Oración de Moisés, varón de Dios
Por lo tanto, si el Señor es nuestra morada, obviamente debemos preguntarnos ¿por qué Él es quien incluso nos arrasa con la muerte? ¿Por qué morimos?
Moisés nos explica eso en los siguientes versículos.
7 Porque hemos sido consumidos con tu ira,
y por tu furor hemos sido conturbados (aterrados).
8 Has puesto nuestras iniquidades delante de ti,
nuestros pecados secretos a la luz de tu presencia.
La razón por qué morimos es que por la sentencia De Dios, “el día que de el comieres, muriendo, morirás”, ya que la paga del pecado es la muerte. Pecamos porque somos mortales; cada uno de nosotros no cumple con el estándar para el que fuimos creados. Cada uno de nosotros no logramos alcanzar la gloria perfecta de Dios todos los días de diversas maneras.
Romanos 3:23,
23 por cuanto todos pecaron (han pecado) y no alcanzan la gloria de Dios,
La breve frase “destituidos” proviene de la palabra griega hystereō, lo que significa que no llegan a la meta o sin alcanzar el final. De acuerdo con el texto anterior, el objetivo o fin es que el hombre no ha estado a la altura de la gloria de Dios.
Destituidos significa separar a alguien de un cargo, o despedido; pero no alcanza el verdadero significado bíblico; ya que implica que hemos sido separados o despedidos por Dios.
Aquí la palabra hystereō y su verdadero significado:
Detrás, llegar tarde o demasiado tarde, quedarse atrás en la carrera y no alcanzar la meta, no llegar al final.
- Metáfora- no llegar a ser partícipe, retroceder, ser inferior en poder, influencia y rango de la persona: ser inferior a.
- Fracasar, estar falto, estar en falta, fallar, sufrir carencia, carecer de, carecer (ser inferior) en excelencia, valor.
Podemos afirmar que merecemos ir al “cielo”, que somos “lo suficientemente buenos”, pero solo es un ideal y mentira, nos engañamos a nosotros mismos. Si somos honestos, admitiremos que somos iguales que el pueblo de Israel.
Isaías 64:6,
6 Que todos nosotros éramos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja del árbol; y nuestras iniquidades nos llevaron como viento.
Todas nuestras supuestas buenas obras son como trapos de inmundicia, incapaces de cubrirnos o protegernos de ser arrastrados. La ira del Señor en el versículo 7 (Porque vuestra ira nos ha destruido; por tu ira estamos consternados.) transmite la idea de aliento de fuego en hebreo. En cierto sentido, si nuestras vidas son como plantas nuevas en la mañana, el aliento de fuego del Señor proveniente de Su justa ira es lo que nos seca y marchita. Somos arrastrados por Su justa ira ante nuestra pecaminosidad.
Los seres humanos no hemos cambiado en miles de años, todos tenemos pecados que podemos admitir fácilmente, y otros más dolorosos que son mucho más difíciles de reconocer. Es en la oscuridad donde florecen el adversario y nuestros pecados. Pero es en la luz que se encuentra el Señor y el perdón.
Vemos que todos nuestros pecados, son conocidos por Dios y expuestos ante la pura santidad de Su presencia. El degenero que corre por el mundo entero en proporciones nunca antes vistas, es un llamado de atención al pueblo de Dios. Podemos mentir a los demás, e incluso podemos mentirnos a nosotros mismos, pero ante el Señor todo es sabido. Las pretensiones de muchos al pensar y creer ser lo suficientemente buenos se evaporan muy rápidamente. Los agentes anticristianos están muy activos en el mundo occidental.
El Salmo 90 continúa con la verdad de que la naturaleza pecaminosa del hombre nos conduce a una vida de dificultades y sufrimientos.
Salmo 90:8-10,
8 Pusiste nuestras iniquidades delante de ti, nuestros yerros a la lumbre de tu rostro.
9 Porque todos nuestros días declinan a causa de tu ira; acabamos nuestros años según la palabra.
10 Los días de nuestra edad son setenta años; y de los más valientes, ochenta años, y su fortaleza es molestia y trabajo; porque es cortado presto, y volamos.
