresan, no los del Reino del Norte o las diez tribus de la Casa de Israel”.
También está claro que solamente una pequeña parte de los que estaban en el cautiverio regresaron”. (p. 96)
El Dr. J. Garrow Duncan, en “New Light On Hebrew Origins”, comentó sobre la era posterior al exilio de Israel de Canaán: “En cuanto a Palestina central, el antiguo reino de Efraín, estaba habitado por una población extremadamente mixta de colonos asirios que se asociaron con los antiguos israelitas… Pero el centro de gravedad y las fuerzas vitales… estaban en otra parte: estaban entre las colonias de la diáspora, establecidas entre las naciones”. (pág. 97)
Podemos decir con propiedad que las 10 tribus de Israel hoy en día, están entre las naciones del mundo.
La Biblia no da ninguna indicación de que el exilio de las diez tribus de la Casa de Israel en Canaán haya terminado. De hecho, ni la historia bíblica ni la secular registran ningún retorno significativo de las tribus perdidas de Israel de su exilio asirio. ¿Adónde fueron? El idioma y los factores geográficos nos ayudan a identificar a Europa como el “país más lejano” en el registro histórico de Esdras.
Judá fue igual que Israel, llegando a ser desobedientes a los mandamientos del Señor.
Condena para Israel y Judá
Amós 2:6,
6 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. (v. 6).
Los profetas del Antiguo Testamento escribieron algunos de los textos más retóricamente poderosos de las Escrituras. Amós capítulos 1–2 ilustran esto, ya que el profeta construye un caso antes de dar un giro al final.
Amós 1:2,
2 Dijo: Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y los campos de los pastores se enlutarán, y se secará la cumbre del Carmelo.
Amós 2:3,
3 Y quitaré el juez de en medio de él, y mataré con él a todos sus príncipes, dice Jehová.
El profeta Amós registra sus profecías contra los pecados de las naciones paganas. Los lectores judíos habrían aplaudido a Amós mientras predicaba contra Moab, Filistea y otras naciones.
Pero en Amós 2:4, el profeta cambia el tono y dirige su ira contra Judá e Israel, el pueblo elegido de Dios, que se consideran justos.
4 Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Judá, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque menospreciaron la ley de Jehová, y no guardaron sus ordenanzas, y les hicieron errar sus mentiras, en pos de las cuales anduvieron sus padres.
El profeta condena al reino del sur, Judá, por rechazar “la ley del Señor” y dejarse llevar por “mentiras” (v. 4). Parece hablar de idolatría, ya que otros textos combinan el rechazo de la ley de Dios y la adoración a deidades falsas, de una forma que predice y dan validez a lo escrito por otros profetas.
Deuteronomio 8:19,
19 Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis.
2 Reyes 17:15,
15 Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas.
Jeremías 11:10,
10 Se han vuelto a las maldades de sus primeros padres, los cuales no quisieron escuchar mis palabras, y se fueron tras dioses ajenos para servirles; la casa de Israel y la casa de Judá invalidaron mi pacto, el cual había yo concertado con sus padres.
Ezequiel 20:16,
16 porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis estatutos, y mis días de reposo[a] profanaron, porque tras sus ídolos iba su corazón.
Es probable que Amós describía a los falsos profetas que, en nombre de otros dioses, mintieron sobre la seguridad de Judá. Judá enfrentó un final ardiente por creerle a estos charlatanes mentirosos.
Amós 2:5,
5 Prenderé, por tanto, fuego en Judá, el cual consumirá los palacios de Jerusalén.
Más tarde, el profeta Amós llevó sus edictos proféticos por escrito a Judá, pero la mayoría de los judíos no prestaron atención al ejemplo de la caída de las 10 tribus de Israel ante Asiria en el año 722 a. C. Aproximadamente 150 años después de que Amós profetizara, en el año 586 a. C. Nabucodonosor II de Babilonia invadió a Judá y destruyó a Jerusalén. (2 Reyes 25).
Amós ejerció su ministerio principalmente en el reino del norte, Israel, por lo que su condena a esa nación es más extensa que su condena a Judá. Como en las otras profecías de Amós 1-2, el patrón de “por tres transgresiones de Israel, y por la cuarta” indica que, si bien los pecados de la nación fueron suficientes para causar su caída, una “sobreabundancia” de pecado inclinó la balanza decisivamente, haciendo que la nación fuera más que apta para la destrucción.
2 Reyes 17:19,
19 Mas ni aun Judá guardó los mandamientos de Jehová su Dios, sino que anduvieron en los estatutos de Israel, los cuales habían ellos hecho.
Jeremías 3:8-10,
8 Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó.
9 Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño. 10 Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová.
Jeremías 36:27-31,
27 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, después que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de Jeremías, diciendo: 28 Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim rey de Judá. 29 Y dirás a Joacim rey de Judá: Así ha dicho Jehová: Tú quemaste este rollo, diciendo: ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De cierto vendrá el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará que no queden en ella ni hombres ni animales? 30 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche. 31 Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he anunciado y no escucharon.