Romanos 4:10-12,
10 Entonces, ¿cómo le fue contada? ¿Siendo circunciso o incircunciso? No siendo circunciso, sino siendo incircunciso; 11 y recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia de la fe que tenía mientras aún era incircunciso, para que fuera padre de todos los que creen sin ser circuncidados, a fin de que la justicia también a ellos les fuera imputada; 12 y padre de la circuncisión para aquellos que no solamente son de la circuncisión, sino que también siguen en los pasos de la fe que tenía nuestro padre Abraham cuando era incircunciso.
Romanos 9:6,
Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel; Pero no es que la palabra de Dios haya fallado. Porque no todos los descendientes de Israel son Israel;
Hoy en día hay muchos que se aferran a la noción que ser de ascendencia judía es más que suficiente para calificar como el pueblo escogido de Dios, que no hay necesitad de una conversión por la garantía del antiguo pacto. Muchos también le dirán que el reino de Dios incluye el territorio literal de Israel, la Jerusalén terrenal, el templo, etc. Pero, ¿es esto realmente lo que enseña la palabra de Dios? Esforcémonos por ser como los fieles de Berea.
Hechos 17:11,
11 Y estos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
Escudriñando diligentemente las Escrituras por nosotros mismos, veremos que la capacidad del Espíritu Santo para alumbrar la mente y traer al corazón sabiduría sobrepasa todos los pensamientos, conceptos y enseñanzas humanas.
Juan 16:13,
3 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
A gran diferencia de la sabiduría humana que es necedad para con Dios. (1 Corintios 2:6-16).
Algunas personas piensan que el pacto hecho en el monte Sinaí (también conocido como el antiguo pacto) fue el primero, pero esto no es así. Este pacto fue precedido por el pacto entre Dios y Abraham, que fue un pacto en su totalidad incondicional. En las Escrituras, hay dos tipos de pactos: condicional e incondicional.
La palabra pacto en el Antiguo Testamento significa “cortar”. Los dos participantes del acuerdo cortaban un animal por la mitad y colocaban los pedazos uno frente al otro creando un camino entre las partes cortadas. Ambos pactos están vinculados de manera integral y eterna de una manera asombrosa. También analizaremos el pacto del monte Sinaí, ya que uno de los principales puntos de atención será el contraste entre el antiguo y el nuevo pacto.
Un pacto condicional significaba que ambas partes acordaban cumplir con sus respectivas partes del trato. Un pacto condicional es un pacto bilateral en el que una propuesta de Dios al hombre se caracteriza por la fórmula: si tú quieres, yo quiero, por la cual Dios promete conceder bendiciones especiales al hombre si este demuestra la obediencia necesaria para recibir los beneficios del pacto.
Un pacto incondicional es un acuerdo entre dos o más partes que no implica estipulaciones de ningún tipo para el cumplimiento del acuerdo. Un pacto incondicional significaba que solo una de las partes tenía obligaciones y la otra era simplemente un beneficiado del deber y las obligaciones de la otra parte.
El Señor hizo promesas a Abraham sin condiciones ni exigencias de obediencia. Este pacto es una concesión de privilegios sin exigencias de obediencia o incluso de acuerdo por parte del beneficiario. Para demostrar que el pacto no tenía requisitos, el Señor inmovilizó físicamente a Abraham durante el establecimiento del pacto.
Así, las promesas del Antiguo Pacto eran condicionales porque dependían de la obediencia de Israel a la Ley, mientras que el Pacto Abrahámico es incondicional ya que el cumplimiento del pacto depende únicamente de la fidelidad de Dios a Su palabra.
Una ilustración de este ritual se encuentra en Génesis 15:1-18. La importancia de pasar a través de los pedazos lo vemos en Jeremías 34:18- “Y a los hombres que transgredieron mi pacto y no guardaron los términos del pacto que concertaron delante de mí, los haré como al becerro que cortaron en dos y pasaron por entre sus partes”.