Incluso en tiempos de Moisés, hace miles de años, la esperanza de vida humana era de 70 o tal vez 80 años, como lo es hoy. No ha cambiado mucho desde la época de Moisés, y a pesar de todos nuestros avances tecnológicos, todavía tenemos aproximadamente las mismas vidas marcadas por problemas y tristezas.
Cuando Moisés escribió estos versículos a través del Espíritu Santo, es probable que estuviera pensando en el sufrimiento que él y el pueblo experimentaron en el desierto. Esa generación vivió estos versículos y falleció bajo la ira del Señor. Pero aquí también hay una verdad eterna para nosotros. La verdad es que la vida es fugaz y preciosa. Nuestras vidas pueden estar llenas de todo tipo de alegría, pero también de problemas y tristezas.
Job 14:1-5,
1EL HOMBRE nacido de mujer, Corto de días, y harto de sinsabores:
2 Que sale como una flor y es cortado; Y huye como la sombra, y no permanece.
3 ¿Y sobre éste abres tus ojos, Y me traes á juicio contigo?
4 ¿Quién hará limpio de inmundo? Nadie.
5 Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste términos, de los cuales no pasará.
Vivimos en un mundo que está en una clara rebelión contra el Señor y debido a nuestro orgullo experimentamos muchos tipos de sufrimientos. El sufrimiento que proviene de tener líderes injustos, el sufrimiento de vivir en un mundo caótico y el sufrimiento que proviene de nuestras propias malas decisiones.
Hemos visto que cuando nuestro Señor Jesús vino al mundo, fue recibido con un odio inhumano demoniaco y con una determinación resuelta de poner fin a Su testimonio (que no era deseado) matándole. Ahora debemos considerar cuál es la actitud del mundo hacia sus discípulos. ¿Estaría el mundo contento con la muerte del Maestro y adoptaría una política de libertad y tolerancia hacia sus demás seguidores?
Entonces, si sufrimos a causa de nuestro pecado y vivimos en un mundo lleno de problemas y tristeza, ¿qué podemos hacer al respecto? Moisés continúa explicando lo que podemos hacer en respuesta a este mundo oscuro.
Salmo 90:11-12,
11 ¿Quién conoce el poder de tu ira,
y tu furor conforme al temor que se te debe?
12 Enséñanos a contar de tal modo nuestros días,
que traigamos al corazón sabiduría.
Es en estos versículos que llegamos a un punto de inflexión importante en el salmo. La mayor parte de lo que Moisés ha descrito hasta este momento se puede entender observando la vida que nos rodea. El mundo que nos rodea declara la realidad de un creador que tuvo que existir antes de que este mundo fuera creado.
Todos sabemos que algún día moriremos y que todos hemos sido afectados por el dolor y los problemas. Si bien podemos minimizar y discutir sobre nuestros pecados, muy pocas personas afirmarían ser perfectas. Pero la solución a estos problemas es donde necesitamos que Dios intervenga. Moisés entendió que Él no podía salvar al pueblo del sufrimiento. Hoy en día también debemos comprender que no hay nada en nuestro poder que pueda salvarnos por o de nosotros mismos.
El hombre camina hacia la destrucción, es arrastrado como por una inundación. Su vida es un sueño, la humanidad es como la hierba que reverdece por la mañana y es cortada al anochecer. La existencia humana es cómo un cuento que se narra brevemente, asi como una meditación y es reducida hasta la nada.
El hecho de que no podamos salvarnos a nosotros mismos es hoy en día algo tristemente controversial. Hay tanta gente que está dispuesta a vendernos sus planes de cómo deberíamos vivir nuestras vidas. Los siete pasos a la felicidad, El Secreto de una vida abundante, Como ser mejores cristianos, etc. Desde el paganismo de la Nueva Era hasta las tonterías de la autoayuda, la gente se gana la vida estafando a otros con promesas vacías y enseñanzas aún más huecas. Se nos dice que, con suficiente dinero, amor, poder, sexo o respeto, seremos felices y viviremos una vida plena. Pero los trabajos se acaban, la gente desaparece, la lujuria está vacía y el amor no siempre dura. Con el tiempo, estas cómodas mentiras nos dejan más destrozados y luego debemos recoger los pedazos de nuestras vidas cuando todo se desmorona.
