Jesús y Su Cuerpo de Vencedores
Jesús hizo distinción entre el trono de Su Padre y El suyo en Su promesa para los vencedores. Apocalipsis 3:21,
21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.
Por consiguiente, el escritor de la epístola a los Hebreos se regocija sobre “la gran consolación” que pertenece a quienes han escapado y están firmes en la esperanza antepuesta a nosotros: Hebreos 6:19-20,
19la cual tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás del velo, 20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec, sumo sacerdote para siempre.
Antes de Su partida Jesús reconfortó a Sus discípulos: Juan 14:19,
19Un poco más de tiempo y el mundo no me verá más, pero vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis.
Sin embargo, esto no conllevó no solamente una vida después de la muerte, sino la herencia de un cuerpo “parecido a su cuerpo glorioso”.
Filipenses 3:21: 21el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aún para sujetar todas las cosas a sí mismo.
El Apóstol Pablo introduce otro gran misterio en sus escritos. 2 Corintios 5:1-4,
1Porque sabemos que si la tienda terrenal que es nuestra morada, es destruida, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha por manos, eterna en los cielos. 2Pues, en verdad, en esta morada gemimos, anhelando ser vestidos con nuestra habitación celestial; 3y una vez vestidos, no seremos hallados desnudos. 4Porque asimismo, los que estamos en esta tienda, gemimos agobiados, pues no queremos ser desvestidos, sino vestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
Pablo libremente plantea este gran tema y responde de manera irrefutable a la pregunta: 1 Corintios 15:36-49,
36¡Necio! Lo que tú siembras no llega a tener vida si antes no muere; 37y lo que siembras, no siembras el cuerpo que nacerá, sino grano desnudo, quizás de trigo o de alguna otra especie. 38Pero Dios le da un cuerpo como Él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. 39No toda carne es la misma carne, sino que una es la de los hombres, otra la de las bestias, otra la de las aves y otra la de los peces. 40Hay, asimismo, cuerpos celestiales y cuerpos terrestres, pero la gloria del celestial es una, y la del terrestre es otra. 41Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas; pues una estrella es distinta de otra estrella en gloria. 42Así es también la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo corruptible, se resucita un cuerpo incorruptible; 43se siembra en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se resucita en poder; 44se siembra un cuerpo natural, se resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, hay también un cuerpo espiritual. 45Así también está escrito: El primer hombre, Adán, fue hecho alma viviente. El último Adán, espíritu que da vida. 46Sin embargo, el espiritual no es primero, sino el natural; luego el espiritual. 47El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre es del cielo. 48Como es el terrenal, así son también los que son terrenales; y como es el celestial, así son también los que son celestiales. 49Y tal como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial.
El anterior debate es culminado con esta declaración, 1 Corintios 15:50,
50Y esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni lo que se corrompe hereda lo incorruptible.
Hay, por consiguiente, una necesidad absoluta para un cambio y Pablo explica, que este, es dado por Dios, ya ha sido proveído para nosotros: 1 Corintios 15:51-52,
51He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
Aquí el Espíritu Santo es muy preciso. El elemento de tiempo está expresado como “en un abrir y cerrar de ojos.” La palabra griega traducida en un momento es atomis y la interpretación exacta es lo “atómico”. La verdad presentada, está en el hecho que nosotros todos, seremos transformaremos en la estructura atómica de nuestro cuerpo, en el destello de un ojo. Despojados de sangre, esos que están vivos y permanecerán, estarán de pie en sus cuerpos espirituales de carne y huesos.
La gloria de tal cuerpo y el suceso real de un cambio atómico en el cuerpo humano fueron totalmente demostrados por Jesús en el monte dónde, según Mateo 17:2, Jesús fue transfigurado delante de Sus discípulos.
Se transfiguró delante de ellos: La palabra transfiguró habla de transformación, no meramente un cambio de apariencia física. El efecto fue meramente llamativo; Jesús se hizo tan brillante en su apariencia que era difícil de ver (como el sol).
“El verbo metamorphoo (‘transfigurar,’ ‘transformar,’ ‘cambiar en forma’) sugiere un cambio de la naturaleza más íntima que puede ser visible por fuera.” Resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz: Era su rostro que sí brilló como el sol. No se trasformó a otro ser con otro cuerpo; fue su propio rostro que brilló.
Mateo 17:2: 2y se transfiguró delante de ellos; y su rostro resplandeció como el sol, y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz.
Así la inspiración divina, como siempre, es muy exacta y declara que la naturaleza de Su cuerpo fue transformada. Lucas, el médico, notó el cambio en el cuerpo de Jesús por el cambio en Su rostro. Él dice: Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra.
Literalmente, la forma o apariencia de Su semblante fue diferente. Así fue, que cuando Él se acercó al monte para orar, Su rostro, sin duda, reflejó la carga del calvario y los sufrimientos que Él habría de soportar. Pero a manera que Su cuerpo entero fue “metamorfoseado” (transformado), Su semblante comenzó a alucinarse.
La transformación fue manifestada también en la gloria con la cual Él estaba vestido. Parece ser sin duda, que el cambio atómico había tomado lugar, lo cual fue lo contrario de ese que ocurrió en Adán y Eva. La sangre de Su cuerpo fue transformada en luz.
Mateo dice: y se transfiguró delante de ellos; y su rostro resplandeció como el sol
Marcos 9:2 declara:
2Y sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos.
Lucas 9:29 describe esto:
29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
Delante de Sus discípulos asombrados, Jesús se puso de pie delante de ellos en una manifestación total de Su cuerpo glorificado. El cuerpo que Él ahora tiene y asegura para todos aquellos vencedores que con Él, heredarán el Reino:
Filipenses 3:20-21: 20Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, 21 el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aún para sujetar todas las cosas a sí mismo.
Con el Salmista el creyente puede regocijarse y exclamar, Salmo 17:15,
15En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza. Reina Valera Revisada (1960)