Cabe destacar que en Génesis 15 Dios puso a Abram en un sueño profundo. Dios mismo pasó a través de los pedazos. Esto indica una promesa unilateral de Dios de cumplir la promesa de la tierra y que no participara en las obligaciones de este pacto para no quebrantarlo en alguna manera para que Abraham y su descendencia no tuviesen parte o responsabilidad de este pacto. Además, la promesa unilateral incluye la descendencia física de Abraham (Genesis 15:18) definida en este pasaje como aquellos que residirían en Egipto antes de regresar a desposeer a los habitantes de la tierra (Genesis 15:13-16).
Luego continuó su promesa a Abraham (versículos 12-16). Al concluir las palabras de Dios, se vio pasar un horno ardiente y una lámpara entre los trozos de animales, lo que significaba un pacto incondicional (versículos 17-18). Este pacto no tiene nada que ver con la voluntad humana, Dios se compromete a llevarlo a cabo aparte de lo que el hombre pudiera decidir.
El orden de los acontecimientos en la narración de Abraham es importante para dar sentido a las declaraciones causales de 22:15, 18. Dios ya había hecho una promesa incondicional de que la descendencia de Abraham sería tan numerosa como las estrellas del cielo (15:4-5). Sólo Dios había pasado entre los animales cortados, lo que indicaba que sólo él era responsable de mantener el pacto.
A través del pacto de Dios con Abraham, las promesas de bendición/pueblo y herencia/tierra fueron para él y su descendencia (linaje, estirpe, familia). Además, debemos tener en mente esta pregunta: “¿Quién es la descendencia de Abraham?”. Lo que encontrará es que, sin estar identificados con Cristo por medio de la fe, no podemos ser contados como hijos de Abraham, y por lo tanto tampoco herederos de las promesas y como hijos de Dios.
Lea todos los pasajes con atención y preste especial atención al contenido de estos pasajes cruciales para entender este tema.
Las promesas del Pacto de Abraham y la Circuncisión del Corazón
¿Era Abraham judío?
Sin duda, a la mayoría de los cristianos les sorprenderá descubrir que la palabra literal «judío» no aparece en todo el texto original de la Biblia, ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento. El hebreo original del Antiguo Testamento utiliza la palabra (yehudim) , que significa (judío) . El griego original del Nuevo Testamento utiliza la palabra (ioudaios), que significa (judío).
Estas palabras originales fueron utilizadas en las traducciones anteriores de nuestra Biblia, y sólo parecen haber sido reemplazadas por la palabra “judío” en tiempos relativamente recientes.
El Dr. Young, en su Concordancia analítica de la Biblia, dice de la palabra “judío”:
” Un descendiente de Judá. En sentido estricto, el nombre sólo es apropiado para los súbditos del reino de las dos tribus después de la separación de las diez tribus”.
No puedo enfatizar lo suficiente este punto. La palabra “judío”, tal como se usa actualmente en la Biblia, solo se aplicaba a la Casa de Judá del sur y, de hecho, solo a una pequeña porción de esa sección del pueblo de Israel en general. A la Casa de Israel del norte NUNCA se la llamó “judíos”. De hecho, a la mayor parte de la Casa de Judá TAMPOCO se la llamó “judíos”.
No, no lo era. La palabra “judío”, un apodo para la tribu israelita de Judá, se originó en el siglo XIII. Se utiliza por primera vez en la Biblia para identificar a los “hombres de Judá” en 2 Reyes 16:6 mil años después de la época de Abraham.
La tribu de Judá vino, como su nombre lo indica, de un hombre llamado Judá, uno de los doce hijos del patriarca Jacob (Génesis 35:23). Jacob era hijo de Isaac (Génesis 25:26), e Isaac, a su vez, era hijo de Abraham (Génesis 21:3). Vemos, pues, que Judá, el progenitor de los judíos, era bisnieto de Abraham. Por tanto, Abraham no era judío. A Abraham se le llama apropiadamente “hebreo”, descendiente de Eber, tataranieto de Noé (Génesis 11:10-26).
La palabra “judío” sólo se usó en la Biblia, y sólo por traductores modernos, con respecto a los descendientes de la porción de la Casa del Sur de Judá que regresó del cautiverio babilónico bajo Esdras y Nehemías. La palabra no podría haberse aplicado al resto de la Casa de Judá, ni a la Casa del Norte de Israel, ¡por la sencilla razón de que no estaban allí!