La mentira de que podemos arreglar todo nosotros mismos también se encuentra hoy en el judaísmo, budismo, cristianismo, catolicismo, etc. Especialmente en los grupos reformistas y más teológicamente liberales. Moisés, sin embargo, es más sabio que el mundo, porque se dirige en oración al Señor y le pide que nos dé un corazón de sabiduría para contar nuestros días. Le pide al Señor que nos enseñe, para que comprendamos profundamente nuestra naturaleza y la ira de nuestro justo Creador.
Pero ¿qué significa numerar o contar nuestros días? En cierto sentido, es comprender la brevedad de nuestras vidas en este mundo, que estamos aquí y pasamos rápidamente. Sin embargo, este no es el significado completo. Moisés pide que el Señor nos enseñe a contar nuestros días correctamente. Por tanto, existe una forma correcta e incorrecta de contar nuestros días.
Contar nuestros días incorrectamente es vivir como el mundo que nos rodea. Aferrarnos a nuestra juventud el mayor tiempo posible y tratar de ignorar el hecho de que algún día moriremos. También trataremos de ocultar todos nuestros pecados y fingiremos que somos lo suficiente buenos. Finalmente, si no contamos correctamente nuestros días, los llenaremos de nuestros propios deseos egoístas y fugaces, en lugar de hacer del Señor el centro de nuestra vida.
Contar nuestros días correctamente es vivir para el Señor y no para nosotros mismos. Entenderemos cuán fugaz y preciosa es la vida, atesorándola como un regalo de nuestro Creador. Volveremos al Señor, en nuestros días a través de nuestro señor Jesucristo, y comenzaremos a vivir vidas diferentes a las vidas de quienes nos rodean. En lugar de vivir gobernados por la carne con su naturaleza egoísta, natural, carnal, comenzaremos a mostrar los frutos del espíritu, mostrando la luz de Dios dentro de nosotros a un mundo oscuro. Entonces nuestra oración será como la oración de Moisés en el resto del Salmo 90.
Salmo 90:13-15,
13 ¿Cuándo, Señor, te volverás hacia nosotros?
¡Compadécete ya de tus siervos!
14 Sácianos de tu gran amor por la mañana,
y toda nuestra vida cantaremos de alegría.
15 Alégranos conforme a los días que nos has afligido
y a los años que nos has hecho sufrir.
Moisés le pide al Señor que retorne a Su pueblo, que muestre Su compasión y amor inagotable a aquellos que han regresado a Él. Moisés sabe que el Señor regresará, la única pregunta es ¿cuánto tiempo será? Aunque la vida todavía tendrá sufrimientos y problemas, hay un cambio cuando el Señor está contigo.
Incluso después de todos los años que hemos visto problemas, aun podemos cantar con gozo, un gozo que depende de la bondad de Dios y no de nuestras circunstancias presentes. Regresar al Señor es regresar no al placer vacío sino al único refugio eterno en un mundo lleno de confusión.
En nuestra morada encontramos paz. No es una promesa de que nunca sufriremos, Moisés deja claro que veremos el mal. Es más bien una promesa de que a pesar de la oscuridad que nos rodea tenemos una luz que nunca se apagará. Una paz que nos promete nuestro maravilloso Salvador que sobrepasa todo entendimiento.
Experimentar el amor del Señor significa que creceremos de una manera diferente a las plantas mencionadas anteriormente en este salmo. En lugar de marchitarnos bajo la justa ira del Señor, nos regocijaremos y encontraremos una felicidad que nunca podrá ser destruida. Cuando nuestras vidas terminen en este mundo, sabemos que entonces experimentaremos la eternidad con nuestro Señor Jesús y viviremos para siempre con Él.