Su Fundamento

La Exclusividad de Dios como Salvador: Un Análisis Bíblico

En un mundo lleno de religiones y creencias diversas, la Biblia declara con claridad que solo Dios es el Salvador.

Ezequiel 34:11,

11 Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré.

Isaías 40:11,

11 Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas.

Juan 10:11,

11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 

Muchas personas se complican la vida tratando de comprender carnalmente la unidad de Dios. Estos versículos nos demuestran claramente el propósito de Dios para salvar a la humanidad. Tenia que haber un sacrificio, Jesus fue la ofrenda de ese sacrificio, y sin sacrificio de sangre no hay remisión de pecados.

Hebreos 9:22,

22 Y casi todo es purificado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión.

Levítico 17:11,

11 Porque el alma (o la vida) de la carne en la sangre está; y yo os la he dado para reconciliar vuestras personas (almas) sobre el altar; por lo cual la misma sangre reconciliará la persona. [Biblia del Jubileo]

Alzando la vista desde la orilla, mirando mas aya que las multitudes que acudían a El a que los bautizara, vio de lejos a su primo (Jesus de Nazaret), caminando hacia él. Juan expreso con seguridad lo que leemos dos mil años despues: “He aquí el Cordero de Dios.”

Resulta instructivo que el antecedente no lo llamara “Jehová” o “Salvador” ni “Redentor” o el hijo de Dios. Juan no dijo nada de eso aunque todos eran títulos aplicables. No, Juan escogió el cuadro más antigua y la más reconocida para identificarlo correctamente.

Juan 1:29,

29 El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Isaías 52:6,

Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.

Tito 2:13,

13 aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo,

El hombre no puede salvarse a sí mismo ni a través de otros medios. Dios es único y Su salvación es exclusiva.

Oseas 13:4,

“Mas yo soy Jehová tu Dios desde la tierra de Egipto; no conocerás, pues, otro dios fuera de mí, ni otro salvador sino a mí”.

La Naturaleza Exclusiva de la Salvación Divina

El principio del monoteísmo absoluto: La revelación bíblica nos muestra que solo hay un Dios verdadero. La salvación y la relación con Él no dependen de ninguna otra figura divina ni de sistemas religiosos alternativos.

Isaías 43:11,

“Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve”.

Isaías 44:24-25,

24 Así dice Jehová, tu Redentor, que te formó desde el vientre: Yo Jehová, que lo hago todo, que extiendo solo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo;

25 que deshago las señales de los adivinos, y enloquezco a los agoreros; que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría.

Dios se revela como el único creador y redentor, desmantelando cualquier intento de adorar a otros dioses o encontrar salvación fuera de Él.

La idolatría y la falsa religiosidad: A lo largo de la historia, las naciones han buscado otros “salvadores”. Sin embargo, la verdadera salvación solo puede venir del Dios de la Biblia. Cualquier otro intento de encontrar salvación, ya sea en sistemas filosóficos, espirituales o religiosos, es una falsa esperanza.

La Manifestación Final de la Majestad de Dios

Isaías 25:6-8,

6 Y Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purificados. 7 Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, y el velo que envuelve a todas las naciones. 8 Destruirá a la muerte para siempre; y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho.

La Promesa de la Restauración Final

En la segunda venida de Cristo, toda la humanidad reconocerá y adorará a Dios en espíritu y verdad. Será un banquete de restauración, donde el velo del pecado será quitado, y todas las naciones se postrarán ante Su majestad.

El fin de la muerte y el sufrimiento: En ese día, no solo seremos restaurados espiritualmente, sino que también viviremos en cuerpos glorificados, libres de dolor, sufrimiento y muerte.

El reinado de Cristo: Cuando el reino de Dios se establezca plenamente, no habrá más divisiones ni separaciones entre Dios y Su pueblo, ni entre las naciones. El Rey, Cristo, será reconocido y adorado como el único Salvador.

La Esperanza Presente y la Oración Continua

La necesidad del Espíritu Santo en la vida del creyente: Aunque sabemos que la restauración final aún está por venir, debemos caminar en la gracia y revelación que ya nos ha sido dada en Cristo. Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo para mantenernos firmes en la verdad, resistir las falsas religiones y crecer en el conocimiento de Dios.

Oración:

“Rogamos al soberano Dios que no aparte de nosotros Su Santo Espíritu, y que nos guíe al conocimiento pleno y gracia que está en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

La Consumación de la Salvación

La glorificación de los creyentes: Al final de los tiempos, aquellos que han sido redimidos por Cristo serán completamente transformados, tanto espiritualmente como corporalmente. Este es el punto culminante de nuestra salvación, cuando seremos plenamente hechos a la imagen de Cristo.

Romanos 8:23,

“Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo”.

Conclusión: La Exclusividad de Dios y la Esperanza Final

La verdadera fe cristiana no es una opción más entre muchas, sino la única revelación del único Dios verdadero. Él es nuestro Salvador, el que nos redimió, y a través de Cristo, toda la creación será restaurada.

2 Pedro 1:1,

Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra:

Juan 20:28,

Entonces Tomás respondió, y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!

En medio de un mundo lleno de confusión espiritual, ¿estamos nosotros fielmente adorando al único Salvador? Que no apartemos nuestra mirada de Él, y que miremos al futuro con esperanza, sabiendo que el día en que toda rodilla se doble y toda lengua confiese que Jesús es el Señor está cerca.

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