Génesis 12:1-7,
1 Pero Jehová había dicho a Abram: Sal de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que YO TE MOSTRARÉ; 2 Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición; 3 Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y SERÁN BENDITAS EN TI TODAS LAS FAMILIAS DE LA TIERRA.
4 Y FUE ABRAM, COMO Jehová le había dicho, y se fue con él Lot. Era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 5 Y tomó Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado, y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a la tierra de Canaán; y A LA TIERRA DE CANAÁN LLEGARON.
6 Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el campo de Moreh; y el cananeo estaba entonces en aquella tierra.
7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.
Abraham (que en ese momento todavía se llamaba Abram) obedeció la orden de abandonar su tierra natal (Harán en Mesopotamia) a la edad de 75 años para ir a la tierra de Canaán. ¡Abraham, obedeció y partió de su casa y parentela para recibir las promesas! Vemos que se mencionan por primera vez las promesas de bendición/pueblo y tierra, así como la mención de la descendencia y linaje.
A continuación, vemos una confirmación del pacto en la que se le da mayor importancia a la descendencia/simiente, así como a la fe de Abraham.
Génesis 15:1-6,
1 Después de estas cosas vino la palabra de Jehová a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram; yo soy tu escudo, y tu galardón será sobremanera grande.
2 Y respondió Abram: Señor Jehová, ¿QUÉ ME DARÁS, siendo así que yo ando sin hijo, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer? 3 Y respondió Abram: He aquí no me has dado descendencia; y he aquí, mi heredero será un hijo nacido en mi casa. 4 Y he aquí vino a él palabra de Jehová, diciendo: No será éste tu heredero, sino el que saldrá de tus entrañas será tu heredero. 5 Y lo sacó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. 6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.
Abraham estaba preocupado ya que no tenía un hijo heredero. Dios había extendido las promesas a sus descendientes, pero en la casa de Abraham solo había un mayordomo (Eliezer). Pero vemos que Dios tenía un plan específico, y ese plan en verdad implicaba formar una verdadera descendencia o un heredero, no solo un sirviente de la casa. Abraham creyó lo que Dios le dijo, y por eso fue considerado justo.
Si continúa leyendo en Génesis capitulo 15, verá el evento en el que se establece el pacto. Si bien esta escena tiene un gran peso y significado bíblico, ha sido desapercibido por muchos. La descendencia de Abraham sería tan numerosa e innumerable como las estrellas de los cielos si se pueden contar. Eso no aplica a los judíos.
El siguiente pasaje es claramente un acontecimiento literal, pero también representa un contraste muy significativo entre “carne y espíritu”, lo cual veremos progresivamente a lo largo del estudio. El pasaje también muestra un error importante por parte de Abraham y Sara (aquí todavía se llama Sarai). ¡Recuerde que el hecho de que él fuera fiel/justo no significa que nunca pecó ni cometió errores!
Génesis 16:1-4, 15-16;
1 Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar.
2 Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai.
3 Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido.
4 Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. 15 Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, ISMAEL. 16 Y era Abram de edad de ochenta y seis años, cuando Agar dio a luz a Ismael.
A pesar de que Dios le había dicho previamente a Abraham que tendría un verdadero heredero, él se encargó (por sugerencia de Sara) de tener un hijo con la sierva Agar (también tomándola como esposa), y ella dio a luz a Ismael cuando Abraham tenía 86 años. En resumen, se cansaron de esperar la promesa de Dios, y tomaron el asunto en sus propias manos. Debemos darnos cuenta de que esto no estaba en absoluto de acuerdo con el plan de Dios, como veremos en breve. Además, notemos y recordemos esto: Ismael no era el verdadero heredero. Ismael fue concebido según la voluntad humana, formado por el concepto natural de la mente, y el razonamiento; mientras que Isaac es concebido según la voluntad de Dios, y por lo tanto representa el espíritu. Este es el contraste, y lo veremos claramente ilustrado en las Escrituras más adelante.
A continuación, veremos otra confirmación destacada del pacto, que ocurrió 24 años después de que Abraham fue llamado por primera vez a salir de Harán, cuando tenía 99 años.
Génesis 17:1-11,
1 Y era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando Jehová le apareció, y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; ANDA DELANTE DE MÍ, y SÉ PERFECTO.
2 Y HARÁ MI PACTO ENTRE MÍ Y TI, y te MULTIPLICARÁ EN GRAN MANERA.
3 Entonces Abram se postró sobre su rostro, y Dios habló con él, diciendo:
4 He aquí mi pacto contigo: Serás por padre de muchedumbre de gentiles (naciones);
5 Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre ABRAHAM, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes. 6 Y te multiplicaré mucho en gran manera, y te pondré en gentiles, y reyes saldrán de ti. 7 Y estableceré mi pacto entre mí y ti, y tu descendencia después de ti en sus generaciones, por pacto perpetuo, para ser tu Dios, y el de tu descendencia después de ti.
La palabra de Dios y su promesa es muy clara en este aspecto, vemos que en donde esté la descendencia de Abraham, allí estará el Dios de Abraham. Es de admirar la magnitud de estas palabras. Si los judíos son la descendencia de Abraham, ¿tienen ellos al Dios de Abraham como su Dios?
8 Y te daré a ti, y a tu descendencia después de ti, la tierra en que moras, TODA LA TIERRA DE CANAÁN en posesión perpetua; y yo seré el Dios de ellos. 9 Y dijo Dios a Abraham: Guardarás mi pacto, tú y tu descendencia después de ti en sus generaciones. 10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: SERÁ CIRCUNCIDADO TODO NIÑO VARON entre vosotros.
Génesis 17:24,
Abraham tenía noventa y nueve años cuando fue circuncidado en la carne de su prepucio.
A Abraham se le manda ser perfecto o es una promesa de Dios que sería perfecto, ya que su fe le fue contada por justicia, (palabra hebrea: tamim = maduro/completo), junto con la mención de la descendencia (vs 7). Observe también en este versículo (este es un punto crítico) que el pacto hecho con Abraham y su descendencia fue llamado un pacto eterno, más bien el nuevo pacto.
Mas tarde veremos cómo esto se relaciona con el nuevo pacto, a través de la fe en Jesucristo. El pacto hecho en el monte Sinaí era diferente; se lo conoce como el antiguo pacto y ya no es válido a los ojos de Dios, ya que fue un pacto condicional. El problema no era en sí el pacto, si no la incapacidad humana para cumplirlo.
Uno de los versículos más relevantes es Jeremías 31:32, que dice: “No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.”
También vemos que el nombre de Abram (Avram) está compuesto por dos palabras av y ram, y significa algo como (el padre es exaltado), Abraham (Avraham), por otro lado, se deriva de las palabras ( av) y (hamón), como se explica en la frase: «porque (te doy como) padre de una multitud de naciones» (Génesis 17:5). No UNA nación, sino multitud de naciones. ¿Representan los judíos una multitud de naciones? El cambio de una sola letra hace una gran diferencia. Además, se ordena la circuncisión, tema al que volveremos en breve y que nos ayudará hacer la transición a la segunda parte del tema. Por ahora, saltemos algunos versículos (más detalles sobre la circuncisión) para encontrar la revelación del verdadero heredero.
Génesis 17:15-21,
15 Y dijo Dios a Abraham: A SARAI TU MUJER no la llamarás Sarai, sino que SARA SERÁ SU NOMBRE. 16 Y LA BENDECIRÉ , y TAMBIÉN TE DARÉ HIJO DE ELLA; sí, la bendeciré, y SERÁ MADRE DE NACIONES; reyes de pueblos saldrán de ella.
Observemos que Sarai es paralelo al cambio de nombre de Abram en significado. Ambos son llamados por sus nuevos nombres, por el futuro rol que tendrán como padre y madre de muchas naciones. Sarai y Sara son formas diferentes de la misma palabra hebrea que significa “princesa/mujer de fortaleza”. Es probable que Sarai simplemente sea la forma posesiva de Sara (es decir, «Mi Sara»).
Por lo tanto, Sara, significa que su fuerza no le pertenece exclusivamente a su familia inmediata, sino a la futura nación de Israel, e incluso, a todo el mundo. Como en el caso de Abraham, el cambio de una sola letra hizo toda la diferencia.
Gálatas 4:24,
24 Lo cual es una alegoría, pues estas mujeres son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. 25 Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud.
26 Mas la Jerusalén de arriba, la cual es madre de todos nosotros, es libre.